Boantropía

La boantropía «todavía se produce hoy en día cuando una persona, en un estado delirante, se cree un buey o una vaca… e intenta vivir y comportarse en consecuencia».

Se ha sugerido que el hipnotismo, la sugestión y la autosugestión pueden contribuir a tales creencias.

Los sueños también pueden desempeñar un papel importante. Jung, por ejemplo, relata cómo una mujer testaruda «soñaba que asistía a una importante ocasión social. Era recibida por la anfitriona con las palabras: «Qué bien que hayas venido. Todos tus amigos están aquí y te están esperando». La anfitriona la condujo hasta la puerta y la abrió, y la soñadora entró en un establo».

Freud había observado desde hace tiempo «casos en los que una enfermedad mental ha comenzado con un sueño y en los que ha persistido un delirio originado en el sueño».

R. D. Laing ofrece un relato autobiográfico de una breve psicosis reactiva en la que el protagonista tuvo una ‘verdadera sensación de regresión en el tiempo… En realidad parecía estar vagando en una especie de paisaje con – um – paisaje desértico – como si fuera un animal, más bien – más bien un animal grande… una especie de rinoceronte o algo así y emitiendo sonidos como un rinoceronte’.

TotemismoEditar

Eric Berne consideraba los primeros años de la vida como una época en la que el niño ‘trata con personas mágicas que quizás en ocasiones pueden convertirse en animales’, y pensaba que incluso en la vida posterior ‘un gran número de personas tienen un animal…que se repite una y otra vez en sus sueños. Este es su tótem – algo que puede ofrecer una ruta de vuelta para las identificaciones regresivas tempranas.

Las identificaciones culturales derogatorias de las personas «como ganado, con sus ojos siempre mirando hacia abajo, y sus cabezas inclinadas hacia la tierra, es decir, hacia la mesa del comedor… se dan patadas y culatazos con cuernos y pezuñas que son de hierro» se remontan al menos hasta Platón; mientras que la «identificación directa de la mujer y la vaca» en el humor popular ofrece otra fuente potencial para la identificación delirante. Pruebas antropológicas como «una danza birmana del búfalo en la que los bailarines enmascarados son poseídos por el espíritu del búfalo» parecen confirmar estas influencias totémicas/culturales.