Obesidad y anorexia: ¿dos caras de la misma moneda?
No todos podemos parecernos a las modelos que se pavonean en la pasarela, o a Mister Universo con un six-pack y unos músculos que parecen globos hinchados, pero el problema es que hoy en día mucha gente quiere parecerse a estos modelos.
3) Imagen corporal distorsionada o insatisfacción
Tanto las personas con sobrepeso como las anoréxicas tienen imágenes corporales distorsionadas en ambos extremos del espectro de peso. En una encuesta realizada hace unos años, la mayoría de los sudafricanos con sobrepeso u obesidad estaban «satisfechos con su imagen corporal» o consideraban que «ser delgado estaba relacionado con enfermedades como el sida y, por tanto, no era deseable».
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La insatisfacción con la propia imagen corporal se personifica en las personas delgadas que se miran en sus espejos y ven a alguien gordo. Los pacientes que padecen Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) tienen una insatisfacción extrema con su imagen corporal, lo que puede llevar a comportamientos desastrosos e incluso al suicidio.
4) Burlas relacionadas con el peso
Es un fenómeno desafortunado que los seres humanos, como los animales, tiendan a meterse con los individuos que se desvían de la norma. Las personas gordas son acosadas, insultadas, burladas y denigradas sin cesar por sus compañeros. Hoy en día, incluso las compañías aéreas y los empresarios discriminan a los pasajeros y empleados obesos. (¡La gordura puede hacer que te despidan!) A la inversa, las personas muy delgadas, sobre todo los hombres jóvenes, que no necesariamente padecen anorexia, son objeto de burlas y acoso hasta que recurren a la musculación y a los suplementos para aumentar sus abdominales y músculos, de modo que puedan encajar en nuestra sociedad obsesionada con la forma del cuerpo.
De un extremo a otro
Debido al solapamiento y a las muchas similitudes entre la obesidad y los trastornos alimentarios, es fundamental que los terapeutas que tratan ambos extremos del espectro del peso se den cuenta de que estos trastornos no son distintos y que, en realidad, son imágenes especulares el uno del otro.
La obesidad/anorexia/bulimia/ortorrexia/gigorexia/etc. son todos trastornos alimentarios e incluso pueden darse simultáneamente en una misma persona. Con demasiada frecuencia, alguien que una vez fue anoréxico se «cura» y cambia a otra condición como el trastorno por atracón. Las personas obesas que se han desprendido de cantidades asombrosas de grasa, también pueden cambiar a la anorexia o la bulimia porque les aterra volver a ganar peso.
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Es importante que los dietistas, médicos y psicólogos que tratan a pacientes obesos y/o a personas con trastornos de la alimentación, tengan presente esta relación y se concentren en identificar los factores que pueden modificarse y los períodos críticos en los que una intervención podría salvar al paciente de una u otra condición.
Períodos vitales de intervención
Kassier identificó los siguientes períodos a lo largo de la vida que son momentos críticos en los que las intervenciones pueden evitar que un individuo desarrolle en el futuro obesidad o trastornos alimentarios:
a) El periodo prenatal
El periodo prenatal – a medida que los investigadores prestan atención al periodo anterior e inmediatamente posterior a la concepción, así como al embarazo, se han dado cuenta de que si el feto está sobrealimentado durante el periodo intrauterino, el niño será propenso a la obesidad en su vida posterior.
b) Sobrealimentación fetal
El principal factor de sobrealimentación fetal es la obesidad materna. En otras palabras, las poblaciones modernas están atrapadas en un círculo vicioso interminable en el que las madres obesas sobrealimentan a sus bebés en el vientre materno y luego dan a luz a niños que, a su vez, serán obesos y/o sufrirán trastornos alimentarios. El valor de asegurarse de que las madres no son obesas o tienen sobrepeso antes de quedarse embarazadas es cada vez más evidente. La ingesta excesiva de alimentos, especialmente de aquellos con baja densidad de nutrientes y alto contenido energético, durante el embarazo es tan perjudicial para el futuro de nuestra especie como la inanición materna.
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c) El rebote de la adiposidad
El fenómeno del «rebote de la adiposidad», en el que los niños normales pierden peso hasta alcanzar su peso más bajo a la edad de 5 a 6 años y luego empiezan a recuperar peso gradualmente a medida que crecen, ha sido identificado como un factor crítico de la futura obesidad.
Los investigadores han determinado que si los bebés experimentan el rebote de adiposidad a una edad más temprana (por ejemplo, a los 3 años), serán más propensos a ser obesos en su vida posterior. Este patrón de crecimiento acelerado que conduce a una disminución muy rápida del peso corporal puede deberse a que los bebés crecen más altos a una edad más temprana debido a las dietas altas en proteínas y bajas en grasas de los bebés modernos. La leche materna, por el contrario, es un alimento rico en grasas y bajo en proteínas, lo que pone de manifiesto la importancia de la lactancia materna para garantizar un crecimiento normal en la infancia, un rebote normal de la adiposidad y menos posibilidades de desarrollar obesidad en una etapa posterior.
d) Desnutrición en los primeros años de vida
Millones de bebés en todo el mundo sufren desnutrición debido a la pobreza y a la falta de lactancia materna. Rolland-Cachera y colaboradores (2006) sugieren que la privación temprana de nutrientes puede programar a los niños para que desarrollen un metabolismo ahorrador que les hará vulnerables a la obesidad en la adolescencia y la edad adulta.
Estos nuevos conocimientos sobre los distintos factores que alimentan la obesidad y los trastornos alimentarios pueden servir para arrojar luz sobre la epidemia de obesidad en Sudáfrica, donde tantas mujeres embarazadas están sobrealimentadas o desnutridas y tantos niños no son amamantados y sufren retraso en el crecimiento o crecen demasiado rápido a una edad temprana, lo que les provoca un rebote de adiposidad precoz. Se necesitan urgentemente intervenciones para abordar estos problemas relacionados con la dieta, si queremos ganar la guerra contra los trastornos alimentarios de todo tipo.
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