¿Hasta qué punto son seguros los probióticos?
A lo largo de los años, docenas de informes de casos han subrayado los peligros potenciales de la suplementación con probióticos. Los riesgos incluyen la fungemia y la bacteriemia, es decir, la presencia de hongos o bacterias en la sangre, respectivamente.
Las personas con sistemas inmunitarios comprometidos son las que corren más riesgo, incluidos los más jóvenes y los ancianos. Al fin y al cabo, estos organismos han evolucionado para infectar.
Debido a que muchos ensayos con probióticos no informan suficientemente de los acontecimientos adversos, no se conoce el alcance exacto de este problema.
Además del riesgo de infecciones oportunistas provocadas por el consumo de probióticos, existe la amenaza potencial de los productos de baja calidad y contaminados.
Aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) tiene normas de seguridad estrictas para la fabricación de suplementos, estas no siempre se cumplen.
Según el Dr. Cohen, una inspección de 656 instalaciones en 2017 encontró «violaciones en más de la mitad.» Continúa:
«Estas violaciones no eran triviales: lo más común era que las empresas no habían establecido la identidad, la pureza, la fuerza o la composición de su producto final.»
Esta amenaza potencial se pone en evidencia por el caso de un bebé de 8 días que desarrolló una infección fúngica fatal tras el uso de un suplemento probiótico que había sido contaminado con hongos.
Como señala el Dr. Cohen, aunque seguir más de cerca las normas de la FDA ayudaría a reducir el riesgo de contaminación del producto, todavía no garantizaría que el probiótico en sí fuera totalmente seguro.
El autor termina su artículo pidiendo controles más estrictos por parte de la FDA. Escribe:
«La agencia debería exigir a los fabricantes, como ya hacen las autoridades canadienses, que indiquen la cepa o cepas específicas, y el número de microorganismos vivos por ración, en cada frasco de suplementos probióticos».
También les insta a introducir pruebas de seguridad adicionales, centrándose especialmente en los «genes de resistencia a los antibióticos potencialmente transferibles.» En la actualidad, no sabemos cómo el consumo de bacterias con una serie de nuevos genes podría afectar a la resistencia a los antibióticos ahora o en el futuro.
El mensaje del Dr. Cohen es claro y conciso:
«Los consumidores y los médicos no deben dar por sentado que la etiqueta de los suplementos probióticos proporciona la información adecuada para determinar si el consumo del microorganismo vivo merece la pena.»