Nuevos fármacos para el insomnio: tolerabilidad comparativa de zopiclona, zolpidem y zaleplon

El insomnio afecta al 30-35% de las personas que viven en países desarrollados. El impacto del insomnio en el funcionamiento diurno y su relación con enfermedades médicas y psiquiátricas hacen necesario un tratamiento precoz para prevenir que el insomnio se haga persistente y evitar el desarrollo de complicaciones. Sin embargo, las estrategias farmacológicas deben lograr un equilibrio entre los efectos sedantes y los adversos. En los últimos 30 años, las benzodiacepinas han sido los fármacos preferidos para el tratamiento del insomnio. Las benzodiacepinas actúan de forma no selectiva en dos sitios receptores centrales, denominados omega(1) y omega(2), que se localizan en diferentes áreas del SNC. La acción sedante de las benzodiacepinas está relacionada con los receptores omega(1), mientras que los receptores omega(2) son responsables de sus efectos sobre la memoria y el funcionamiento cognitivo. Según su perfil farmacocinético, las benzodiacepinas se pueden clasificar en tres grupos: vida media corta (<3 horas), vida media media (8-24 horas) y vida media larga (>24 horas). Los nuevos agentes no benzodiacepínicos zopiclona, zolpidem y zaleplon tienen una acción hipnosedante comparable a la de las benzodiacepinas, pero presentan propiedades farmacocinéticas y farmacodinámicas específicas. Estos tres agentes «Z» comparten una vida media plasmática corta y una duración de acción limitada. Además, estos agentes son compuestos selectivos que interactúan preferentemente con los receptores omega(1) (efecto sedante), mientras que las benzodiacepinas también interactúan con los receptores omega(2) (efectos adversos sobre el rendimiento cognitivo y la memoria). El zaleplón se caracteriza por una vida media ultracorta (aproximadamente 1 hora). El zolpidem y la zopiclona tienen vidas medias más largas (aproximadamente 2,4 y 5 horas, respectivamente). Estas propiedades, junto con el bajo riesgo de efecto residual, pueden explicar las limitadas influencias negativas de estos agentes en el rendimiento diurno. Las tareas psicomotoras y las capacidades de memoria parecen estar mejor preservadas por los agentes no benzodiacepínicos que por las benzodiacepinas. Cuando están presentes, los déficits cognitivos coinciden casi exclusivamente con el pico de concentración plasmática. En particular, el deterioro puede surgir en las primeras horas después de la administración del fármaco, mientras que las pruebas psicomotoras y de memoria realizadas 7-8 horas más tarde (es decir, por la mañana) no suelen mostrar alteraciones relevantes. Al igual que en el caso de las benzodiacepinas, los tres agentes no benzodiacepínicos «Z» deberían utilizarse durante un período limitado, incluso en los cuadros crónicos recidivantes. Se necesita una mayor evaluación de la seguridad de los medicamentos hipnosedantes en el tratamiento a largo plazo del insomnio.