[Asma y alergia alimentaria: informe de 163 casos pediátricos]
La prevalencia de los alimentos como causa del asma no es bien conocida. El objetivo de este estudio fue definir con pruebas estandarizadas la incidencia de asma inducida por alimentos, la distribución de los alérgenos de los alimentos en niños asmáticos con alergia a los alimentos. El estudio se llevó a cabo en 163 niños asmáticos con alergia a los alimentos a los que se hizo un seguimiento durante una media de 5,5 años. El asma se identificó con pruebas de función pulmonar (reversibilidad del FEV1 a los broncodilatadores) y la alergia a los alimentos se documentó mediante un desafío alimentario doble ciego controlado con placebo (DBPCFC). Se encontró enfermedad atópica familiar en 148 niños (90,7%). La sensibilización a los inhalantes se documentó en 132 niños (81%). Se observaron DBPCFC positivos en 250 de las 385 pruebas (65%) realizadas a estos 163 niños. Los alimentos ofensivos más frecuentes fueron, a veces en asociación, el cacahuete (30,6%), el huevo (23,1%), la leche de vaca (9,3%), la mostaza (6,9%), el bacalao (6%), las gambas (4,5%), el kiwi (3,6%), la avellana (2,7%), el anacardo (2,1%), la almendra (1,5%) y el ajo (1,2%). Los síntomas que se produjeron durante la DBPCFC fueron cutáneos (143 casos, 59%), respiratorios (58 casos, 23,9%), gastrointestinales (28 casos, 11,5%) y 15 de choque anafiláctico (6,1%). Los síntomas respiratorios fueron el síndrome de alergia oral en 13 casos (5,3%), la rinoconjuntivitis en 15 casos (6,1%) y el asma en 23 casos (9,5%). Sólo siete de estos niños tenían asma únicamente (2,8% de los casos). La prevalencia del asma inducida por la alergia alimentaria es baja. En nuestro estudio, el asma inducido por la alergia alimentaria afectó al 9,5% de los casos y el asma solo se identificó en el 2,8% de los casos. Observamos nuevos alérgenos alimentarios asociados a los síntomas respiratorios, como el kiwi, los frutos secos (avellana, anacardo) y las especias. El diagnóstico se basó en los datos obtenidos de la historia, las pruebas de punción cutánea y la IgE específica. La prueba oral de alimentos es la piedra angular del diagnóstico. El asma inducido por alérgenos alimentarios es potencialmente grave, lo que lleva a prescribir a estos pacientes un botiquín con broncodilatadores y autoinyectores de epinefrina.