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«Esto parece sencillamente absurdo; pero quien quiera llegar a ser filósofo debe aprender a no asustarse por los absurdos.»
– Bertrand Russell
Históricamente la primera pregunta en filosofía fue ‘¿Existe una realidad que no cambia, a pesar de la apariencia siempre cambiante de las cosas? Y ¿es esa realidad una sola cosa o varias cosas diferentes?». Esta fue la pregunta que se hizo uno de los primeros filósofos, los milesios (de la Jonia griega), mucho antes de los días de Sócrates.
Una pregunta más reciente que va en esta línea cuestiona nuestra visión y comprensión de los objetos que utilizamos en nuestra vida cotidiana y los objetos que las ciencias blandas como la física, la química, etc. dicen que están formados por un millón de moléculas, como una mesa y una silla. Estamos seguros de su existencia en la vida y los damos por supuestos. Aquí es donde la filosofía piensa de manera diferente y bastante absurda, como podría decirse, al preguntarse si la silla en la que todo el mundo está sentado, y la mesa detrás de la que todo el mundo está sentado ahora mismo, existen realmente en la realidad. Pero entonces, ¿qué es la realidad? ¿No es este objeto real y definido en realidad una percepción de la «apariencia» que hemos registrado de la silla, la mesa. Bertrand Russell afirma así que hay una diferencia entre «apariencia» y «realidad» que ahora se plantea.
Las sillas y las mesas aparecen ante nosotros de una manera determinada, con una forma y un color determinados, pero ¿es eso lo que las hace necesariamente reales? Como niño humano racional en este mundo de la ciencia, yo llamaría a esto basura. El filósofo irracional que hay en mí, si es que existe, diría que no existen, al menos como objetos reales. Y así surge el conflicto de la mente y la materia. No se puede negar que existe una determinada materia, a la que elegimos llamar silla y mesa en este caso. No son sólo un producto de lo que aparece ante nosotros, porque esta materia existe incluso cuando salimos de la habitación. ¿Pero esta materia tiene realmente la forma de una mesa y una silla? No, esa percepción es un producto de nuestra mente. La materia es incapaz de tener conciencia o pensamiento. Pero nuestra mente y nuestro sentido de la vista le dan la forma de una mesa y una silla. Y aquí es donde surgen dos clases de filósofos: los idealistas, que creen que no hay nada real más que las mentes y las ideas, y los realistas, para quienes sí existe algo real independientemente de la presencia de una mente humana, aunque a cada uno de nosotros le parezca diferente.
Volviendo a la cuestión de la realidad, cuando vemos una mesa, nuestro procesamiento inmediato es el de los datos del sentido que recoge los diversos rasgos de la mesa, dándonos la apariencia de la misma y nos lleva a la conclusión de su existencia en la realidad. Pero si la realidad no es lo que parece, ¿existe entonces alguna realidad? O todo es una vaga interpretación de condicionamientos pasados y de diferentes percepciones que forzamos para que se manifiesten en una realidad que queremos creer.
Esto da lugar al concepto de ilusiones y alucinaciones. Si todo es producto de las interpretaciones de nuestra mente, ¿no podemos llamar a toda nuestra vida una ilusión? ¿Qué prueba tenemos de que lo que vemos ante nosotros es la realidad última? Otro argumento justifica que debe ser real porque todo el mundo percibe la misma materia de forma similar. El hecho de que una mesa guardada en un aula parezca similar a todas las personas presentes en esa sala, ¿proporciona alguna validación de que es realmente real? Es materia; existe. Pero, ¿en qué nos basamos para justificar su existencia como la mesa que vemos? La mayoría no puede validar todo. Sin embargo, qué pasa con los trastornos mentales como la esquizofrenia. En ese caso, una persona es etiquetada como diferente porque su realidad es distinta a la de la mayoría. ¿Pero eso la convierte en falsa? Si vemos, sólo refuerza el punto de que no hay realidad y sólo la diferencia en la apariencia tal como la perciben los diferentes individuos, independientemente del número, con lo que es seguro que la materia y todo lo demás que vemos en este mundo es todo una manifestación de la mente y sus ideas y de cómo vemos el mundo. No existe un mundo real definido. Existe un mundo físico, aunque separado de la mente humana. Y volviendo así a nuestra silla, es fácil ver por qué claramente no existe como silla.
Para dar más ejemplos y justificaciones que validen el punto expuesto anteriormente, se presenta una anécdota. Dicen que todo empezó con el calcetín de John Locke. Él se preguntaba: «Si a mi calcetín se le hace un agujero, y posteriormente se le pone un parche, ¿sigue siendo el mismo calcetín?». Y además: «¿Y si se remienda dos veces? ¿Y si se reparara tanto que no quedara ningún hilo original, seguiría siendo el mismo calcetín?». En medio de los debates, una vez más la salida fácil sería decir: «Un calcetín nunca existió en primer lugar».
El problema con los objetos es que la diferencia entre un montón y un grano de arena, un palo y una ramita es meramente lingüística. Del mismo modo, una caja cúbica puede ser utilizada como un arma, una silla, una mesa y dependiendo de su uso, el nombre y por lo tanto su realidad cambiaría. Y por último, considerando el universo como un todo, cuando miramos hacia arriba, vemos las estrellas y a lo largo de los años hemos desarrollado el concepto de constelaciones. Hemos creado un patrón de puntos en el cielo y le hemos dado un nombre, incorporándolo a nuestra realidad. Pero ahí fuera, en el espacio, estas estrellas no son más que bolas de fuego individuales. Le hemos dado el concepto de constelaciones cuando tal cosa no existe en la realidad. Es un producto de nuestra mente.
Aunque este debate nunca llegará a un final concluyente, a la parte racional de mí no le importa. La filosófica sin embargo argumenta que la silla y cualquier otra materia no existe en una realidad sino que es una mera manifestación de nuestra mente y sus ideas. La mente da identidad a la materia, que parece ser nuestra realidad.
Imagen de cortesía- englishns17.wordpress.com