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«El éxito deja pistas» dice uno de mis refranes favoritos, y Alex Viada es uno de esos individuos exitosos. ¿Por qué? Las hazañas de fuerza, como una sentadilla o un levantamiento de peso muerto de 700 libras, son enormemente impresionantes. También lo es correr una ultramaratón de 50 millas o una milla en 4:15. Hacer todo esto en aproximadamente el mismo período de tiempo, como lo ha hecho Alex, es una maldita barbaridad.
Entrenar para el mayor desarrollo posible de habilidades físicas conflictivas como la fuerza o la potencia y la resistencia es quizás uno de los mayores desafíos de entrenamiento a los que se enfrenta el entrenador de rugby o el atleta. La sabiduría convencional dice que una sólo puede desarrollarse a expensas de la otra. Ser grande y fuerte te hace gordo y lento, tener una gran resistencia te hace débil, etc. Alex y sus atletas parecen contradecir esa tendencia, y con cierto estilo, por lo que he estado prestando mucha atención a su trabajo en los últimos meses.
Por fin he podido leer su libro «The Hybrid Athlete» (El atleta híbrido), en el que Alex documenta su enfoque del desarrollo simultáneo de la fuerza y la resistencia. Lo que sigue son mis pensamientos sobre el libro:
Contenidos
Alex recorre un camino lógico a lo largo del libro. Comienza con un desglose detallado de la teoría que sustenta tanto la fuerza como la resistencia. A continuación, se analizan los componentes críticos de cada uno de ellos, seguidos de ejemplos específicos de cómo el entrenador o el atleta deben abordar las demandas de programación de actividades específicas como el crossfit, la preparación táctica y los distintos deportes de fuerza. Por último, termina con una gran cantidad de consejos prácticos, y un menú de maridaje de cerveza para los más festivos.
¿Qué me ha gustado?
Un aspecto particular del trabajo de Alex que me gusta es el equilibrio entre la ciencia y el entrenamiento del mundo real, que es un tema a lo largo del libro. Alex respalda constantemente su experiencia del mundo real con la teoría, pero no tiene miedo de decir efectivamente «confía en mí» cuando hay desacuerdo entre los dos.
Las diversas plantillas que proporciona en el apéndice también son útiles, y proporcionan una visión de los aspectos prácticos de la programación simultánea de la fuerza y la resistencia, cómo encaja la semana, cómo progresa cada bloque de entrenamiento, cómo se gestiona la fatiga, etc.
Como jugador de rugby ya me siento bastante cómodo con el desarrollo de la fuerza y la potencia. Los conceptos que discute en el libro no eran nada nuevo para mí, pero sigue siendo un fuerte resumen de los fundamentos que sustentan la expresión y el desarrollo de la fuerza. Cualquiera que no haya estudiado formalmente la ciencia del deporte o que necesite un repaso, lo encontrará muy útil.
Personalmente, saqué mucho más provecho de la sección sobre el entrenamiento de la resistencia, en particular de la discusión sobre la capacidad de trabajo, y de cómo el trabajo de GPP fuera de la temporada debe ser tan diferente del deporte como podamos conseguirlo. Del mismo modo, disfruté de las ideas de Alex sobre cómo consolidar tipos similares de trabajo en ciertos días de entrenamiento.
Un punto importante que me llevé es las proporciones relativas que cada zona de intensidad debe contribuir a los volúmenes totales de entrenamiento de resistencia. En particular, estas proporciones no se parecen en nada a las intensidades típicas que se ven en los programas de acondicionamiento de rugby (pobres), donde la intensidad reina y el sistema aeróbico es rechazado. Aunque hay distinciones, esto da que pensar cuando Alex y sus atletas entrenan con menos intensidad y, sin embargo, muestran una resistencia muy superior.
Por último, me ha gustado mucho la sección sobre la especificidad, que elimina los residuos innecesarios del programa. El concepto de Stephen Covey de empezar con el fin en mente y trabajar hacia atrás es uno de los que trato de aplicar en todos los aspectos de mi entrenamiento, tanto en la formación como en otros lugares.
¿Qué no me ha gustado?
Alex señala que en el contexto del Atletismo Híbrido, el trabajo de velocidad o potencia de máximo esfuerzo en el gimnasio, y el sprint en la pista no es productivo ni necesario. De forma egoísta, ya que son una parte tan importante de la preparación física del rugby, me hubiera gustado leer las opiniones de Alex sobre cómo encajan en el modelo de entrenamiento. Sin embargo, puedo adivinar, y probablemente haré algunos ajustes en mis programas como resultado.
Otra pequeña parte del libro con la que tuve problemas fue la disposición de las plantillas de programas en el apéndice. Los acrónimos utilizados para los distintos ejercicios han servido para ahorrar espacio, pero a expensas de la legibilidad.
¿Lo recomendaría a otras personas?
En general, creo que es un libro excelente, y que vale la pena el dinero simplemente para satisfacer la curiosidad sobre cómo un entrenador o atleta abordaría la compleja tarea de intentar aparentemente tirar del cuerpo en dos direcciones diferentes. Está repleto de ciencia, experiencia práctica y conocimientos en áreas de apoyo como la selección del equipo, la nutrición, la hidratación, el ritmo y la recuperación, todo lo cual será útil para el entrenador de fuerza de rugby o el atleta.
Personalmente, he empezado a intentar implementar algunas de las ideas de Alex en mi propio entrenamiento (con resultados inicialmente prometedores -mucha más resistencia, todavía más fuerte), pero también pienso en cómo uno podría llevar a cabo sus recomendaciones en el contexto de un equipo de rugby. Estoy deseando ver cómo resultan ambas cosas.
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