La historia de nuestra tribu: Hominini

(«simio del sur» / del «lago» en la lengua turkana)

Figura 7.6 Húmero distal de Australopithecus anamensis.
Húmero distal de Australopithecus anamensis. «Hueso de Australopithecus anamensis (Universidad de Zúrich)» por Nicolas Guérin está licenciado bajo CC BY-SA 3.0.

LUGARES

Bahía de Allia y Kanapoi, Kenia

PERSONA

Meave Leakey y Alan Walker

INTRODUCCIÓN

El Australopithecus anamensis es el primer australopiteco conocido. No sabemos tanto sobre la especie como sobre otros australopitecos debido a la escasez de material fósil.

Filogenia

Au. anamensis puede descender del linaje de los ardipitecos o de un grupo hasta ahora no descubierto. La especie de Lucy, Au. afarensis, puede descender de Au. anamensis.

Descubrimiento y área de distribución geográfica

Se atribuye a múltiples paleoantropólogos (sobre todo a Meave Leakey y Alan Walker) el descubrimiento del material de Au. anamensis. El nombre de la especie hace referencia a la zona del lago Turkana en Kenia, donde se encuentran los yacimientos fósiles de Kanapoi y Allia Bay (véase la figura 10.2). También hay fósiles más recientes de la zona del Awash Medio de la Depresión de Afar en Etiopía (véase la figura 10.2). El material etíope está próximo en el tiempo y en el espacio geográfico a un yacimiento de Ardipithecus ramidus, lo que apoya la posibilidad de su parentesco filogenético. Existe cierta controversia sobre la agrupación de material procedente de diferentes niveles y lugares de Kenia que podría haber confundido la descripción de las características de la especie.

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Lugares de Ardipithecus anamensis. «Localidades de Anamensis» by Chartep is licensed under CC BY-SA 4.0.

CARACTERES FÍSICOS

Se cree que la especie tenía un gran dimorfismo sexual en cuanto al tamaño del cuerpo y de los caninos.

Mucha de la morfología es simiesca, y por tanto primitiva. Las mandíbulas y los dientes son los más primitivos de cualquier australopita, lo que no es sorprendente ya que es el más antiguo. A diferencia de la disposición parabólica de los dientes en las mandíbulas de los homínidos posteriores, Au. anamensis tenía una arcada dental en forma de U, en la que los dientes de las mejillas son casi paralelos (véase la figura 10.3). Sus mandíbulas también eran prognáticas y sus caninos eran más grandes que los de las especies descendientes. Sin embargo, los molares estaban expandidos con un esmalte grueso y cúspides bajas, como los homininos posteriores. Además, los aspectos del codo, la rodilla y la tibia eran más derivados, lo que indica su modo de locomoción bípeda.

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Mandíbula de simio extinto que ilustra la arcada dental en forma de U. «Mandíbula de Rangwapithecus gordoni» por Ghedoghedo está licenciado bajo CC BY-SA 3.0.

Revisión de las características primitivas

  • Alto grado de dimorfismo sexual.
  • Mandíbulas prognáticas con dientes de las mejillas paralelos a los de los simios.
  • Caninos más grandes que los de las especies posteriores.

Revisión de los caracteres derivados

  • Molares expandidos, bajo relieve de las cúspides y esmalte grueso.
  • Adaptaciones bípedas de codo, rodilla y tibia.

ENTORNO Y MODO DE VIDA

Los fósiles se han encontrado en una variedad de entornos paleoambientales, como lagos, bosques y zonas más abiertas. Es probable que la especie durmiera en los árboles y se alimentara tanto en ellos como en el suelo, ya que se desplazaba de forma bípeda por su zona de residencia en busca de recursos y parejas. El alto grado de dimorfismo sexual y la presencia del complejo de afinamiento sugieren un sistema de apareamiento poligínico o poliginándrico. El primero puede haber implicado una organización social de un macho/múltiples hembras y el segundo, un patrón de múltiples machos/hembras. Un sistema unipersonal podría parecerse más al de los gorilas, donde tanto los machos como las hembras tienden a abandonar su grupo natal. Sin embargo, si utilizamos a los chimpancés y a los bonobos como modelo de nuestra organización social ancestral, lo más probable es que se tratara de una organización social multimachos/hembras, en la que los machos se quedaban en su grupo natal (es decir, eran filopátricos) y las hembras se marchaban en la madurez sexual para unirse a otro. Aunque es fácil utilizar a nuestros parientes más cercanos para reconstruir nuestro comportamiento pasado, debemos recordar que la organización social es una función tanto de la filogenia como de la ecología. Teniendo en cuenta ambas, en combinación con su anatomía, es más probable que Au. anamensis fuera más parecido a un chimpancé. Sus dientes no tienen las cúspides más altas del gorila, que es más folívoro, por lo que es probable que su dieta fuera más parecida a la de los chimpancés y, por tanto, una combinación de fruta, verduras tiernas y materia animal oportunista. Como se menciona en el capítulo 5, ese tipo de dieta es más difícil de conseguir y las hembras pueden haber necesitado a los machos para defender un territorio para sus necesidades nutricionales y las de sus crías. Resulta interesante que los análisis isotópicos del material fósil de Paranthropus robustus (australopith robusto de Sudáfrica) muestren que mientras los machos eran de la zona donde se encontraron los fósiles, las hembras no. Así pues, ahora tenemos una cuarta línea de evidencia que favorece la filopatría masculina.