4 metáforas para la ansiedad

A menudo es difícil comunicar lo que realmente se siente al experimentar la ansiedad. Para ofrecer algunas ideas, compartimos cuatro formas de pintar un cuadro visual y emocional…

Tratar de explicar la ansiedad a amigos y familiares es difícil. ¿Cómo se puede captar un torbellino de emociones y encadenarlas en una frase? ¿Y esas palabras explican realmente los matices de cómo te sientes?

Dicen que es bueno hablar, pero abrirse es a menudo el primer escollo para conseguir el apoyo que necesitamos. Si tratas de comunicarte con alguien que nunca ha tenido problemas de ansiedad, puede ser aún más difícil. Sin embargo, cuando se utiliza de forma adecuada, el lenguaje puede ayudarte a pintar un cuadro vívido y permitir que los demás se acerquen un poco más a la comprensión de tu dolor. En particular, muchos terapeutas dicen que las metáforas son una herramienta útil para explicar lo que se siente al vivir con ansiedad.

¿Qué es una metáfora?

Una metáfora es una figura retórica que pretende describir una cosa utilizando otra como punto de referencia. Por ejemplo, puedes decir «es una auténtica fiestera» para describir a tu amiga a la que le gusta bailar y socializar. Un escritor podría describir un cielo de verano como un «lienzo azul salpicado de nubes de malvavisco». No se trata literalmente de un lienzo de colores con golosinas pegadas a la superficie, pero la metáfora invita a evocar la imagen al instante en la cabeza.

Por qué nuestro cerebro adora las metáforas

En lugar de limitarse a comunicar información, las metáforas evocan sentimientos viscerales a través de palabras y frases cuidadosamente elegidas. Un estudio del Journal of Cognitive Neuroscience descubrió que «las expresiones metafóricas convencionales son más evocadoras desde el punto de vista emocional que las expresiones literales». Al observar la actividad cerebral, se comprobó que las metáforas relacionadas con el sabor eran especialmente eficaces y provocaban la activación de zonas asociadas a la emoción y al acto físico de saborear. Por ejemplo, describir a una persona como «dulce» tuvo más impacto en comparación con la misma frase que utilizaba la palabra «amable».

Por qué las metáforas son útiles en un contexto de salud mental

Crear descripciones coloridas puede parecer una actividad frívola, reservada a novelistas y poetas. Pero las metáforas son una parte integral de cómo los humanos entienden conceptos complicados. Por ejemplo, hablamos del tiempo del mismo modo que hablamos del dinero. Hablamos de gastar, ahorrar, robar o malgastar el tiempo, aunque no sea literalmente posible.

Por eso las metáforas pueden ser una herramienta poderosa en el contexto de la salud mental. Puede ser difícil entender cómo se siente un trastorno de ansiedad si nunca lo has experimentado tú mismo, por lo que la gente a veces puede carecer de empatía con sus seres queridos porque simplemente no entienden el concepto.

Si te resulta difícil explicar tus síntomas de ansiedad a los que te rodean, entonces intenta utilizar estas metáforas. No sólo le ayudarán a transmitir su punto de vista con mayor claridad, sino que deberían dar al oyente un ejemplo que le permita recurrir a su propia experiencia personal para hacerse una idea de cómo se siente usted.

La taza de café

Primero, hablemos de la ansiedad en general, y de cómo puede explicar el concepto en su conjunto. Utilizaré la metáfora de la taza de café, que aprendí del psicólogo ambiental y consultor de bienestar Lee Chambers. Piensa en tu cerebro y tu cuerpo como una taza, y dentro de la taza hay un poco de café, que simboliza tu ansiedad. Cuando sólo quedan unas gotas de café en la taza, es mucho más fácil de manejar. Si la vuelcas, puedes limpiar el desorden rápidamente con una toalla de papel. Pero a veces, el café está lleno hasta el borde y muy caliente. Cualquier pequeño golpe hará que derrames todo el contenido, te quemes y crees una gran mancha en la alfombra que tendrá que ser limpiada por un profesional. Esta es una buena manera de explicar que, para algunos de nosotros, la ansiedad es una presencia constante y a menudo necesita ayuda externa. También ilustra la razón por la que reaccionas de forma diferente un día y otro, dependiendo de la cantidad de «café» que tengas en la taza y del nivel de estrés que tengas.

La montaña rusa

Todo el mundo experimenta ansiedad de alguna forma. Es una respuesta natural a algo que da miedo, como hablar delante de una multitud o hacer un examen importante. Pero como esos sentimientos son breves y están vinculados a una causa específica, a veces la gente no puede entender lo intenso que puede ser vivir en un estado constante de miedo. Intenta explicar este elevado estado de ansiedad recordando a la gente lo que se siente en el punto más alto de una montaña rusa. Ahora pídeles que recuerden esa intensa oleada de miedo que se produce justo antes de caer al vacío. Es una sensación que revuelve el estómago y que dura apenas unos segundos, pero para las personas con ansiedad crónica, puede persistir durante días o incluso semanas. Esto es especialmente útil si las personas que te rodean dicen que la ansiedad «está en tu cabeza», y no son conscientes de los diversos síntomas físicos.

El ascensor roto

Tener un ataque de ansiedad puede hacerte sentir como si estuvieras atrapado, incluso cuando estás en un espacio abierto, o tienes la libertad de moverte. Compara esto con estar en un ascensor averiado. Las puertas están cerradas y estás atrapado en un espacio reducido. Te preocupa que puedas morir allí. Lógicamente, sabes que la ayuda llegará y que las puertas se abrirán, pero hasta entonces tienes que esperar nervioso en un espacio reducido sin luz ni aire fresco. Utilice esta metáfora y sus allegados se sentirán mejor preparados para consolarle cuando sufra un ataque de ansiedad.

El cachorro excitado

La profesional de la psicología positiva Ruth Cooper-Dickson dice que muchos de sus clientes utilizan la metáfora del cachorro para explicar cómo la ansiedad dificulta la concentración. Imagina a un cachorro saltando de un lado a otro con una cantidad infinita de energía. Nunca hacen lo que se les dice y se distraen fácilmente cuando algo nuevo les llama la atención. «Como los pensamientos ansiosos pueden parecer muy excitables o utilizar energía nerviosa», dice Ruth, «hay que aprender a centrar los pensamientos y a calmar la mente utilizando trucos de cachorro». En el contexto de la ansiedad, esto significa recurrir a herramientas como la terapia cognitivo-conductual (TCC) para reeducar tus patrones de pensamiento.

Para más información sobre cómo superar la ansiedad, visita counselling-directory.org.uk