Anatomía funcional del sistema inmunitario

Abstract

Nuestra especie está constantemente amenazada por un gran número de patógenos que comprenden cuatro grupos: virus, bacterias, hongos y parásitos (protozoos y gusanos). A una temperatura homeostática de unos 37°C, y con proteínas, grasa y azúcar, el cuerpo proporciona un entorno óptimo para el crecimiento y la replicación de los patógenos. Sin embargo, los patógenos tienen dificultades para penetrar las barreras que dividen el cuerpo del entorno. Dicha superficie protectora está formada por la piel (≈2 m2), la superficie del tracto respiratorio (≈150 m2), el tracto gastrointestinal (≈300 m2) y el tracto genitourinario (< 0,5 m2). Una de las tareas del sistema inmunitario es garantizar la integridad del cuerpo contra todos los intrusos (Janeway & Travers, 1997). Otra tarea del organismo es reconocer rápidamente la degeneración celular y prevenir el desarrollo del cáncer. Sin embargo, algunos aspectos del sistema inmunitario no son positivos. Se cree que las alergias y enfermedades como la artritis reumatoide y la enfermedad inflamatoria intestinal se desarrollan como resultado de una reacción excesiva del sistema inmunitario. Además, las células y los órganos trasplantados pueden ser reconocidos como extraños y, en consecuencia, rechazados. Por lo tanto, las diferentes fases de una respuesta inmunitaria deben ser cuidadosamente reguladas. Recientemente, se ha puesto de manifiesto que otros sistemas orgánicos participan en la regulación del sistema inmunitario. Sin embargo, siguen existiendo muchas preguntas abiertas sobre estas interacciones. Sólo es posible responder a estas preguntas cuando diferentes disciplinas como la anatomía, la endocrinología, la inmunología, la neurología y la psicología se unen para resolver estos problemas que tienen relevancia para la salud de los seres humanos. Por ello, es importante que los interesados en este campo multidisciplinar conozcan los fundamentos de las demás disciplinas.