Anima mundi
El alma del mundo (en griego: ψυχὴ κόσμου psychè kósmou; en latín: anima mundi) es, según varios sistemas de pensamiento, una conexión intrínseca entre todos los seres vivos del planeta, que se relaciona con el mundo de forma muy similar a como el alma está conectada con el cuerpo humano. Platón se adhirió a esta idea y fue un componente importante de la mayoría de los sistemas neoplatónicos:
Por consiguiente, podemos afirmar que: este mundo es en verdad un ser vivo dotado de alma e inteligencia… una única entidad viva visible que contiene a todas las demás entidades vivas, que por su naturaleza están todas relacionadas.
Los estoicos creían que era la única fuerza vital del universo. Conceptos similares se mantienen también en los sistemas de filosofía oriental en el Brahman-Atman del hinduismo, el Buda-Naturaleza en el budismo Mahayana, y en la escuela del Yin-Yang, el taoísmo y el neoconfucianismo como qi.
Otras semejanzas pueden encontrarse en el pensamiento de filósofos herméticos como Paracelso, y de Baruch Spinoza, Gottfried Leibniz, Immanuel Kant, Friedrich Schelling y en el Geist («Espíritu»/»Mente») de Hegel.
En el misticismo judío, un concepto paralelo es el de «Chokhmah Ila’ah», la «Sabiduría Supernal» que lo abarca todo y que trasciende, ordena y vitaliza toda la creación. El rabino Najman de Breslov afirma que esta sabiduría sublime puede ser aprehendida (o quizás «canalizada») por un tzadik (hombre santo) perfecto. Así, el tzadik alcanza la «conciencia cósmica» y, por lo tanto, está facultado para mitigar toda división y conflicto dentro de la creación.