Eptesicus fuscus

Pronunciación: ep-tess-a-cus fuss-cuss

El gran murciélago pardo se encuentra prácticamente en todos los hábitats americanos, desde las praderas arboladas hasta los desiertos de las tierras bajas, aunque es más abundante en las zonas de bosque caducifolio. Suele ser abundante en zonas suburbanas de uso agrícola mixto. Esta especie se distribuye desde el extremo norte de Canadá, por todo Estados Unidos y hacia el sur hasta el extremo sur de México. Tradicionalmente, estos murciélagos han formado colonias de maternidad bajo la corteza suelta y en pequeñas cavidades de pinos, robles, hayas, cipreses calvos y otros árboles. En la actualidad, los refugios de maternidad más comunes se encuentran en edificios, graneros, puentes e incluso casas de murciélagos. Los pequeños escarabajos son sus presas más frecuentes, pero los murciélagos pardos consumen cantidades prodigiosas de una amplia variedad de insectos que vuelan por la noche.

Son generalistas en su comportamiento de búsqueda de alimento y selección de hábitat, mostrando aparentemente poca preferencia por alimentarse sobre el agua frente a la tierra, o en los bosques frente a los claros. Al igual que todos los murciélagos que se alimentan de insectos, los murciélagos pardos grandes contribuyen en gran medida a la salud del medio ambiente y son actores vitales en el control de las plagas de insectos. Existen numerosos estudios sobre la alimentación de los murciélagos pardos que indican que consumen importantes plagas de los cultivos y los bosques, como escarabajos de tierra, escarabajos del pepino, escarabajos de hocico y chinches apestosos, además de numerosas especies de polillas y chicharritas. Como muchas especies de murciélagos, las hembras reproductoras pueden consumir su peso corporal en insectos cada noche. De hecho, una colonia de 150 murciélagos pardos grandes puede consumir suficientes escarabajos del pepino adultos en un verano para evitar la puesta de huevos que produciría 33 millones de sus larvas de gusano de la raíz, una importante plaga del maíz (Whitaker, 1995).

Los murciélagos pardos grandes se encuentran claramente entre los animales más beneficiosos de América. Y, a medida que se ven obligados a abandonar sus hábitats forestales tradicionales debido a la invasión de las poblaciones humanas, la tala de árboles y la modificación del hábitat, entrarán en un contacto cada vez más estrecho con el ser humano, fijando su residencia en edificios y otras estructuras construidas por el hombre. Pero los humanos y los murciélagos pueden coexistir pacíficamente. A veces, el diseño de refugios artificiales específicos para murciélagos es la mejor opción para mantenerlos fuera de nuestras casas, pero lo suficientemente cerca como para que podamos seguir beneficiándonos de su capacidad para comer insectos. Aunque muchas especies, como el murciélago pardo, siguen figurando entre los murciélagos más abundantes y extendidos, merecen la atención de las iniciativas de conservación y educación para lograr entornos saludables.

Área de distribución aproximada