Cirugía STAT: Diagnóstico y tratamiento quirúrgico de la atresia ani en pequeños animales

La atresia ani es una anomalía embrionaria congénita en la que el intestino posterior no se comunica completamente con el perineo. El ano puede ser estenótico o imperforado; la atresia ani puede aparecer sola o en combinación con una fístula rectovaginal o rectovestibular (FVR). En los perros, las hembras y ciertas razas, como los caniches y los Boston Terrier, están predispuestos. Hay pocos informes de atresia ani en gatos, y la mayoría son hembras con FVR concurrente.

Foto 1: Un carlino hembra de 8 semanas con atresia ani de tipo 1. Se introduce una sonda roma en el canal estenótico. Los conductos de los sacos anales son visibles.

La atresia ani consiste en cuatro tipos de anomalías de gravedad creciente. El tipo I es la estenosis anal congénita sin ano imperforado (Foto 1). Las anomalías de tipo II y III constituyen un ano imperforado a una distancia de < 1,5 cm (tipo II) o > 1,5 cm (tipo III) de una bolsa rectal ciega (Foto 2). Las anomalías de tipo IV son raras e implican una bolsa rectal ciega con un desarrollo rectal terminal normal.

Foto 2: Ilustración de atresia ani tipo II con FVR. La comunicación permite que las heces salgan de la vulva.

Signos clínicos y diagnóstico

Los cachorros y gatitos afectados por la atresia ani suelen estar atrofiados y anoréxicos y presentan un agrandamiento abdominal debido al megacolon secundario. En los pacientes con atresia ani sola, la defecación está reducida (tipo I) o ausente (tipos II a IV). Los cachorros y gatitos recién nacidos con atresia ani y FVR confluente pueden presentar una historia de cistitis crónica recurrente. El paso de las heces por la vulva es el signo distintivo en las hembras.

Foto 3: El vaginograma de contraste de un Boston Terrier de 10 semanas ilustra una amplia comunicación entre la pared dorsal del vestíbulo y el recto.

Un vaginograma de contraste suele ser útil para determinar la longitud y la anchura de la comunicación en los casos con FVR confluente (Foto 3). Bajo sedación profunda o anestesia general, se puede introducir una pinza hemostática curva en la vulva para ayudar a identificar la comunicación con el recto (Foto 4A).

Foto 4A: Un Jack Russell Terrier de 8 semanas con ano imperforado y FVR. Una pinza hemostática para mosquitos comunica fácilmente con el lumen rectal, y la punta desvía hacia fuera la membrana anal.

Cirugía y pronóstico

La cirugía para corregir la atresia ani suele retrasarse hasta las 6 u 8 semanas de edad. Se utilizan instrumentos finos, como pinzas de joyero y tijeras de tenotomía, para disecar cuidadosamente la piel del ano hacia el interior e identificar la bolsa rectal. Las fístulas vaginales rectales varían en profundidad y anchura de comunicación. Varios autores han ligado, transeccionado y sobresecado o utilizado clips hemostáticos para atenuar la comunicación (Fotos 4B, 4C).

Foto 4B: La comunicación rectovaginal se cierra con clips hemostáticos.

Las complicaciones tras la cirugía incluyen incontinencia fecal, megacolon persistente, estenosis anal y cistitis recurrente. En un estudio, tres de seis perros sometidos a anoplastia necesitaron revisión o colectomía subtotal. El pronóstico de los pacientes con atresia ani con FRV concurrente parece mejor que el de los casos con atresia ani sola. La principal preocupación en estos casos no es el megacolon persistente, sino la infección urinaria persistente. La preservación del FRV para la reconstrucción del canal anal y del ano en la atresia ani con FRV se realizó con éxito en dos perros y podría ser un método para reducir la incontinencia postoperatoria.

Foto 4C: El aspecto de la anoplastia 10 días después de la operación.

LECTURA RECOMENDADA

> Vianna ML, Tobias KM. Atresia ani en el perro: un estudio retrospectivo. J Am Anim Hosp Assoc 2005:41(5):317-322.

> Mahler S, Williams G. Preservación de la fístula para la reconstrucción del canal anal y el ano en la atresia ani y la fístula rectovestibular en 2 perros. Vet Surg 2005;34(2):148-152.

El Dr. Gary Ellison es diplomado de la ACVS y profesor y jefe de servicio de cirugía de pequeños animales en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Florida en Gainesville. Cuando no está trabajando, le gusta montar en bicicleta y la mecánica automotriz.