Astereognosis
La astereognosis (o agnosia táctil si sólo está afectada una mano) es la incapacidad de identificar un objeto mediante el tacto activo de las manos sin otra entrada sensorial, como la información visual o sensorial. Un individuo con astereognosis es incapaz de identificar objetos al manipularlos, a pesar de tener una sensación táctil, propioceptiva y térmica elemental intacta. Con la ausencia de visión (es decir, con los ojos cerrados), un individuo con astereognosis es incapaz de identificar lo que tiene en la mano basándose en pistas como la textura, el tamaño, las propiedades espaciales y la temperatura. A diferencia de la agnosia, cuando se observa el objeto visualmente, se debería poder identificar con éxito el objeto.
Neurología
Los individuos con agnosia táctil pueden ser capaces de identificar el nombre, el propósito o el origen de un objeto con su mano izquierda pero no con la derecha, o viceversa, o con ambas manos. La astereognosis se refiere específicamente a quienes carecen de reconocimiento táctil en ambas manos. En la(s) mano(s) afectada(s) pueden ser capaces de identificar formas básicas como pirámides y esferas (con una dificultad anormalmente alta), pero todavía no reconocen táctilmente objetos comunes por sus características fácilmente reconocibles y únicas, como un tenedor por sus púas (aunque el individuo puede decir que siente una varilla metálica larga con múltiples varillas puntiagudas que salen en dirección uniforme). Estos síntomas sugieren que una parte muy específica del cerebro es la responsable de establecer las conexiones entre los estímulos táctiles y las funciones/relaciones de esos estímulos, lo cual, junto con el impacto relativamente bajo que tiene este trastorno en la calidad de vida de la persona, ayuda a explicar la rareza de los informes e investigaciones sobre individuos con agnosia táctil. Sin embargo, en algunos casos, las personas con agnosia táctil pueden tener muchos retos en la vida diaria y en la ocupación. Un ejemplo es una tarea que requiera escribir rápidamente, ya que este tipo de agnosia impide el reconocimiento de las teclas sin mirar el teclado.
La agnosia se asocia a lesiones del lóbulo parietal o de la columna dorsal o del lóbulo parieto-temporo-occipital (áreas de asociación posterior) del hemisferio derecho o izquierdo de la corteza cerebral. A pesar de la interrelación entre las cortezas dorsal y ventral, los resultados de la IRMf sugieren que las personas con daños en la corteza ventral son menos sensibles a la estructura 3D de los objetos que las que tienen daños en la corteza dorsal. A diferencia de la corteza ventral, la corteza dorsal puede calcular representaciones de objetos. Por lo tanto, es más probable que las personas con deficiencias en el reconocimiento de objetos hayan adquirido daños en el córtex dorsal. Los enfermos de Alzheimer muestran una reducción de la estereognosis, la capacidad de percibir y reconocer la forma de un objeto en ausencia de información visual y auditiva. Esto apoya la noción de que la astereognosis parece ser un trastorno asociativo en el que las conexiones entre la información táctil y la memoria están perturbadas.
Aunque la astereognosis se caracteriza por la falta de reconocimiento táctil en ambas manos, parece estar estrechamente relacionada con la agnosia táctil (deterioro relacionado con una mano). Las observaciones de agnosia táctil son raras y específicas de cada caso. Josef Gerstmann relata su experiencia con el paciente JH, un soldado de infantería de 34 años que sufrió una lesión en el lóbulo parietal posterior debido a un disparo. Tras la lesión, JH era incapaz de reconocer o identificar objetos cotidianos por su significado, origen, propósito y uso con su mano izquierda utilizando únicamente la sensación táctil. Su rendimiento de la motilidad, la sensibilidad elemental y el habla estaban intactos, y carecía de anormalidades en los nervios cerebrales.
La mayoría de todos los objetos que JH tocaba con su mano izquierda no eran reconocidos, pero los objetos muy simples (es decir, globos, pirámides, cubos, etc.) eran reconocidos regularmente basándose sólo en la forma. Para objetos más complejos, su comportamiento y reconocimiento variaba diariamente en función de sus recursos táctiles que cambiaban con el tiempo y dependían de su cansancio. Es decir, la capacidad de reconocimiento de JH dependía de su concentración y de su capacidad para reconocer formas simples y cualidades únicas como el tamaño, la forma, etc. Con un mayor interrogatorio y un mayor esfuerzo, era capaz de identificar correctamente características más específicas de un objeto (por ejemplo, suavidad, redondeado o esquinado, ancho o estrecho) e incluso podía dibujar una copia del mismo, pero a menudo era incapaz de identificar el objeto por su nombre, uso u origen. Este déficit conductual se producía incluso si JH había manipulado el objeto con su mano derecha totalmente intacta.
Las intervenciones tienden a centrarse en ayudar a estos pacientes y a sus familiares y cuidadores a afrontar y adaptarse a la enfermedad, y además, a ayudar a los pacientes a funcionar de forma independiente dentro de su contexto.