Cáncer de células basales de cabeza y cuello
¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de células basales de cabeza y cuello?
- Exposición al sol.
- Exposición a camas de bronceado.
- Piel clara.
- Edad mayor de 50 años.
- Antecedentes de cáncer de piel.
- Quemadura previa.
- Radiación previa en la zona de la cabeza y el cuello.
- Inmunosupresión, ya sea por una afección médica o por medicamentos (como los que toman los pacientes trasplantados).
La exposición a la radiación UV del sol o de las camas de bronceado es responsable del 90% de los cánceres de células basales.
¿Cómo se diagnostica el cáncer de células basales de cabeza y cuello?
El diagnóstico se realiza mediante un examen clínico y una biopsia. Los cánceres de células basales se clasifican por el tamaño y la extensión del crecimiento. Estos cánceres rara vez hacen metástasis a los ganglios linfáticos u otros órganos, pero pueden crecer bastante e invadir pequeños nervios y estructuras locales.
La biopsia puede ayudar a determinar si el cáncer de células basales es un tumor de bajo riesgo o un tumor de alto riesgo que requiere un tratamiento más agresivo. Los tumores de bajo riesgo suelen ser nodulares y no tienen afectación nerviosa. Los tumores de alto riesgo en la cabeza y el cuello son los que afectan a la zona central de la cara, la nariz y los ojos, así como los tumores que miden más de 10 milímetros en las mejillas, el cuero cabelludo y el cuello; los tumores recurrentes o que surgen de un tejido previamente irradiado; y los tumores que surgen en pacientes inmunodeprimidos. Un patrón de crecimiento agresivo en la evaluación patológica y la invasión perineural (afectación de los nervios) son también características de los cánceres de células basales de alto riesgo.
Tratamiento del cáncer de células basales de cabeza y cuello
La cirugía es el método de tratamiento preferido para el cáncer de células basales. La radiación es una alternativa cuando la cirugía no es deseable por razones cosméticas o médicas. Muchos cánceres basocelulares pequeños en fase inicial pueden extirparse mediante la cirugía de Mohs, que es una técnica que preserva el tejido normal mediante la comprobación repetida de los márgenes intraoperatorios, extirpando sólo el cáncer y dejando el tejido normal adyacente. También pueden utilizarse la escisión, el legrado y la desecación, y la criocirugía para extirpar el cáncer sin dañar el tejido normal. Los tumores grandes y los tumores con afectación de los nervios o los ganglios linfáticos no son adecuados para la cirugía de Mohs y requieren un enfoque multimodal del tratamiento con resección quirúrgica formal y radioterapia o quimioterapia adyuvante. Los tumores más grandes requieren reconstrucción, que puede hacerse en el momento de la cirugía si el estado de los márgenes es claro.
Los pacientes con tumores de alto riesgo deben reunirse con un radioterapeuta para discutir la radiación postoperatoria. En los pacientes con tumores de alto riesgo que no son candidatos a la cirugía, el tratamiento sistémico con quimioterapia que inhibe la vía Hedgehog de progresión del tumor ha demostrado ser eficaz. Estos casos requieren una atención multidisciplinar por parte de un equipo de cirujanos, radiooncólogos y oncólogos médicos.