La filosofía analítica en América Latina

Algunos límites geográficos y teóricos

La filosofía analítica se introdujo en América Latina a mediados del siglo XX, aunque no se extendió fácilmente por toda la región. Esta entrada ofrece un panorama histórico de la filosofía analítica producida en América Latina, y no sobre América Latina; abarca los desarrollos filosóficos relativos a los problemas más diversos y universales que están en el corazón de la filosofía occidental. Dada la gran cantidad de personas, instituciones, revistas y temas que coexisten en este ámbito geográfico de la tradición analítica, hay que empezar por precisar algunos de los límites de este trabajo.

En primer lugar, la entrada se centra en las ideas de los filósofos que han desarrollado su práctica investigadora y docente durante la mayor parte de su vida en un país latinoamericano (en lugar de tomar como criterio el país de origen). Una característica de los intelectuales latinoamericanos es que muchos de ellos han tenido que emigrar a otros países dentro o fuera de la región, en muchos casos por razones políticas, en otros por razones económicas y en algunos casos por razones personales. Por razones de espacio se excluirán aquellos filósofos con raíces latinoamericanas que desarrollaron su trabajo filosófico fuera de esta zona.

En segundo lugar, en esta entrada no se tratará la historia contemporánea del tema, ya que aún está en evolución. Como se mencionó anteriormente, la filosofía analítica se introdujo a mediados del siglo XX, inicialmente en Argentina y México, y luego, en menor medida, en Brasil. Los primeros filósofos analíticos de la región llevaron a cabo una amplia labor didáctica que ha dejado generaciones de filósofos profesionales trabajando dentro de la tradición. Como la investigación está en curso, es imposible mencionar a todas las personas que actualmente trabajan dentro de esta tradición en América Latina.Véase la sección Otros recursos de Internet para los enlaces a las asociaciones pertinentes.

Por último, es importante delinear lo que se considerará dentro del ámbito de la filosofía analítica para el presente trabajo. Nuestraconsideración de la filosofía analítica no se limita a los trabajos que implican un análisisconceptual. En efecto, como sostiene Ezcurdia (2015), no todos los filósofos que se consideran analíticos adoptan este método, y los que lo hacen discrepan sobre la forma en que debe entenderse.Rabossi (1975) defiende la idea de que la filosofía analítica puede ser identificada considerando ciertos parecidos de familia. Sugiere los siguientes rasgos de familia: una actitud positiva hacia el conocimiento científico; una actitud cautelosa hacia la metafísica; una concepción de la filosofía como tarea conceptual, que toma el análisis conceptual como método; una estrecha relación entre el lenguaje y la filosofía; una preocupación por buscar respuestas argumentativas a los problemas filosóficos; la búsqueda de claridad conceptual. En el caso de la filosofía analítica en América Latina, hay que añadir otros dos rasgos de familia a la lista anterior; estos rasgos distinguen las formas en que se practica la filosofía en América Latina de cómo se practica en otras partes del mundo. En primer lugar, dado que la filosofía analítica se introdujo cuando otras tradiciones filosóficas eran dominantes, las reflexiones filosóficas en la tradición analítica suelen ir de la mano de cuestiones metafilosóficas (por ejemplo, la naturaleza de la filosofía, su papel en la sociedad, su forma específica de enseñanza, las relaciones entre las diversas tradiciones filosóficas, etc.). En segundo lugar, dado que la introducción de la filosofía analítica en los países latinoamericanos estuvo relacionada con la búsqueda de cambiar las instituciones intelectuales conservadoras, las estructuras sociales y políticas y sus formas de gestión, el espíritu crítico y constructivo de la filosofía analítica llevó a muchos de sus practicantes en América Latina a comprometerse políticamente de diversas maneras en sus países de origen.

Incluso esta lista ampliada de rasgos familiares no es suficiente para caracterizar la filosofía analítica en América Latina. Muchos filósofos no analíticos exhiben estos mismos rasgos. Glock (2008) sugiere que la manera correcta de entender la filosofía analítica es añadir una dimensión histórica a estos rasgos y entender la filosofía analítica como una tradición intelectual. En una línea similar, Gracia (2010) argumenta que las consideraciones sociológicas juegan un papel importante en la distinción de la filosofía analítica de otros métodos de filosofía:

Lo que tenemos entonces es una estructura familiar no basada en una genética sino en un linaje intelectual, un pedigrí intelectual, que a su vez se basa en prácticas que se han transmitido y modificado dentro de un contexto familiar. De hecho, seguimos organizándonos en familias y tribus y hay exclusiones y feudos. La humanidad se compone principalmente de comunidades, y la filosofía no difiere de otros esfuerzos humanos, lo que explica que las consideraciones culturales, políticas y étnicas desempeñen un papel en los proyectos humanos, incluidos los académicos. (Gracia2010: 29)

La tradición analítica no sólo tiene una historia, sino que se compone de varias generaciones de personas que están vinculadas de manera particular (por ejemplo, las relaciones asesor-estudiante y colega-compañero). Estas personas participan en actividades compartidas en las que se reconocen como miembros de la misma comunidad, discuten e investigan temas similares utilizando un enfoque similar, y operan con una base teórica compartida. Esto no significa que los filósofos analíticos de América Latina no tengan vínculos con la comunidad más amplia de filósofos analíticos europeos y anglosajones. Por el contrario, muchos de ellos se han formado fuera de América Latina, realizan trabajos que van más allá del contexto latinoamericano y establecen importantes vínculos con las comunidades académicas anglosajonas y europeas.

En esta entrada se presenta la comunidad de filósofos analíticos que existe hoy en América Latina, describiendo la forma en que se ha desarrollado esta tradición filosófica en la región. La sección 2 ofrece una aproximación histórica al tema, mientras que la sección 3 ofrece ejemplos de las líneas de investigación más originales desarrolladas en América Latina dentro de la tradición analítica.

Historia de la filosofía analítica en América Latina

La filosofía en América Latina, como todas las demás empresas culturales, ha estado estrechamente relacionada con la cultura europea desde la época colonial.En un contexto de filosofía tomista, marxista, positivista, fenomenológica, existencialista e idealista se introdujeron las obras de autores como Frege, Russell, Quine, Carnap, Wittgenstein, Strawson y otros. La filosofía analítica se desarrolló de forma heterogénea en América Latina. La tradición analítica aparece en Argentina y México a mediados del siglo XX, y en menor medida en Brasil, Perú, Colombia y Uruguay en el mismo período. El desarrollo en Argentina y México fue mucho más rápido, y la filosofía analítica había madurado en los dos países en la década de 1980. Las fuertes instituciones creadas por los primeros filósofos analíticos (por ejemplo, el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIF-UNAM) y la Sociedad Argentina de Análisis Filosófico (SADAF)) desempeñaron un papel importante. El desarrollo de la filosofía analítica fue más limitado en otros países donde sólo hubo figuras aisladas que, en muchos casos, no dejaron alumnos.

2.1 Argentina

La filosofía analítica apareció en Argentina a mediados del siglo XX en dos áreas muy diferentes: (1) la filosofía de la matemática y de la ciencia y (2) la filosofía del derecho.

Una serie de matemáticos y físicos interesados en los fundamentos de la matemática y de las ciencias naturales introdujeron los desarrollos lógicos de principios del siglo XX y las ideas de los positivistas lógicos del Círculo de Viena. Mario Bunge, que en 1944 fundó Minerva, la primera revista de filosofía del país, desempeñó un papel importante. Bunge fue también el autor del primer libro analítico escrito en América Latina, Causalidad: El lugar del principio causal en la ciencia moderna, publicado por Harvard en 1959, que posteriormente fue traducido al español. Al año siguiente publicó Antología Semántica, la primera traducción al español de Russell, Carnap, Hempel, Tarski, Quine y Goodman, pero poco después se trasladó a Canadá y no dejó alumnos en Argentina. Contemporáneamente a Bunge, Julio Rey Pastor y Gregorio Klimovsky introdujeron temas de lógica y fundamentos de la matemática en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires.Aunque publicó pocos trabajos, Gregorio Klimovsky impulsó el desarrollo de la filosofía analítica en Argentina. Su profundo conocimiento y entusiasmo por los fundamentos de las matemáticas, la metodología de las ciencias naturales, los fundamentos del psicoanálisis y la historia de la ciencia dejaron una profunda huella en sus alumnos. Klimovsky enseñó lógica y filosofía de la ciencia en la Universidad de Buenos Aires de 1957 a 1966, introduciendo a los estudiantes de filosofía la lógica contemporánea y los autores analíticos, algunos de los cuales se convirtieron en la primera generación de filósofos analíticos argentinos.

La filosofía del lenguaje fue introducida como disciplina en Argentina por Thomas Moro Simpson, quien publicó Formas lógicas, realidad y significado en 1964, un libro de literatura analítica latinoamericana, influyente no sólo en Argentina y México (donde viajó en 1967 para enseñar sobre estos temas), sino también en otros países latinoamericanos. Simpson también publicó Semántica Filosófica en 1973, un libro que incluye traducciones de algunas de las obras más fundamentales de la filosofía analítica -como «On Denoting» de Russell y «Sense and Reference» de Frege-, además de discusiones relacionadas con la cuantificación, la existencia y la atribución de creencias.Sus alumnos, Raúl Orayen y Alberto Moretti, trabajaron específicamente en lógica, filosofía de la lógica y filosofía del lenguaje. Moretti se especializó en Frege y también estudió la filosofía del lenguaje de Davidson y la teoría de la verdad de Tarski. Algunas de sus aportaciones más significativas han sido recopiladas recientemente en Interpretar y referir.Ejercicios de análisis filosófico (2008). Orayen trabajó en Argentina hasta la década de 1970, cuando emigró a México, donde se incorporó al IIF-UNAM. Allí impulsó a varias generaciones de filósofos analíticos y realizó sus aportaciones más sustantivas, entre ellas una de sus obras más significativas, Lógica, significado y ontología. Su investigación se centró en la filosofía de la lógica y el lenguaje, incluyendo la obra de Russell, Frege, Quine, Kripke y otros.

Felix Schuster centró su trabajo en la filosofía de las ciencias sociales. Su libro, Explicación y predicción: Lavalidez del conocimiento en ciencias sociales, publicado en 1982, es un clásico que ha sido reeditado en numerosas ocasiones. En esta obra se ocupó de la metodología y la validez de la sociología, la historia, la economía, la antropología, la psicología y el psicoanálisis, así como de la estructura y las posibilidades de predicción de las distintas teorías.

Una serie de juristas y expertos en los fundamentos del derechointrodujeron desarrollos formales así como herramientas analíticas desarrolladas dentro de la filosofía del lenguaje ordinario al estudio del lenguaje del derecho.En cuanto a las herramientas analíticas, hay que mencionar a Carlos Cossio yAmbrosio Gioja de la Facultad de Derecho de la Universidad de BuenosAires. Si bien ninguno de ellos es estrictamente un filósofo analítico (ambos se formaron dentro de la tradición fenomenológica), introdujeron a sus alumnos nuevas lecturas analíticas en sus seminarios. Gioja introdujo textos analíticos clásicos de filosofía del derecho y ética a los jóvenes estudiantes que participaban en un grupo de lectura con él.Algunos de estos jóvenes filósofos del derecho llegaron a ser fundadores de la tradición analítica en el país.Muchos filósofos se interesaron por el análisis del lenguaje ordinario, especialmente Genaro Carrió y Eduardo Rabossi. Rabossi escribió sobre muchos temas. Su obra más influyente en el campo de la ética fue el libro Lajustificación moral del castigo (1976), y también publicó Análisis filosófico, lenguaje ymetafísica (1975), un libro que introdujo por primera vez en español ideas básicas de la tradición analítica.Póstumamente, se publicó una de las obras más importantes de su carrera, En el comienzo Dios creó el canon (2008; véase más adelante en §3.3).

Entre los primeros filósofos analíticos formados en la Facultad de Derecho, hubo también una línea de pensamiento que se aleja del lenguaje ordinario y trata de aplicar herramientas formales al estudio del lenguaje del derecho. En este ámbito destaca la obra de Alchourrón y Bulygin Sistemas Normativos (1971), sobre la lógica de las normas y las proposiciones normativas. Esta obra presenta los sistemas jurídicos como sistemas deductivos y pretende estudiar las asimetrías lógicas entre los procesos de promulgación y de abolición de las leyes.Alchourrón se preocupó por los cambios en los sistemas jurídicos producidos por la promulgación y la abolición de las leyes, buscando producir un sistema formal que diera sustancia a los cuerpos legales; el paralelo con los sistemas de creencias le indujo a centrarse en el cambio de creencias, produciendo el primer trabajo formal sobre la dinámica de la creencia (Alchourrón et al. 1985); la teoría, conocida como AGM (por las iniciales de los apellidos de sus creadores: CarlosAlchourrón, Peter Gärdenfors y David Makinson), ha tenido un gran impacto en todo el mundo.

Carlos Nino es uno de los miembros más jóvenes de la tradición de la Facultad de Derecho, y desempeñó un papel influyente tanto en la filosofía práctica como en la historia institucional de Argentina. Realizó importantes aportes teóricos en ética, filosofía del derecho y teoría constitucional, entre otros en Ética y derechos humanos.Nino es también recordado por su compromiso político con la recuperación de la democracia en Argentina en la década de 1980. Fue asesor del presidente Alfonsín, y uno de los diseñadores (junto con Eduardo Rabossi) de la política de derechos humanos de Alfonsín, política que incluyó, entre otras medidas, el juicio histórico a los dirigentes del gobierno militar en 1985, permitiendo el encarcelamiento de los líderes del terrorismo de Estado en Argentina. Nino murió muy joven en 1993.

Si bien todos los patriarcas de la filosofía analítica en Argentina se formaron, comenzaron a trabajar y se convocaron en la Universidad de BuenosAires, la historia institucional del país los obligó tempranamente a abandonar la universidad y a refugiarse en una institución creada para fortalecer el desarrollo de la filosofía analítica en la región.En efecto, en 1966 el golpe de Estado llevó a muchosintelectuales a abandonar la universidad pública, obligándolos a dejar sus trabajos y su desarrollo intelectual. Poco después, varios filósofos comienzan a reunirse fuera de los círculos oficiales para continuar su trabajo filosófico, fundando SADAF en 1972.Muchas mujeres filósofas también participaron en esta empresa como Cecilia Hidalgo, Cristina González, Diana Maffia, Gladys Palau y Nora Stigol. La fundación de esta institución hizo converger a filósofos de las dos líneas mencionadas, creando a partir de entonces una comunidad unificada de filósofos analíticos en el país. Además de mantener el espíritu y la práctica de la filosofía analítica durante los años en que estuvo excluida de la esfera pública (1966-1983), SADAF y sus miembros llevaron a cabo tres grandes tareas: (1) continuar la formación de las jóvenes generaciones dentro de la tradición analítica; (2) fortalecer las conexiones con las comunidades analíticas de otros países, especialmente con la comunidad analítica del IIF-UNAM de México y el Centro de lógica, epistemología e história da ciência (en adelante: CLE) de Brasil; y (3) crear, en 1981, la primera revista analítica en español de Argentina y la segunda de América Latina: Análisis Filosófico.

Como se mencionó anteriormente, el rápido desarrollo de la filosofía analítica enArgentina tuvo dos causas: su temprana institucionalización, y el legado docente de muchos de sus fundadores que produjeron nuevas generaciones de filósofos analíticos cuyos trabajos viajaron más allá de las fronteras de su país de origen.

Thomas Simpson fue el mentor intelectual de generaciones de filósofos del lenguaje, entre los que destaca Alberto Moretti, quien a su vez formó una nueva y poderosa generación de filósofos analíticos. Eduardo Rabossi abarcó temas más amplios de la filosofía y tuvo alumnos que se centraron en la bioética, Wittgenstein y la filosofía del siglo XX, aunque la mayoría de sus alumnos se centraron en la filosofía de la mente. Carlos Alchourrón y Eugenio Bulygin dejaron muchos alumnos trabajando en la lógica de las normas, como Hugo Zuleta y Ricardo Caracciolo, y Alchourrón también tuvo alumnos centrados en la lógica filosófica. Y, a pesar de su temprana muerte, Carlos Nino también tuvo muchos alumnos.

A mediados de los años 80, la filosofía analítica también se desarrollaba más allá de Buenos Aires, en la Universidad Nacional de Córdoba centrándose en tres áreas: filosofía del lenguaje, bajo la dirección de Carolina Scotto; lógica, bajo la dirección de HoracioFaas; y filosofía de la ciencia, bajo la dirección de VíctorRodríguez.

2.2 México

En la primera mitad del siglo XX, varios filósofos mexicanos, que no eran propiamente filósofos analíticos, introdujeron en el país una serie de herramientas formales, textos y temas de la filosofía analítica. El primer libro de filosofía e historia de la ciencia en español fue publicado por Juan David García Bacca en 1936. Le siguieron más obras analíticas, como un libro sobre el positivismo lógico y el Círculo de Viena, publicado en 1941 por Antonio Caso, y las obras de Ayer y Carnap, traducidas por su alumno, Nicolás Molina Flores, quien también fue el primer mexicano en argumentar a favor del empirismo lógico. Eduardo García Maynez, filósofo del derecho, introdujo en su obra las herramientas de la lógica matemática. En 1953 publicó Los principios de la ontología formal del derecho y su expresión simbólica, uno de los primeros trabajos filosóficos expresados en símbolos formales en México.García Maynez sólo hizo un uso superficial de las herramientas lógicas y no dejó alumnos, por lo que sus trabajos no tuvieron eco en los desarrollos posteriores en México y no tuvieron impacto fuera del país; sin embargo, logró un importante legado institucional, ya que él y otros abogaron por la creación del Centro de Estudios Filosóficos, que luego se convirtió en el IIF-UNAM. Mientras García Maynez fue su director, el Centro incorporó investigadores de tiempo completo y creó la revista Dianoia en 1955.Durante este periodo se fomentaron las discusiones filosóficas y las publicaciones en español.

Además de García Maynez, José Gaos, un filósofo español que emigró a México a causa de la guerra civil española, también fue influyente en el desarrollo de la filosofía analítica en México. Muchas obras importantes de la fenomenología, incluyendo Sein und Zeit de Heidegger, fueron traducidas al español por Gaos, él mismo fenomenólogo. Es en las reuniones de grupo organizadas por Gaos donde se encuentran las tres figuras que impulsaron la filosofía analítica mexicana desde los años sesenta: Alejandro Rossi, Luis Villoro y Fernando Salmerón. En estos seminarios se introdujeron lecturas analíticas clásicas, como las obras de Russell, Wittgenstein y Moore. A partir de entonces, en México, la filosofía analítica aparece en diálogo y conflicto con la fenomenología (Salmerón 2003). Esta transición de la fenomenología a la filosofía analítica en el IIF-UNAM se consolida entre 1966 y 1977, años en los que Salmerón fue su director. En 1967 se funda la primera revista estrictamente analítica en español: Crítica: Revista hispanoamericana de defilosofía. México siempre acogió a los emigrantes políticos y tuvo una política de invitación a otros colegas latinoamericanos que ayudaron a fortalecer los lazos entre los investigadores de la región. En esos años, varios filósofos analíticos argentinos (por ejemplo, Rabossi, Alchourrón y Simpson) fueron invitados a dar clases en México.

El primer artículo en español sobre filosofía analítica del lenguaje -más específicamente, sobre el instrumento del lenguaje privado- fue publicado por Alejandro Rossi, de raíces italianas y venezolanas, pero que desarrolló sus investigaciones en México. Este trabajo y otros fueron posteriormente reeditados en Lenguaje y Significado (1969), un libro compuesto por cinco trabajos, que refleja claramente el paso de la fenomenología a la filosofía analítica, tomando a Wittgenstein como coyuntura. El primer artículo del libro versa sobre las Investigaciones Lógicas de Husserl, y los tres últimos tratan específicamente del desacuerdo de Strawson y Russell sobre las descripciones definidas, el problema de las descripciones vacías y la relación entre los nombres propios y las descripciones definidas. Además de su labor filosófica dentro de la tradición analítica y de su enorme trabajo para fortalecer el Instituto, Rossi escribió varios ensayos de carácter más literario, recopilados posteriormente en Manual deldistraído (1978).

La epistemología analítica fue introducida en México por Luis Villoro, autor de un libro fundacional en español Saber, creer, conocerpublicado en 1982. En este libro, Villoro revisa muchos de los temas desarrollados en la epistemología del siglo XX, como la distinción entre conocimiento y creencia, su conexión con la verdad, la distinción entre distintos tipos de conocimiento (saber-que y saber-cómo), y las consideraciones éticas en una teoría del conocimiento (por ejemplo, la de la tolerancia con las creencias no compartidas de los demás y las reglas de veracidad, racionalidad y autonomía de la razón que rigen nuestro conocimiento). Además, el libro de Villoro es fundacional en el contexto latinoamericano porque intentó sistematizar por primera vez un vocabulario técnico en español sobre estos temas. La cuestión de la traducción es central, como se discutirá en §3.3. En inglés, el idioma dominante de la filosofía analítica, hay un solo verbo – «to know»- mientras que en español (como en alemán, francés y otros idiomas) hay dos verbos: «saber» y «conocer»; por ello, la cuestión de la relación entre los distintos tipos de conocimiento identificados por los filósofos del lenguaje ordinario, como Ryle, y su traducción al español no es una cuestión filosófica baladí.Además de estas valiosas aportaciones a la teoría del conocimiento, Villoro también avanzó de forma destacada en cuestiones relacionadas con la historia política de México y la filosofía política, así como en las discusiones sobre la posibilidad de fundar una filosofía americana, tema que constituyó el núcleo del grupo Hiperión (1948-1952).

La filosofía práctica, incluyendo la ética y la filosofía de la educación, fue introducida por Fernando Salmerón. Su primer libro claramente analítico es La filosofía y las actitudes morales (1971).Este libro incluye tres ensayos escritos entre 1966 y 1969 dondeSalmerón pretende: 1) destacar el carácter argumentativo y crítico de la actividad filosófica; 2) conectar esta empresa vital (la adopción de la filosofía como profesión) con un sentido más amplio de la filosofía entendida como cosmovisión; y 3) subrayar cuestiones como el compromiso práctico de los filósofos, la conexión entre estas prácticas y otras prácticas sociales, el papel de la investigación y la enseñanza filosófica en la sociedad en la que está inmersa, su relación con el conocimiento científico, etc. También publicó con Eduardo Rabossi una serie de traducciones de obras clásicas de la filosofía analítica práctica, como las de Moore, Strawson, Hare, Stevenson, Searle, Harman, etc. Entre sus obras más destacadas se encuentran Ensayos filosóficos (1988) y Enseñanza y filosofía (1991). Una de sus preocupaciones más profundas parece haber sido la de situar la filosofía -entendida como práctica crítica y argumentativa- en un lugar central para el desarrollo político e intelectual de una sociedad. Destaca también su labor institucional, la difusión de la filosofía analítica en América Latina y la presentación en el extranjero de las aportaciones analíticas de los filósofos latinoamericanos.

A los mencionados fundadores de la tradición analítica en México les siguió otro grupo de filósofos que se dedicaron a la lógica y a la filosofía de la ciencia. La siguiente generación, que incluye a Roberto CasoBercht, Hugo Padilla y Wonfilio Trejo, abandonó por completo la fenomenología y podría considerarse la primera generación de filósofos analíticos «puros». Los temas y autores analíticos fueron expandidos por todo el país por Trejo, quien enseñó en otras universidades más allá de la UNAM. En filosofía del lenguaje fueron significativas las aportaciones de Hugo Margáin y en filosofía del derecho de Ulises Schmill y Javier Esquivel.

Durante las dos últimas décadas del siglo XX, la producción filosófica del IIF-UNAM se incrementó notablemente.Entre los filósofos que han contribuido están: Margarita Valdés, que trabaja en ética aplicada, filosofía del lenguaje y de la mente, epistemología y, más recientemente, en la historia de la filosofía analítica y de la filosofía en general en América Latina; Paulette Dieterlen, que trabaja en filosofía política, concretamente en la pobreza y la justicia distributiva, y Olbeth Hansberg, que trabaja en filosofía de la mente, especialmente en las emociones, la percepción, la conciencia y la filosofía davidsoniana. Mark Platts, de origen británico, se trasladó a México donde publicó Ways of Meaning en 1979 (segunda edición en 1997) y Moral Realities:An Essay in Philosophical Psychology (1991), donde explora el concepto de deseo y desarrolla una teoría antihumeana de la motivación moral. Influyó en varios miembros del IIF-UNAM, como LourdesValdivia, Olbeth Hansberg, Salma Saab, Guillermo Hurtado y MaiteEzcurdia. Carlos Pereda (originario de Uruguay) trabaja principalmente en ética, epistemología y teoría política, pero también en actos de habla y comunicación lingüística. Desde entonces, las generaciones más jóvenes de filósofos han diversificado y profundizado el programa analítico.

A diferencia de lo que ocurrió en Argentina, México, al igual que Brasil, tuvo políticas estatales consistentes que alentaron a los jóvenes académicos a realizar estudios de posgrado en el extranjero con el compromiso de volver a trabajar en el propio país. Así, muchos filósofos se han doctorado en el extranjero y sus asesores doctorales trabajan fuera de México, generalmente en el Reino Unido o Estados Unidos. Por ello, las comunidades filosóficas mexicanas se mantienen unidas por instituciones como el IIF-UNAM, a diferencia de Argentina, donde la relación estudiante-asesor es esencial para la consolidación de las comunidades filosóficas.

2.3 Brasil

En Brasil encontramos varios atisbos tempranos y aislados de la tradición analítica. Francisco Cavalcante Pontes de Miranda publicóO Método de AnáliseSócio-Psicológica en 1925 y, en 1937, OProblema Fundamental do Conhecimento, que estaba influenciado por el Tractatus deWittgenstein, Ramsey y el Círculo de Viena.Vicente Ferreira da Silva publicó un libro sobre los fundamentos de la lógica matemática en 1940. Cabe destacar que W.V.O. Quine permaneció durante algún tiempo en São Paulo, donde publicó en portuguésO sentido da nova lógica (1944). Aunque su obra influyó en la siguiente generación de filósofos, no dejó ningún alumno en la región. En cambio, el filósofo analítico francés Gilles-Gaston Granger, que enseñó en la Universidad de São Paulo de 1947 a 1953 y volvió a Brasil muchas veces después, tuvo una influencia más duradera en personas como Newton da Costa y JoséArthur Giannotti, que trabajaron en la intersección de la fenomenología y el marxismo bajo la influencia de Wittgenstein. Dentro de esta primera generación de filósofos analíticos brasileños, tal vez sea Newton da Costa -el creador de la lógica paraconsistente- el que alcanzó mayor protagonismo fuera de Brasil.

Al margen de la tradición lógica, el resto de la filosofía analítica brasileña surge no como una secuela del positivismo, sino como una innovación filosófica. Las primeras publicaciones en el área aparecieron en los años 70. En Brasil, a diferencia de México y Argentina, los primeros trabajos analíticos no provienen de la tradición fenomenológica, sino de los estudiosos de la historia de la filosofía. De hecho, hay dos figuras principales en esta historia, que trabajaron en la historia de la filosofía pero tuvieron alumnos analíticos: João Paulo Monteiro (estudioso de Hume, interesado en cuestiones de epistemología, escepticismo y filosofía de la ciencia) y Oswaldo Porchat (estudioso de Aristóteles, centrado en el escepticismo, pero también interesado en la lógica, la filosofía del lenguaje y las ciencias). En 1976, Porchat fundó el Centro de lógica, epistemología e historia de la ciencia (CLE) en la Universidad de Campinas, São Paulo, y al año siguiente comenzó a editar la revista Manuscrito, dirigida por M. Wrigley y posteriormente por M. Ruffino.

Hay un gran grupo de filósofos analíticos en la zona de Riode Janeiro, entre ellos Oswaldo Chateaubriand, que trabaja en filosofía de la lógica, metafísica y filosofía del lenguaje, y ha contribuido a temas como la forma lógica, la sintaxis, la gramática, la verdad lógica, la teoría de las descripciones, las teorías de la verdad, las modalidades y los contrafactuales.Otros filósofos analíticos que trabajan en Río son Danilo Marcondes Filho (filosofía del lenguaje, epistemología, escepticismo), WilsonMendonça (filosofía de la mente, ética y metaética) y MariaClara Dias (ética, filosofía de la acción y de la mente).

Además, en la Universidad Federal de Santa Catarina (Florianópolis) trabaja un nutrido grupo de filósofos de la ciencia organizados en torno al Núcleo de Epistemología y Lógica (NEL) que edita la revista Principia. Cada dos años organizan un simposio internacional sobre temas de filosofía de la ciencia, epistemología, lógica y metafísica. El grupo incluye a Newton daCosta, Décio Krause, Luiz Henrique de A. Dutra, y dos emigrantes argentinos, Alberto Cupani y Gustavo Caponi.

A diferencia de Argentina y México, donde gran parte de la actividad se concentra en las dos capitales, Brasil tiene un vasto panorama en el que podemos encontrar en diferentes universidades a muchos filósofos dentro de la tradición analítica, aunque trabajan conectados entre sí por los «Grupos de Trabalho» de ANPOF.

Sólo en 2008 se fundó la Sociedad Brasileña de Filosofía Analítica (SBFA).

2.4 Otros países

En Colombia, como en otros países de la región, los primeros trabajos de filosofía analítica se produjeron en la segunda mitad del siglo XX. Hay dos revistas -Ideas y valores y Cuadernos deFilosofía y Letras- en las que se publican trabajos analíticos (y no analíticos). Rubén Sierra Mejía, en esta segunda mitad de los años sesenta, introdujo en Bogotá cursos y traducciones de algunas obras clásicas dentro de la tradición analítica, y publicó sus artículos en un libro, Apreciación de laFilosofía Analítica (1987). En la Universidad de Valle (Cali), Adolfo León Lobos introdujo la teoría de la argumentación y la filosofía del lenguaje ordinario. Juan José Botero es conocido por su trabajo centrado en los orígenes comunes de las tradiciones fenomenológica y analítica, examinando la correspondencia entre Husserl y Frege y publicando trabajos sobre la conciencia, las actitudes proposicionales, el sentido y la referencia. Hay muchos otros filósofos colombianos contemporáneos que están haciendo contribuciones significativas dentro de la tradición analítica.

En Perú, la filosofía analítica fue introducida por Francisco MiróQuesada. En 1946 publicó el primer libro del área:Lógica. Escribió muchos trabajos sobre lógica, lógica deóntica, filosofía de las matemáticas y también sobre la realidad social y política de su país.En la década de 1970 fundó, con Alberto Cordero, un programa de filosofía de la ciencia.En la década de 1960Augusto Salazar Bondy tradujo a Moore y a Wittgenstein y escribió una serie de ensayos sobre el lenguaje evaluativo, que finalmente se publicó como libro en 1971 en Chile.

Más allá de estas figuras aisladas que no dejaron alumnos, sólo en el siglo XXI encontramos dos pequeños grupos en Perú que trabajan en temas analíticos. En la Pontificia Universidad Católica del Perú, Pablo Quintanilla dirige un grupo interdisciplinario dedicado al estudio de la filosofía del lenguaje y la mente y su evolución (Grupo Mentey Lenguaje). En la Universidad Nacional Mayor de San Marcos un pequeño grupo liderado por Oscar García Zárate fundó el Centro deestudios de filosofía analítica (CESFIA) en2006. CESFIA publica la revista Analítica (aunque el Centro parece funcionar en cierto aislamiento del resto de los filósofos analíticos latinoamericanos).

En Uruguay, Carlos Vaz Ferreira introdujo algunas ideas y textos de la tradición analítica en la primera mitad del siglo XX, pero murió muy joven en 1956 sin dejar alumnos. A finales de los años 50, Ezra Heymann introdujo a Frege y Austin, y enseñó lógica enMontevideo antes de trasladarse a Venezuela. El filósofo uruguayo más reconocido internacionalmente fue Mario Otero, que se formó en Estados Unidos y se exilió en el IIF-UNAM en la década de 1970. Regresó a Uruguay con el retorno de la democracia en los años 80 y trabajó en la Universidad de la República en historia de la lógica y filosofía de la ciencia. Su alumna, Lucía Leiwowicz, sigue trabajando en estos temas. También se exiliaron en los años setenta, sin volver a Uruguay, Javier Sasso y Eduardo Piacenza, que se fueron a Venezuela, y Carlos Pereda, que se fue al IIF-UNAM. Actualmente, el filósofo más destacado de Uruguay es Carlos Enrique Caorsi que trabaja en filosofía del lenguaje con énfasis en la filosofía de Davidson.

Chile muestra un cierto aislamiento. Hasta el golpe de Estado de 1973, los desarrollos se limitaban a la lógica formal de Juan Rivano, Gerold Stahl y Rolando Chuaqui. Destaca RobertoTorretti, exiliado en Puerto Rico. Tuvo un impacto temprano con un libro bien considerado sobre Kant publicado en 1967. Estos estudios históricos condujeron a otros más sistemáticos en el campo de la filosofía de la ciencia y la historia de la geometría, publicados en la década de 1990.Alfonso Gómez Lobo tomó el camino opuesto, ya que publicó por primera vez Siete escritos sobre lógica y semántica en 1972, antes de abandonar la filosofía analítica para dedicarse a la filosofía antigua cuando se exilió a Estados Unidos. En la década de 1990 sólo había un par de figuras que trabajaban en filosofía de la mente y del lenguaje en Chile.En el siglo XXI la tradición analítica crece, sobre todo gracias a los numerosos filósofos que regresaron a su país después de estudiar en el extranjero.La SociedadChilena de Filosofía Analítica se fundó alrededor de 2008.

En Venezuela, Juan David García Bacca, aunque no es un filósofo analítico, introdujo autores de la tradición analítica en la década de 1960. Juan Nuño publicó en 1965 Sentido de lafilosofía contemporánea, que incluía la lógica y otras cuestiones analíticas, y trató los nombres propios y elnativismo en un libro de lógica formal publicado en 1973. Adolfo García Díaz, de origen mexicano, trabajó en los años sesenta en Venezuela en temas de lógica, metafísica e historia de la filosofía.En los años setenta, Venezuela, al igual que México, acogió a exiliados políticos como Ernesto Batistella, Javier Sasso y Eduardo Piacenza, procedentes de Uruguay.También hubo más venezolanos trabajando dentro de la tradición analítica en esta época, como Rafael Burgos (Wittgenstein y ontología) y Pedro Lluberes (ontología y filosofía de la ciencia). Y en la década de 1980, Víctor Krebs trabajó en la filosofía de Wittgenstein y Vicenzo LoMonaco en la filosofía de Davidson y la teoría de la interpretación, la semántica de los nombres propios y los compromisos ontológicos.

En Costa Rica, Claudio Gutiérrez publicó trabajos en el área de la filosofía de la lógica, la epistemología, la filosofía del lenguaje y la filosofía de la mente. Luis Camacho Naranjo hace aportes en epistemología y filosofía de la ciencia. Max Freund trabaja en la lógica de los sortales, en la lógica modal y en las consecuencias lógicas, computacionales y filosóficas del conceptualismo.

En Guatemala, Héctor-Neri Castañeda (que posteriormente emigró a Estados Unidos) publicó varios trabajos sobre la conciencia y la lógica normativa a finales de los años 50 y sobre el argumento del lenguaje privado a principios de los 60. Desde su lugar de trabajo en Estados Unidos (IndianaUniversity) colaboró con estudiantes de doctorado de Costa Rica, Guatemala y México. Asimismo, otros filósofos latinoamericanos emigraron a Estados Unidos; un caso paradigmático es el de Ernesto Sosa, un filósofo nacido en Cuba que estudió y trabajó toda su vida en Estados Unidos y que buscó constantemente establecer vínculos con la filosofía en español, especialmente con los filósofos analíticos de México y Argentina.

El crecimiento de la filosofía analítica en América Latina llevó a la fundación en 2007 de la Asociación Latinoamericana deFilosofía Analítica (ALFAn) que reúne a personas e instituciones que trabajan en la tradición analítica en la región.

Algunos ejemplos de desarrollos originales en la filosofía analítica latinoamericana

En esta sección mencionaré ejemplos de trabajos originales desarrollados por filósofos que han realizado la mayor parte de su trabajo profesional en América Latina dentro de la tradición analítica. (Por razones de espacio, es imposible ser exhaustivo).

Las áreas en las que se han producido mayores contribuciones originales son la lógica, especialmente lo que podría llamarse «lógica filosófica», como la lógica paraconsistente, la dinámica de las creencias y la lógica deóntica, y la filosofía práctica, debido al papel que la filosofía analítica jugó en el fortalecimiento de la democracia en la región. También son importantes las aportaciones sobre cuestiones metafilosóficas derivadas de la reflexión sobre lo que supone «importar» filosofía. Sin embargo, hay aportes importantes en todas las disciplinas filosóficas, ya que los filósofos analíticos latinoamericanos han abordado la mayoría de los problemas universales planteados por la filosofía occidental.

3.1 Filosofía teórica

En el caso de la filosofía teórica, la mayor parte de las investigaciones en América Latina no fueron originadas por pensamientos o intereses locales, sino por la influencia de filósofos del exterior, es decir, por la importación de teorías y puntos de vista filosóficos. En la mayoría de los casos, las ideas filosóficas propuestas no dialogan exclusivamente con otros miembros de la comunidad latinoamericana, sino con la comunidad internacional más amplia. Hay, sin embargo, algunas excepciones en el campo de la lógica filosófica y de la filosofía de la lógica donde nacieron importantestradiciones: la lógica paraconsistente y la lógica de la revisión de creencias.

La lógica paraconsistente es uno de los productos filosóficos autóctonos de América Latina. La idea que subyace a estos desarrollos es simple y tiene una motivación filosófica: una lógica es paraconsistente si el principio de no contradicción no es válido en general; sintácticamente hablando, «una lógica es paraconsistente si puede ser la lógica básica de teorías inconsistentes pero no triviales» (Da Costa & Bueno2010: 221). Como se mencionó en la sección anterior, el padre de la lógica es Newton da Costa, quien originó lo que se ha llamado la «escuela brasileña de paraconsistencia».

La otra figura destacada de la lógica que dio origen a una tradición de investigación fue Carlos Alchourrón. Además de su contribución a la lógica ontológica, Alchourrón fue también uno de los primeros lógicos en desarrollar un sistema lógico para la dinámica de las creencias (AGM). Las nociones clave de esta teoría son la revisión (cuando introducimos una nueva pieza de información en el estado epistémico actual y reajustamos la información de fondo de manera que el nuevo resultado sea consistente), y la contracción (cuando se elimina una pieza de información de un estado epistémico) (Arló-Costa y Fermé 2010: 483). Los desarrollos producidos por Alchourrón y colaboradores (hasta su temprana muerte en 1996) incluyeron cuestiones relacionadas con la lógica no monotónica y desarrollos en inteligencia artificial.

Una cuestión filosófica menos conocida que se originó y desarrolló enLatinoamérica es la Paradoja de Orayen, bautizada como tal porAlchourrón (1987). La paradoja de Orayen es un problema que RaúlOrayen identificó y presentó originalmente en un simposio sobre Quine, enGranada en 1986 (Orayen 1992). Surge cuando se afirman simultáneamente las siguientes proposiciones:

  1. La semántica de TQ (teoría cuantificacional) se construye con la ayuda de T (teoría de conjuntos de tipo Zermelo-Fraenkel), y en particular, con la restricción de que sólo los conjuntos proporcionados por T pueden ser utilizados como dominios deinterpretación.
  2. T puede formalizarse dentro de TQ (es decir, puede ser expresada por una teoría de primer orden).

No se pueden aceptar simultáneamente estas dos afirmaciones, porque si se mira (1), la teoría de conjuntos no puede ser formalizada en el sentido de (2).Orayen no sólo presentó esta paradoja, sino que ofreció dos posibles soluciones. La primera apela a la semántica basada en la adopción de predicados del lenguaje natural para interpretar predicados formales, es decir, propone una nueva forma de interpretar los símbolos del lenguaje de cuantificación con un lenguaje ya interpretado. La segunda solución se inspira en las jerarquías desarrolladas en la teoría de los tipos de Russell. La Paradoja de Orayen produjo muchas respuestas, entre ellas las de W.V.O. Quine, Hilary Putnam y William Hart, así como de famosos lógicos de la comunidad latinoamericana, como Atocha Aliseda, Agustín Rayo, Eduardo Barrio, Max Freund, Mario Gómez-Torrente, Sandra Lazzer, Adolfo García de la Sienra y Axel Barceló. Las principales propuestas en torno a esta paradoja se recogen en Moretti y Hurtado(2003) y García de la Sienra (2008).

Tanto la filosofía general como la especial de la ciencia, así como lahistoria y la sociología de la ciencia, han sido ampliamente estudiadas en América Latina. La intensa actividad en filosofía de la ciencia se refleja en las instituciones regionales que han servido de impulso para su desarrollo. En Argentina, las Jornadas de epistemología ehistoria de la ciencia son organizadas anualmente desde 1989 por un grupo local dirigido por Víctor Rodríguez, Marisa Velasco y José Ahumada.En Chile, las Jornadas Rolando Chuaqui Kettlunen se organizan anualmente desde 1999 en homenaje al destacado matemático, filósofo de la ciencia y pensador chileno, el profesor Rolando Chuaqui Kettlun, tal vez el más importante líder del desarrollo de las ciencias formales en el país durante el siglo XX.Entre los organizadores están Andrés Bobenrieth, Rolando Rebolledo, José Tomás Alvarado, Guido Vallejos, ClaudiaMuñoz y Wilfredo Quezada. También existe una organización de ámbito regional, la Asociación de Filosofía eHistoria de la ciencia del Cono Sur (AFHIC), que se fundó en el año 2000 con el fin de promover los vínculos entre los especialistas regionales y organizar encuentros cada dos años en los diferentes países miembros.Véase la entrada sobre filosofía de la ciencia en América Latina para una revisión detallada de las principales aportaciones al campo.

La teoría del conocimiento es una disciplina popular en Brasil, lo que no es de extrañar ya que los orígenes de la filosofía analítica en este país se asocian a dos figuras -Porchat y Monteiro- que trabajaron sobre el escepticismo y la fundamentación de la ciencia, seguidos por Plinio Junqueira-Smith y Paulo Faria. Los principales desarrollos en el campo, no sólo en Brasil sino también en el resto de América Latina, se pueden encontrar en la entrada sobre escepticismo en América Latina y en Cresto 2010. La metafísica analítica, por el contrario, ha tenido un escasodesarrollo en la región, con sólo algunas excepciones.

La filosofía del lenguaje y de la mente han tenido un amplio desarrollo en la región. La reflexión filosófica sobre el lenguaje, que está en el corazón de la filosofía analítica, está exhaustivamente difundida en América Latina. Las primeras publicaciones analíticas en América Latina, de Alejandro Rossi y Thomas Simpson, se dedicaron a esta área, y generaron en sus respectivos países una fuerte tradición en filosofía del lenguaje. Al igual que en el resto del mundo, muchos filósofos preocupados originalmente por los temas de la filosofía del lenguaje se volcaron a la filosofía de la mente en la década de 1980. Así, tanto la filosofía del lenguaje como la de la mente han tenido un desarrollo muy homogéneo en toda América Latina. En estos temas es evidente la influencia de la filosofía extranjera, pero aunque los problemas y argumentos abordados no nacieron en América Latina, se pueden encontrar contribuciones originales de filósofos latinoamericanos. La mayor parte de la investigación en el campo asume un enfoque naturalista, conectando los desarrollos recientes de la lingüística, las ciencias cognitivas y las neurociencias para tratar cuestiones filosóficas sobre el lenguaje y la mente, incluyendo las teorías de la referencia, el contextualismo, los conceptos psicológicos y fenoménicos, el problema mente-cuerpo, la comprensión del otro y la teoría de la acción. Las emociones, no siempre abordadas en la corriente principal de la filosofía de la mente, también han sido objeto de reflexión filosófica en la región.

En cuanto a los desarrollos clásicos de la filosofía analítica del lenguaje, el legado de Frege ha sido profundamente estudiado en la región.

3.2 Filosofía práctica

Muchas cuestiones tradicionales de la filosofía moral y política, así como de la filosofía del derecho, han sido abordadas por filósofos latinoamericanos.Sin embargo, las peculiaridades sociales y políticas de la región han producido problemas específicos que serán el tema de esta sección.

La inestabilidad política prevaleció en América Latina durante la mayor parte del siglo XX. Casi todos los países de la región han sufrido golpes de Estado, fraudes electorales, anulación de derechos constitucionales, persecuciones políticas; en suma, la democracia ha sido una quimera. En la mayoría de los países la situación política ha cambiado en los últimos treinta años, y en cierta medida esto se debió a los filósofos de la moral, la política y el derecho que produjeron una amplia discusión sobre los fundamentos de la democracia, los derechos humanos y otros temas relacionados.Desde el punto de vista económico, América Latina ha sido, y sigue siendo, una región en la que la mayor parte de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, la brecha entre ricos y pobres es muy grande, la salud y la educación son a veces artículos de «lujo» a los que mucha gente no puede acceder; en definitiva, abundan las desigualdades económicas y, por lo tanto, las educativas, culturales y sanitarias.

La ética aplicada, especialmente la bioética, ha conocido amplios y originales desarrollos filosóficos en América Latina. La situación política, económica y social de la región ha llevado a reflexiones centradas en temas como el aborto y la práctica médica y la investigación en sujetos vulnerables (RiveraLópez 2010: 365). El compromiso público con los debates en curso que importan a sus sociedades locales es una característica importante de la tradición filosófica analítica en la región. Las reflexiones filosóficas sobre el aborto son un caso paradigmático a considerar. En la mayoría de los países latinoamericanos, a diferencia de Europa y Estados Unidos, el aborto no es legal casi sin excepción, y muchas mujeres han muerto o han sido encarceladas por este hecho. México ha sido pionero en la despenalización del aborto, pero no fue hasta 2007 -y sólo en la Ciudad de México, y no en el resto del país- que se legalizó el aborto. La comunidad filosófica mexicana estuvo involucrada en el proceso que condujo a este cambio.

Margarita Valdés (1997, 2001b) ha sido pionera en este campo ya que sus aportes buscan producir impacto político (es decir,Valdés (2001a) presenta los principales argumentos a favor y en contra de la legalización del aborto y distingue tres nociones de «persona» en los argumentos: la noción biológica, la idea de persona «potencial» y la noción metafísica y moral de persona. Finalmente, muestra que los argumentos más conservadores no pueden sostenerse, porque o bien apelan a una noción de persona que no es relevante para la cuestión moral, o bien afirman -falsamente- que la persona moral está presente en el mismo momento de la concepción.

Gustavo Ortiz-Millán (2009), también en México, hace un estudio sistemático y exhaustivo del tema del aborto donde considera los principales argumentos éticos a favor y en contra del aborto, los derechos productivos de la mujer, el conflicto con los derechos del feto, el estado de derecho en su país y las estadísticas relacionadas con los temas en discusión, además de considerar la propuesta pro-vida-conservadora de la adopción, los derechos de paternidad y la política y los argumentos religiosos dominantes.

En Argentina, Florencia Luna, Eduardo Rivera López y ArleenSalles han desarrollado varias líneas de investigación en bioética.Inicialmente, se publicaron algunos libros con traducciones al español de los principales trabajos en la materia, con el objetivo de introducir en las sociedades de habla hispana temas importantes como los problemas que plantea el conocimiento genético y la manipulación genética, la eutanasia, el aborto, los derechos reproductivos, el principio de autonomía y la relación médico-paciente, la justicia y el derecho a la salud, la experimentación en seres humanos, los trasplantes de órganos, etc. Pero pronto estos filósofos desarrollaron su propio trabajo en el campo, pasando de traducir el trabajo de otros a producir sus propios trabajos originales.Luna (2006) centra su investigación en los sujetos vulnerables, es decir, «las personas que viven en la privación, la opresión y la impotencia, condiciones que son demasiado comunes para muchos latinoamericanos» (Luna 2006: 1). Los sujetos vulnerables plantean preguntas urgentes a un filósofo moral, dadas las actitudes paternalistas basadas en el analfabetismo generalizado, la negación de los derechos reproductivos de las mujeres, las circunstancias legales extremadamente restrictivas con respecto al aborto y la falta de educación sexual e información sobre anticoncepción. Las dificultades encontradas en la investigación biomédica con sujetos vulnerables implican una falta de respeto hacia los sujetos de la investigación, por ejemplo, cuando los investigadores ocultan información relevante a los sujetos, no solicitan su consentimiento informado o toman su historial clínico sin consentimiento. Luna también aborda la cuestión de las obligaciones posteriores al ensayo con los sujetos experimentales, las patentes y la propiedad intelectual de los hallazgos biomédicos.Rivera López (2011) aborda cuestiones éticas clásicas como la eutanasia, los retos que plantean las nuevas tecnologías como la reproducción asistida, los trasplantes de órganos y la manipulación genética, pero también aborda cuestiones de justicia distributiva sobre los recursos y servicios sanitarios, las tecnologías médicas, el problema moral de la venta de órganos para trasplante, entre otras cuestiones.

La inestable situación política de América Latina durante el siglo XX, caracterizada por repetidas violaciones del orden constitucional, llevó a generaciones de filósofos a ocuparse de cuestiones relacionadas con los fundamentos del derecho y los derechos humanos, incluyendo la teoría general de la ética y los derechos humanos, la teoría de la democracia, la teoría del castigo y la teoría general de las normas jurídicas. GarzónValdés (1998: 27) sostiene que se puede hablar realmente de una filosofía del derecho argentina, y no sólo de una filosofía del derecho hecha en Argentina, en virtud de su originalidad e impacto. Una figura central de la filosofía del derecho fue Carlos Nino, no sólo por la importancia de su obra fuera de América Latina, sino también por el gran impacto político y teórico que tuvo su obra en la región, dejando incluso una larga lista de alumnos que han contribuido fuertemente al desarrollo de estos temas.Uno de los hechos políticos más significativos que contribuyeron a la recuperación de la democracia fue el juicio al gobierno militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983.

La política de derechos humanos llevada a cabo por el presidente Alfonsín se basó en las discusiones teóricas mantenidas en SADAF, lideradas por Carlos Nino a principios de los años ochenta. Las consideraciones morales y jurídicas en las que se basaron estas políticas se desarrollan en Nino 1996 (póstumo). Este libro incluye un contexto histórico en el que Nino revisa las soluciones anteriores a la violación sistemática y gubernamental de los derechos humanos después de un cambio de gobierno (como el juicio de Nuremberg, el juicio de Eichmann, la falta de respuestas a las violaciones anteriores de los derechos humanos durante las transiciones democráticas en Europa en la década de 1970, y en Europa del Este en las décadas de 1980 y 1990), así como la situación en Asia, África, América del Sur y Argentina, incluyendo el contexto histórico de las decisiones políticas y legales tomadas por el presidente Alfonsín. En esta segunda parte del libro, Nino analiza los problemas políticos, morales y jurídicos que plantea la decisión de perseguir a los violadores de los derechos humanos.Algunos de los principales problemas son: cómo justificar la aplicación retroactiva de la justicia penal, la difusión de la responsabilidad (ya que para una violación masiva de los derechos humanos deben estar involucradas muchas personas en diferentes posiciones en la cadena de mando), bajo qué leyes deben ser juzgados los acusados, en qué jurisdicción deben ser juzgados, quién es legalmente responsable de una violación de los derechos humanos (el que dio la orden o el que la ejecutó) y si la comunidad internacional debe intervenir, entre muchas otras cuestiones.

3.3 Metafilosofía

Es natural que la filosofía analítica, una tradición con raíces fuera de América Latina, generara una revolución filosófica cuando llegó a la región. No es de extrañar, entonces, que muchos filósofos analíticos latinoamericanos hayan dedicado sus esfuerzos a pensar en cuestiones metafilosóficas como los métodos y la naturaleza de la filosofía, el papel social de la filosofía, las metodologías de enseñanza, etc. Los fundadores de la filosofía analítica en la región se ocuparon de estas cuestiones; Rossi, Salmerón, Villoro, Miró Quesada y Salazar Bond buscaron una filosofía científica, apoyándose primero en la fenomenología y luego en la filosofía analítica y la lógica como herramientas. Tres discusiones recientes en esta área son fundamentales.

Ha habido contribuciones significativas sobre la naturaleza y la práctica de la filosofía cuando se introduce e institucionaliza una tradición en una región determinada, se fundan varias instituciones públicas y privadas para guiar la práctica filosófica y se desarrolla el profesionalismo. Salmerón (1971) sostiene que la filosofía en América Latina debe mantener la normalidad filosófica y la profesionalización, conectarse con la ciencia y evitar la especulación metafísica y el estilo literario. Más adelante sostiene que hay dos aspectos de la filosofía: uno crítico vinculado a la ciencia, y otro relacionado con la concepción del mundo, por ejemplo, la filosofía de la educación y la ética. Trata de conciliar estos dos aspectos de la filosofía (Salmerón 1991).

Por su parte, Hurtado (2007) distingue entre metafilosofía teórica y metafilosofía práctica (es decir, la reflexión filosófica sobre las condiciones y los problemas que plantea la práctica concreta de la filosofía en un lugar y un tiempo determinados) y sostiene que esta última depende de la metafilosofía teórica (es decir, la concepción general de la filosofía).es decir, la concepción general de la filosofía).

El libro póstumo de Rabossi es un ejemplo paradigmático del pensamiento metafilosófico en la región. Rabossi (2008) presenta una hipótesis muy original sobre el porqué de las características actuales de la práctica filosófica, basada en un cuidadoso análisis histórico de la institucionalización de la filosofía resultante de la escisión entre la filosofía y otras disciplinas teóricas en el pensamiento idealista alemán del siglo XIX. Las tres provocadoras «conjeturas» que desarrolla en el libro son: (1) La filosofía, es decir, lo que concebimos, practicamos y valoramos como filosofía hoy en día, es una disciplina joven que sólo tiene doscientos años de antigüedad; (2) La larga vida que se suele atribuir a la filosofía es el resultado de una narrativa histórica también concebida hace doscientos años; y (3) La filosofía es una disciplina anómala (Rabossi 2008: 13). La historia que reconstruye sobre la división entre filosofía y teología en el siglo XIX le permite presentar el «canon filosófico» explícito o implícito en las prácticas filosóficas, un decálogo de máximas que guían toda la investigación filosófica en todas las tradiciones filosóficas. En el libro, Healso se ocupa de cuestiones geopolíticas académicas, incluyendo la tensión entre una creciente globalización de la filosofía y la consolidación de las «filosofías nacionales» (como la filosofía francesa, la filosofía latinoamericana, etc.), y la relación entre los productores centrales y periféricos de la filosofía.

Una segunda cuestión que ha sido ampliamente discutida es la enseñanza de la filosofía, tanto en la universidad como en la escuela secundaria. La cuestión de la enseñanza de la filosofía está arraigada en la propia concepción de la filosofía. Durante siglos, desde la época colonial, América Latina fue una mera receptora de la filosofía producida en otras regiones; sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, el debate en torno a la idea de una auténtica filosofía latinoamericana se instaló claramente, y tanto estos movimientos políticos como académicos, junto con la filosofía analítica (que suele centrarse en problemas y argumentos más que en figuras y teorías), contribuyeron a cuestionar las prácticas académicas tradicionales en la región. La pretensión defendida por muchos filósofos analíticos de la región era que la enseñanza de la filosofía debía promover un pensamiento filosófico original en lugar de limitarse a reproducir los desarrollos filosóficos de otros. Por ejemplo, Gaos (1956) insistió en cambiar los programas universitarios de filosofía, buscando transformar las instituciones educativas para crear filósofos capaces de producir sus propias filosofías. Otra idea poderosa, propuesta por Rabossi y su grupo de investigación, fue la de tomar en serio la afirmación de Kant de que la filosofía no se puede enseñar pero el filosofar sí, y desarrollar una serie de estrategias de enseñanza para inculcar a los estudiantes de filosofía el «saber hacer» pertinente propio de la práctica filosófica (Rabossi 1987; González y Stigol 1993).La enseñanza de la filosofía ya no se considera una mera forma de transmitir a los alumnos información sobre personajes y teorías históricas (para darles un conocimiento propositivo de la filosofía), sino que, bajo un «modelo crítico» de enseñanza de la filosofía (opuesto al modelo «dogmático» tradicional), la enseñanza se ve como una forma de promover el pensamiento filosófico.

Por último, la última cuestión metafilosófica destacable se refiere al lenguaje de la filosofía. El hecho de que la mayoría de las obras analíticas se publiquen en inglés y la actual globalización de la profesión empujan a los filósofos analíticos latinoamericanos a producir filosofía en inglés (a pesar de que trabajan en países cuya lengua materna es el español o el portugués). Esto ha generado una gran controversia sobre la conveniencia o no de abandonar la lengua materna al hacer filosofía, que se presenta en un número de la revista Crítica (vol. 54, núm. 133) con aportaciones de Gonzalo Rodríguez-Pereyra, Marco Ruffino, Diana Pérez y Guillermo Hurtado. Por un lado, Rodríguez-Pereyra, Ruffino y Toribio sostienen que el inglés debe ser considerado como el nuevo latín en el sentido de que el inglés debe ser ampliamente adoptado como la lengua propia para escribir filosofía por razones pragmáticas-profesionales y por razones ideales de tener una lengua común para comunicarse dentro de la comunidad analítica. Por otro lado, Pérez, Hurtado y Gracia, entre otros, defienden la idea de que la practicidad no es el único factor relevante a tener en cuenta a la hora de decidir qué lengua se elige para la comunicación, ya que también hay razones políticas, culturales, lingüísticas, contextuales y experienciales a tener en cuenta. Además, la experiencia compartida es que la elección de la lengua en la que se comunican las ideas no es un proceso neutro porque (1) hay cuestiones relativas a la traducción que son importantes para la filosofía y el uso de una pluralidad de lenguas a menudo ayuda al autor a mejorar sus ideas; y (2) la lengua no es sólo un medio para comunicar ideas que ya están establecidas en nuestras mentes, sino un vehículo que contribuye a la formación de nuestras ideas.

Conclusiones

El desarrollo de la filosofía analítica en América Latina desde su introducción en los últimos sesenta años ha sido impresionante no sólo por la originalidad de muchas de las contribuciones, sino también por el impacto internacional que han logrado los filósofos que viven y trabajan en la región. Así, América Latina es hoy no sólo un importador de filosofía analítica, sino también un productor de filosofía analítica. Cada vez hay más recursos disponibles en la región, lo que augura un futuro prolífico para la tradición analítica en América Latina. La globalización y los recursos tecnológicos que permiten una comunicación más rápida han contribuido a este desarrollo. Los regímenes políticos más democráticos de los últimos treinta años también han promovido la investigación, la libertad de expresión y el pensamiento crítico en la región.

Además, la globalización y el aumento de los recursos del área han permitido que los filósofos latinoamericanos estén más estrechamente conectados entre sí, lo que favorece el desarrollo de una comunidad filosófica latinoamericana.De hecho, hay líneas de investigación que surgen de las necesidades políticas, sociales y culturales de la región que han permitido el desarrollo de una producción filosófica original en el pasado. Estos desarrollos seguramente se establecerán y multiplicarán en los próximos años.