Compuestos bioactivos en los alimentos: su papel en la prevención de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer

Los «compuestos bioactivos» son constituyentes extranutricionales que suelen aparecer en pequeñas cantidades en los alimentos. Se están estudiando intensamente para evaluar sus efectos sobre la salud. El impulso que dio lugar a esta investigación científica fue el resultado de muchos estudios epidemiológicos que han demostrado los efectos protectores de las dietas basadas en plantas sobre las enfermedades cardiovasculares (ECV) y el cáncer. Se han descubierto muchos compuestos bioactivos. Estos compuestos varían mucho en cuanto a su estructura química y su función, y se agrupan en consecuencia. Los compuestos fenólicos, incluida su subcategoría, los flavonoides, están presentes en todas las plantas y se han estudiado ampliamente en los cereales, las legumbres, los frutos secos, el aceite de oliva, las verduras, las frutas, el té y el vino tinto. Muchos compuestos fenólicos tienen propiedades antioxidantes, y algunos estudios han demostrado efectos favorables sobre la trombosis y la promoción de tumores. Aunque algunos estudios epidemiológicos han informado de asociaciones protectoras entre los flavonoides u otros fenólicos y la ECV y el cáncer, otros estudios no han encontrado estas asociaciones. Varios fitoestrógenos están presentes en la soja, pero también en el aceite de linaza, los cereales integrales, las frutas y las verduras. Tienen propiedades antioxidantes, y algunos estudios han demostrado efectos favorables sobre otros factores de riesgo de ECV, y en modelos animales y de cultivo celular de cáncer. Sin embargo, dado que los fitoestrógenos actúan como agonistas y antagonistas parciales del estrógeno, sus efectos sobre el cáncer son probablemente complejos. El hidroxitirosol, uno de los muchos fenólicos presentes en las aceitunas y el aceite de oliva, es un potente antioxidante. El resveratrol, presente en los frutos secos y el vino tinto, tiene propiedades antioxidantes, antitrombóticas y antiinflamatorias, e inhibe la carcinogénesis. El licopeno, un potente carotenoide antioxidante presente en los tomates y otras frutas, se cree que protege contra el cáncer de próstata y otros tipos de cáncer, e inhibe el crecimiento de células tumorales en animales. Los compuestos organosulfurados del ajo y la cebolla, los isotiocianatos de las verduras crucíferas y los monoterpenos de los cítricos, las cerezas y las hierbas tienen acciones anticancerígenas en modelos experimentales, así como efectos cardioprotectores. En resumen, numerosos compuestos bioactivos parecen tener efectos beneficiosos para la salud. Es necesario realizar muchas investigaciones científicas antes de poder empezar a hacer recomendaciones dietéticas con base científica. A pesar de ello, existen suficientes pruebas para recomendar el consumo de fuentes alimentarias ricas en compuestos bioactivos. Desde una perspectiva práctica, esto se traduce en recomendar una dieta rica en una variedad de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, aceites y frutos secos.