Huéspedes y parásitos como extranjeros

En las últimas décadas, diversos animales de vida libre (huéspedes) y sus parásitos han invadido zonas receptoras en las que no se encontraban anteriormente, adquiriendo así el estatus de extranjeros o exóticos. En general, esto ha ocurrido en menor medida durante cientos de años. Con una frecuencia variable, las invasiones han ido seguidas de la dispersión y el establecimiento de especies no autóctonas, ya sean huéspedes o parásitos. Hasta ahora, en la bibliografía no se han tratado y revisado conjuntamente las colonizaciones por parte de hospedadores y parásitos, aunque ambas suelen estar interrelacionadas de diversas maneras. En cuanto a los factores que permiten el éxito de la invasión y la fuerza de la colonización, se han planteado diversas hipótesis en función de la formación científica de los respectivos autores y de lo llamativo de ciertas invasiones. Los investigadores que han tratado de analizar los patrones de desarrollo característicos, la velocidad de dispersión o el grado de divergencia genética en las poblaciones de especies exóticas han llegado a diferentes conclusiones. Entre los parasitólogos, los aspectos aplicados de las invasiones de parásitos, como los efectos negativos sobre los hospedadores económicamente importantes, han sido durante mucho tiempo el centro de interés. En esta contribución se examinan comparativamente las invasiones de hospedadores y de parásitos, revelando muchas similitudes y algunas diferencias. Dos helmintos, la fasciola hepática del ganado vacuno y ovino y el nematodo de la vejiga natatoria, Anguillicola crassus, de las anguilas, se muestran útiles como parásitos modelo para el estudio de las invasiones animales y el cambio global del medio ambiente. Las introducciones de F. hepatica se han asociado a las importaciones de ganado u otros animales de pastoreo. En varias zonas objetivo, los caracoles lymnaeid susceptibles que sirven de huéspedes intermedios estaban presentes de forma natural y/o fueron introducidos desde el continente donante del parásito (Europa) y/o desde otras regiones que no estaban dentro del área de distribución original del parásito, lo que refleja en parte las etapas progresivas de un cambio global de la biota. En varias zonas introducidas, F. hepatica coexiste con poblaciones nativas o exóticas del congénere F. gigantica, con implicaciones hasta ahora desconocidas. En la extensa área de distribución de la lombriz, además de los animales domésticos, los mamíferos salvajes nativos o naturalizados también pueden servir de huéspedes finales. Sin embargo, las poblaciones autóctonas y desplazadas de F. hepatica aún no han sido estudiadas comparativamente desde una perspectiva evolutiva. A. crassus, procedente del Lejano Oriente, ha invadido tres continentes, sin la previa naturalización de su hospedador natural Anguilla japonica, pasando a las respectivas especies de anguilas autóctonas. Los crustáceos entomostrac locales sirven como huéspedes intermedios susceptibles. Los nuevos hospedadores finales resultaron ser ingenuos con respecto al nematodo introducido, con consecuencias de gran alcance para la morfología (tamaño), la abundancia y la patogenicidad del parásito. Los experimentos de infección comparativa con anguilas japonesas y europeas arrojaron muchas diferencias en la defensa inmunitaria de los hospedadores, lo que refleja la coevolución frente a un cambio brusco de hospedador asociado a la introducción del helminto. En otras asociaciones de hospedadores nativos y parásitos invasores, la elevada patogenicidad del parásito parece ser el resultado de otras deficiencias, como la falta de comportamiento antiparasitario del hospedador nativo en comparación con el hospedador donante, que muestra patrones de comportamiento distintos, manteniendo baja la abundancia del parásito. A partir de la escasa bibliografía disponible, se puede concluir que la adaptación de ciertas poblaciones del nuevo hospedador al parásito foráneo lleva de varias décadas a un siglo o más. Resumiendo todo lo que sabemos sobre los hospedadores y los parásitos como alienígenas, se pueden deducir patrones y principios tentativos, pero los estudios de casos individuales nos enseñan que hay que evitar las generalizaciones.