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Significado clínico

Como marcador: La fosfatasa ácida puede detectarse normalmente en sangre a un nivel de ≤ 2 ng/mL. Debido a su secreción en diferentes tejidos, es un marcador inespecífico y, por lo tanto, es más valioso para controlar la respuesta a la terapia y el pronóstico que para el diagnóstico. El cáncer de próstata es uno de los más frecuentes en los hombres de todo el mundo. El tejido prostático segrega normalmente una forma específica de PA, sensible a la inhibición del tartrato, denominada fosfatasa ácida prostática secretora. Sin embargo, el tejido prostático canceroso tiende a sobreexpresarlo. De hecho, el 95% de los pacientes con cáncer de próstata presentan niveles elevados de PA, especialmente si hay metástasis en los huesos. Por ello, era el principal marcador sérico del cáncer de próstata utilizado en el cribado y la estadificación, pero recientemente ha sido sustituido por un marcador más específico, el antígeno prostático específico (PSA). No obstante, la medición de la fosfatasa ácida prostática se sigue utilizando en los casos forenses, ya que se libera activamente en el líquido seminal y puede utilizarse para identificar el líquido seminal en los casos de aplicación de la ley.

El tejido óseo es un tejido dinámico que se forma y reabsorbe continuamente de forma equilibrada. Los osteoclastos, las células responsables de la resorción ósea, expresan otra isoforma de la fosfatasa ácida. De hecho, varios estudios han demostrado que la fosfatasa ácida está directamente implicada en la resorción ósea. La fosfatasa ácida ósea se diferencia de la fosfatasa ácida prostática en que es una fosfatasa ácida resistente al tartrato (TRAP). En la osteoporosis, la enfermedad ósea más común en el ser humano, el equilibrio resorción/formación se altera a favor de la resorción. Se han propuesto varios marcadores séricos de la resorción ósea, como la hidroxiprolina urinaria, la piridinolina urinaria total y la sialoproteína ósea. Se ha descubierto que la TRAP es precisa, resistente a la hemólisis y tiene una variabilidad mínima día a día. Por lo tanto, se ha sugerido para monitorear la respuesta a la terapia, pero aún está en desarrollo. Además, se ha demostrado que los agentes que inhiben la TRAP, como el flúor, mejoran e incluso revierten los casos de osteoporosis.

La fosfatasa ácida también ha sido evaluada en las enfermedades malignas. En la leucemia de células pilosas (LCC), una enfermedad linfoproliferativa crónica en la que las células B neoplásicas se infiltran en la médula ósea, el bazo y la sangre, provocando esplenomegalia, anemia e infecciones recurrentes. Las células leucémicas en la HCL tienen una enzima TRAP intracitoplasmática. En la mayoría de los pacientes, los aspirados de sangre o de médula ósea se pueden analizar para detectar la presencia de la TRAP, que ha demostrado ser bastante sensible y específica para la HCL, lo que ayuda a su detección y diagnóstico. Además, cuando hacen metástasis en los huesos, varios tipos de tumores malignos pueden inducir la resorción ósea a través de varios pasos, incluyendo una mayor expresión de AP. Por tanto, puede utilizarse como marcador pronóstico serológico e histológico, así como para controlar la respuesta al tratamiento. Otra entidad clínica en la que el AP puede ser útil es la enfermedad de Gaucher (EG), la enfermedad de almacenamiento lisosómico más común en todo el mundo. La enfermedad de Gaucher suele presentarse con hepatoesplenomegalia inexplicable y pancitopenia. Es tratable mediante una sustitución continua de la enzima deficiente, la glucocerebrosidasa. Para controlar la carga de la enfermedad y la respuesta a la sustitución de la enzima se suele utilizar un marcador sérico denominado «quitotriosidasa». Sin embargo, cuando es normal, la TRAP puede utilizarse en su lugar como marcador.

Como objetivo terapéutico: Como se ha señalado anteriormente, el AP como marcador ha sido sustituido en gran medida por marcadores más sensibles y específicos; sin embargo, en la última década ha cobrado mayor interés como diana para la inmunoterapia contra el cáncer. Una estrategia novedosa para eliminar las células cancerosas es a través de vacunas contra el cáncer que estimulan el sistema inmunitario adaptativo (de forma similar a cualquier otra vacuna) para que se dirija a las células con determinados antígenos expresados en las células cancerosas. Estos antígenos pueden ser específicos del tumor, expresados exclusivamente en las células cancerosas, o antígenos no específicos expresados tanto en las células normales como en las cancerosas; sin embargo, su expresión es mucho mayor en las células cancerosas, como la fosfatasa ácida prostática.

Sipuleucel-T es un agente inmunológico compuesto por una proteína de fusión que combina AP prostático con el factor estimulante de colonias de granulocitos-macrófagos. El proceso consiste en la extracción de las células dendríticas autólogas del paciente mediante leucaféresis, que luego se cargan con Sipuleucel-T ex vivo y se reinfunden al paciente. Las células dendríticas estimularán a las células T para que se dirijan a las células que expresan el PA prostático. Tres ensayos clínicos pivotales de fase 3 controlados con placebo demostraron que la administración de sipuleucel-T cada dos semanas durante un total de 3 dosis en pacientes con cáncer de próstata independiente de andrógenos aumentaba la mediana de supervivencia en más o menos cuatro meses (p=0,01) en comparación con el placebo. Por ello, ha sido aprobado por la FDA para el cáncer de próstata metastásico refractario a las hormonas. Además, están en marcha varios ensayos clínicos para evaluar la eficacia de sipuleucel-T en estadios más tempranos del cáncer de próstata, así como su eficacia cuando se combina con otros agentes quimioterapéuticos diferentes. También se están desarrollando otras estrategias inmunoterapéuticas dirigidas a la fosfatasa ácida prostática, como el uso de vacunas de ADN plasmídico que codifican la AP prostática. Los portadores transportan estas vacunas de ADN a su destino in vivo, las células presentadoras de antígenos, que pueden inducir una respuesta inmunitaria. Johnson y sus co-investigadores desarrollaron una vacuna de ADN para la PA y utilizaron como portadores a Listeria monocytogenes atenuadas, que infectan selectivamente a las células presentadoras de antígenos. Dos ensayos clínicos de fase I y estudios preclínicos en modelos de roedores han mostrado resultados prometedores, y actualmente se está llevando a cabo un ensayo clínico aleatorio de fase II controlado con placebo para evaluar esta vacuna.