«Joroba de búfalo» en hombres con infección por VIH-1
Antecedentes: El agrandamiento de la almohadilla de grasa dorsocervical («joroba de búfalo») se ha notificado en numerosos pacientes infectados por el VIH-1. Algunos investigadores han especulado que este hallazgo está asociado al tratamiento con inhibidores de la proteasa.
Métodos: Entre junio de 1995 y octubre de 1997, estudiamos a ocho hombres infectados por el VIH-1 que habían desarrollado una joroba de búfalo mientras estaban estables en la terapia antirretroviral. Se midió la excreción de cortisol libre en la orina durante 24 horas y se realizó una prueba de supresión con dosis bajas de dexametasona durante la noche para detectar el síndrome de Cushing. En un paciente, se midieron las concentraciones de cortisol en plasma cada 4 h durante 24 h para evaluar el ritmo circadiano del cortisol. Los resultados del análisis de la composición corporal total y regional mediante absorciometría de rayos X de doble energía, y las concentraciones de glucosa, colesterol, triglicéridos y cortisol se compararon con los obtenidos en una población de control de 15 hombres seropositivos al VIH-1 cuya edad, índice de masa corporal (IMC) y recuento de linfocitos CD4 estaban dentro del rango de valores de los ocho pacientes del estudio.
Resultados: Los ocho pacientes con joroba de búfalo estaban clínicamente estables con varios regímenes antirretrovirales, cuatro de los cuales incluían un inhibidor de la proteasa. No se observaron otros signos de síndrome de Cushing, y los valores de cortisol en plasma no difirieron significativamente de los de los controles. La excreción urinaria de cortisol libre en 24 horas fue normal en siete pacientes y ligeramente elevada en uno (248 nmoles). En este paciente, la repetición de la excreción de cortisol libre en orina de 24 h fue de 175 nmoles y las concentraciones de cortisol en plasma a lo largo de 24 h mostraron un patrón circadiano normal (nadir de 83 nmol/L a las 2400 h). Los ocho pacientes presentaron una supresión normal de los valores de cortisol tras la administración de 1 mg de dexametasona (cortisol plasmático inferior a 83 nmol/L). En comparación con los controles seropositivos, los hombres con joroba de búfalo tenían una proporción significativamente mayor de grasa en la región del tronco, lo que sugiere una acumulación de grasa central. Los valores de triglicéridos, pero no de colesterol, eran más elevados en los pacientes que en los controles, pero esta diferencia no era significativa. Los valores de glucosa en ayunas no difirieron significativamente.
Interpretación: El desarrollo de una joroba de búfalo no puede atribuirse al hipercortisolismo en estos ocho hombres. Además, su aparición no es exclusiva de los pacientes que toman inhibidores de la proteasa. Aunque el mecanismo de la acumulación de grasa dorsocervical no está claro, especulamos que se producen anormalidades regionales en la lipogénesis y la lipólisis, posiblemente influenciadas por los cambios hormonales y metabólicos observados con la infección por VIH-1 y su tratamiento.