Nuevas pruebas apoyan la hipótesis de Anatolia sobre los orígenes del inglés
Un reciente estudio publicado en Science, del que se han hecho eco agencias de noticias como la BBC, respalda una hipótesis sobre los orígenes de las lenguas indoeuropeas (incluido el inglés) propuesta por primera vez por el distinguido arqueólogo de Cambridge, el profesor Colin Renfrew (Lord Renfrew of Kaimsthorn) en 1987.
La hipótesis anatólica del profesor Renfrew sugería que las lenguas indoeuropeas modernas se originaron en Anatolia en el Neolítico, y vinculaba su llegada a Europa con la difusión de la agricultura. La alternativa, y durante muchos años la opinión más aceptada, era que las lenguas indoeuropeas se originaron unos 3.000 años más tarde en las estepas de Rusia (la hipótesis de Kurgan).
Investigadores de Nueva Zelanda dirigidos por el Dr. Quentin Atkinson, de la Universidad de Auckland, han aplicado ahora las técnicas de investigación utilizadas para rastrear epidemias de virus al estudio de la evolución de las lenguas. Utilizando métodos muy diferentes a los empleados por el profesor Renfrew en la década de 1980, pusieron a prueba tanto la hipótesis del anatolio como la del kurgan, y sus resultados apoyan la primera.
El profesor Renfrew comenta:
«La hipótesis, que propuse hace 25 años en mi libro Arqueología y lenguaje, de que el hogar original de la primera lengua indoeuropea estaba en Anatolia, se basaba en las pruebas arqueológicas de que la agricultura temprana (y el aumento de la densidad de población que vino con ella) llegó a Europa desde Anatolia. El argumento era que la adopción generalizada de una nueva lengua requería un cambio económico y demográfico importante, como la adopción de la agricultura. Desde entonces han aparecido pruebas que demuestran que la amplia distribución regional de otras familias lingüísticas (incluidas las austronesias y las bantúes) se produjo como resultado de las primeras dispersiones agrícolas.
El nuevo e impresionante hallazgo de Quentin Atkinson y sus colegas se basa en el análisis filogeográfico de datos puramente lingüísticos, por lo que llega a la misma conclusión de forma independiente, utilizando pruebas muy diferentes. Esto da un apoyo sorprendente a la hipótesis de Anatolia.
La opinión tradicional de que la patria de los protoindoeuropeos estaba en las tierras de la estepa al norte del Mar Negro se deriva de la vieja idea errónea de que la población primitiva de esa zona eran pastores guerreros nómadas, que supuestamente invadieron Europa alrededor del comienzo de la Edad de Bronce. Pocos arqueólogos lo creen ahora. Sin embargo, este viejo mito se mantiene vigente. En realidad, el desarrollo de la caballería montada no es muy anterior a los escitas del primer milenio antes de Cristo.
Tradicionalmente, algunos indoeuropeístas ponen mucho énfasis en unos pocos términos del vocabulario, como los de «caballo», «rueda», «carro», «carreta», etc., sobre la base muy razonable de que estos elementos aparecen relativamente tarde en el registro arqueológico. Puesto que hay palabras para estas cosas en la lengua protoindoeuropea reconstruida, esa lengua no puede (argumentan) haberse dispersado antes de la invención, por ejemplo, de la rueda. Pero estos lingüistas utilizan a veces este método de paleontología lingüística de forma bastante engorrosa. A veces no reconocen que con la invención de un nuevo concepto (por ejemplo, la rueda), el nuevo sustantivo que se inventó para él en las entonces diferentes lenguas indoeuropeas tempranas se derivó a menudo de conceptos existentes (por ejemplo, ‘girar’ para el latín rota, y de forma similar para el indoeuropeo reconstruido *kweklos, relacionado con el griego kyklos, ‘círculo’). Los círculos y la rotación son conocidos por los seres humanos desde hace decenas de miles de años y no pueden utilizarse para datar el protoindoeuropeo.»
Siga los enlaces para obtener más información sobre este tema.
http://www.sciencemag.org/content/337/6097/957.abstract?sid=192102e8-a5bc-4744-ac5a-5500338ab381
http://www.bbc.co.uk/news/science-environment-19368988