Avellana

La avellana, o avellano chileno (Gevuina avellana), es un árbol de la familia de las proteáceas del sur de Chile y las zonas vecinas de Argentina. Los mapuches, que llaman a la avellana gevuín o gneufén, consumen las nueces desde la época precolonial. La avellana crece desde la costa templada de Chile hasta la vertiente pacífica de los Andes, a 700 metros sobre el nivel del mar. Es un árbol de hoja perenne que alcanza los 20 metros de altura. En su madurez, el árbol es resistente a las heladas hasta al menos -12 °C. La madera de Avellana, de color crema con vetas marrón oscuro, es fácil de trabajar y se utiliza para fabricar instrumentos musicales y muebles. El árbol tiene hojas compuestas y dentadas de color verde brillante y pequeñas flores blancas que florecen entre julio y noviembre. Los frutos maduran entre enero y abril.

Las nueces de la avellana son de color verde a rojizo cuando son jóvenes, y se oscurecen hasta volverse negras al madurar. Se consumen crudas, hervidas o tostadas. Tradicionalmente, las avellanas se tuestan en una estufa de leña o en una callana (un recipiente mapuche utilizado para tostar granos) para darles un ligero sabor dulce y ligeramente picante. La avellana tostada se añade a chocolates, galletas, bizcochos y bebidas alcohólicas. Los frutos secos también pueden confitarse o convertirse en mantequilla o harina de frutos secos. La avellana molida se prepara una bebida local similar al café.

La avellana es rica en proteínas, aceites monoinsaturados, vitamina E y β-caroteno. Abundante en ácidos grasos omega 7, el aceite de avellana se utiliza como ingrediente en cosméticos y protectores solares. Los taninos de la cáscara de las nueces se utilizan para curtir el cuero. Las flores de la avellana producen grandes cantidades de néctar, lo que convierte al árbol en una excelente fuente de alimento para las abejas.

Las plantaciones forestales comerciales y la tala indiscriminada de los bosques valdivianos nativos de Chile amenazan a la avellana, y los métodos tradicionales de recolección y tostado de las nueces de avellana están en peligro porque el derecho del pueblo mapuche a controlar sus tierras nativas está amenazado. Algunas comunidades han plantado huertos de avellanas para preservar la producción de la nuez y proteger los métodos tradicionales de recolección y procesamiento.

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