El dilema de los antibióticos durante el parto
Sabemos que ya está pensando en los medicamentos durante el parto. (¿Epidural o no epidural? Esa es siempre la pregunta). Pero tal vez no se dé cuenta de que los antibióticos podrían formar parte de ese régimen. Los CDC recomiendan que las mujeres embarazadas que den positivo en la prueba del estreptococo del grupo B (GBS) reciban antibióticos por vía intravenosa durante el parto para evitar transmitir la infección al bebé. Pero un nuevo estudio cuestiona el efecto a largo plazo que esa práctica podría tener en el bebé.
En un nuevo estudio publicado en la revista Scientific Reports, investigadores de la Universidad McMaster afirman que los bebés expuestos a los antibióticos durante el parto tuvieron un retraso en la maduración de sus bacterias intestinales, conocidas como microbiota. Y cuanto mayor era la duración de la exposición, más tardaban en desarrollarse esas bacterias intestinales.
Los bebés fueron analizados a los 3 días, 10 días, 6 semanas y 12 semanas de vida. A las 12 semanas, los efectos de los antibióticos ya no parecen suponer una gran diferencia. Pero los investigadores afirman que esas primeras semanas de salud de las bacterias intestinales son extremadamente importantes.
«La colonización y la sucesión microbiana en las primeras etapas de la vida son de importancia crítica para el desarrollo saludable, con repercusiones en los procesos metabólicos e inmunológicos a lo largo de toda la vida», afirma la autora del estudio, Jennifer Stearns. «Es una buena señal que los grupos bacterianos se recuperen a las 12 semanas, pero aún no está claro qué significan estos hallazgos para la salud de los bebés, sobre todo porque la primera infancia es un momento de desarrollo muy importante».
Aún así, no espere que los antibióticos abandonen la sala de partos pronto. Una de cada tres o cuatro mujeres embarazadas da positivo en la prueba del estreptococo del grupo B, y la mayoría opta por recibir antibióticos durante el parto por este motivo. Ahora mismo, es la única forma de prevenir eficazmente la transmisión del estreptococo del grupo B al recién nacido, lo que puede, en el peor de los casos, provocar una meningitis e incluso la muerte.
«Está en marcha un estudio más amplio que determinará las consecuencias a largo plazo de los antibióticos administrados durante el parto para el SGB tanto en la sucesión microbiana como en el riesgo de salud y enfermedad», afirma Stearns. «Esto nos ayudará a explorar en mayor profundidad la influencia de las variables maternas y del bebé en el microbioma intestinal infantil».