El Confidencial

Si hay un grupo de alimentos que ha aumentado espectacularmente sus ventas en los últimos años, son las bebidas energéticas. Según datos oficiales de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el 68% de los adolescentes (10 a 18 años) de la UE las consume. Entre ellos, el 12% presenta un consumo «crónico alto» de siete litros al mes y otro 12%, un consumo «agudo alto». Pero, como decía Super Ratón, «no se vayan todavía, que aún hay más»: el 18% de los niños entre tres y 10 años consume bebidas energéticas. Tremendo.

¿Por qué tienen tanto éxito estas bebidas? Porque se usan para casi todo. Los deportistas para aumentar su rendimiento físico, los alumnos para estudiar, los que deben mantenerse despiertos para no dormirse, los que salen de marcha para mezclarlas con bebidas alcohólicas…; el no va más. Sin embargo, las lagunas existentes acerca de las bebidas energéticas son muchas. Analicemos minuciosamente los componentes de estos productos tan de moda y sepamos si su consumo conlleva riesgos o es beneficioso.

La oferta es cada vez más variada. (iStock)

El primer grupo de ingredientes de estas bebidas es una serie de ‘moléculas estrella’ que prometen innumerables beneficios. Ejemplos son la carnitina, la taurina, el ginseng, etc. Pues bien, los informes oficiales de la EFSA lo dejan claro. A día de hoy, se puede afirmar con rotundidad que estos ingredientes no sirven para nada. La L-carnitina no ayuda a una recuperación más rápida de la fatiga muscular, ni a reparar el tejido muscular esquelético ni a aumentar la capacidad de resistencia. La taurina no tiene un efecto positivo sobre las funciones cognitiva, cardiaca o muscular. Lo mismo ocurre con el ginseng.

La cantidad de cafeína presente en las bebidas energéticas puede tener consecuencias graves para la salud

Todas estas bebidas energéticas son también ricas en cafeína, un alcaloide descubierto por el químico alemán Friedrich Ferdinand Runge en 1819. Además de su consabido efecto para excitarnos… ¿tiene alguna propiedad más la cafeína? Sí. 75 mg de cafeína mejoran procesos cognitivos relacionados con un aumento de la atención, memoria o aprendizaje. Teniendo en cuenta que muchos de estos productos contienen una concentración de 32 mg/100 ml y que se presentan mayoritariamente en unidades de 500 ml, la cantidad total de cafeína en una sola de estas bebidas es de 160 mg, lo que representa más del doble de los 75 mg que establece la EFSA como límite mínimo para ser efectiva.

Pero la ingesta de la cantidad de cafeína presente en las bebidas energéticas puede tener consecuencias graves para la salud. El consumo de solo dos latas de las bebidas que se presentan en formato de 500 ml provoca que se sobrepase la sobredosis aguda de cafeína. Esta se alcanza al ingerir entre 300 y 400 miligramos, dependiendo del peso corporal y del nivel de tolerancia a este compuesto de la persona que la consuma. Pasado ese umbral, aparecen síntomas de inquietud, nerviosismo, insomnio, trastornos gastrointestinales, etc.

Se ha lanzado el mensaje equívoco de que son buenas para el entrenamiento. (iStock)

El tercer grupo de componentes de las bebidas energéticas lo componen algunas vitaminas del grupo B que se añaden a estos productos. Me refiero a la niacina, el ácido pantoténico, la vitamina B6 y la vitamina B12. Aunque estos micronutrientes han recibido alegaciones positivas por parte de la EFSA, recientes estudios muestran que los españoles no solo no necesitamos suplementos de estos ingredientes, sino que niveles elevados de estas vitaminas se encuentran en alimentos que consumimos diariamente. Dicho de otra manera, su presencia en las bebidas energéticas es ridícula e innecesaria.

He dejado para el final el ingrediente que más me preocupa de estos productos: el azúcar. La actual recomendación de la OMS es que el consumo de azúcares añadidos no debe sobrepasar los 50 gramos diarios. Por otra parte, un reciente documento de la misma organización indica que si la ingesta diaria de azúcar se reduce a 25 gramos, se obtendrán beneficios adicionales. Esto es debido a la correlación directa entre el consumo excesivo y diferentes patologías como obesidad, diabetes, caries, enfermedades cardiovasculares, etc. Pues bien, ¿qué cantidad de azúcar hay en una sola lata de 500 mililitros de la mayoría de estas bebidas energéticas? Casi 75 gramos, el triple de todo el azúcar diario recomendado por la OMS. Para que ustedes se hagan una idea, 75 gramos es la cantidad que hay en 15 sobrecitos. Alucinante.

¿Y cuál es el valor calórico de una bebida energética comparado con el de un refresco tradicional? Una lata de 500 ml de una bebida energética aporta casi 300 kcal, mientras que una lata de un refresco tiene un valor energético de 139 kcal. Esto significa que una bebida energética tiene más del doble del valor energético de un refresco y un porcentaje altísimo del valor calórico medio recomendado para la gran mayoría de las personas. Este dato se torna aun más preocupante si tenemos en cuenta que los consumidores habituales de las bebidas energéticas son la población infantil y juvenil, dos colectivos que presentan en nuestro país altos niveles de obesidad.

Por tener una ridícula cantidad de vitaminas no se debería permitir el mensaje de que las bebidas energéticas son saludables

Los datos presentados en este artículo son preocupantes. El consumo no responsable de bebidas energéticas hay que frenarlo, y para ello es absolutamente necesario que las autoridades sanitarias tomen medidas urgentes. Aunque son productos legales, su composición debe ser revisada. La gran cantidad de azúcar que llevan, sumada a las elevadas dosis de cafeína, las convierten en auténticas bombas nutricionales. También su publicidad debe ser controlada. Por la presencia de una ridícula cantidad de vitaminas no se debería permitir el mensaje de que las bebidas energéticas son saludables. Incluso aquellos deportistas que son seguidos por millones de jóvenes y que les prestan su imagen a cambio de contratos millonarios deberían replantearse su actitud.