Poxvirus aviar

La viruela aviar (PA) es una enfermedad viral de las aves causada por un miembro de la familia de los poxvirus. Es una enfermedad muy extendida que se encuentra en un gran número de familias de aves y se da de forma natural en Norteamérica. Existen diferentes cepas de AP. La mayoría son específicas de cada especie, es decir, cada cepa infecta a una determinada especie o grupo de aves. Sin embargo, se sabe que las cepas atraviesan los grupos familiares e infectan a nuevos individuos. Hasta la fecha, no hay pruebas de que la PA pueda infectar a los seres humanos. La viruela aviar es una enfermedad de desarrollo lento que suele provocar lesiones cutáneas leves o moderadas y que rara vez causa la muerte. Estas lesiones se producen sobre todo en las regiones sin plumas de la cara, las patas y los pies. Sin embargo, cuando la PA afecta a las membranas mucosas de la cavidad oral o del tracto respiratorio, la respiración puede verse afectada y provocar la muerte. El primer caso notificado de un águila calva infectada por poxvirus se produjo en 1979 en Alaska y fue una infección letal. El primer caso notificado de poxvirus en un águila calva en Virginia fue en 1981.

Presentaciones clínicas

Hay tres formas clínicas diferentes de la enfermedad:

  • 1. Forma cutánea o «viruela seca». Esta es la forma más común en las rapaces y es la presentación que se observa en el águila calva del Jardín Botánico de Norfolk;
  • 2. Forma diftérica o «viruela húmeda». Esta forma infecta la mucosa del tracto oral o respiratorio;
  • 3. Forma septicémica (generalizada). Esta forma es rara y se observa con mayor frecuencia en los canarios, causando depresión, anorexia y la muerte en la mayoría de los casos.

TRANSMISIÓN

La transmisión del virus de la viruela aviar sólo se produce cuando las partículas activas del virus entran en el cuerpo de un huésped susceptible a través de una brecha en la piel. La forma más común de transmisión es la transferencia mecánica del virus por medio de insectos que pican después de haberse alimentado de un ave infectada y que luego pican a un individuo susceptible. El virus también puede transferirse mediante el contacto directo con un animal infectado, objetos contaminados (comederos de aves, perchas, material de anidación) o por partículas de aerosol. El virus de la viruela aviar es muy resistente a la degradación ambiental y puede sobrevivir durante años en costras secas o en superficies secas. Por esta razón, es sumamente importante instaurar procedimientos de cuarentena cuando se traten animales infectados y considerar a estos pacientes como altamente contagiosos. Estas precauciones ayudarán a evitar que otros animales susceptibles queden expuestos. Este es un protocolo muy importante en los entornos hospitalarios por los que pasan miles de animales cada año.

SEÑALES CLÍNICAS DE LA FORMA CUTÁNEA O DE LA POX SECA

La forma cutánea de la PA se caracteriza por lesiones proliferativas de tipo verrugoso en las partes no emplumadas del ave, como el pico, los párpados, las fosas nasales y las patas y pies. Los signos clínicos comienzan como una hinchazón roja que finalmente se agrieta para convertirse en lesiones elevadas. Estas lesiones suelen ser autolimitadas y pueden persistir desde 1 semana hasta 4. En las últimas fases de desarrollo, las lesiones son muy susceptibles a los traumatismos, lo que provoca hemorragias y la muerte de los tejidos, permitiendo así la entrada de bacterias y hongos oportunistas. En los casos graves pueden verse afectadas tanto la piel como las membranas mucosas. La regresión de las lesiones suele producirse entre 4 y 6 semanas después de la aparición de los primeros signos clínicos y se correlaciona con la creciente capacidad del sistema inmunitario para atacar al virus. Una vez que las lesiones comienzan a sanar, el epitelio anormal se desprende. Muchas aves se recuperan con pocos o ningún defecto permanente; sin embargo, las aves jóvenes suelen estar más afectadas que las adultas. En algunos casos, las lesiones pueden causar daños permanentes en las zonas afectadas, como ceguera, malformaciones en el pico y pérdida de dedos y patas. Tras la infección, se cree que se produce una inmunidad de por vida a esa cepa del virus.

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico se sospecha primero en base a los signos clínicos, pero debe confirmarse mediante el examen microscópico del tejido afectado.

PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO

La terapia suele ser inespecífica, lo que significa que el clínico debe proporcionar cuidados de apoyo hasta que el sistema inmunitario del paciente pueda responder a la infección. No existe una «cura» para esta enfermedad. Los cuidados de apoyo consisten en fluidoterapia, nutrición equilibrada, disminución de los niveles de estrés y tratamiento farmacéutico para las infecciones bacterianas o fúngicas secundarias. Las lesiones deben mantenerse limpias y desinfectadas, normalmente con una solución a base de yodo. Otros tratamientos de apoyo son las vitaminas A y C, que ayudan a reparar la piel, y otros agentes antivirales que actúan reforzando el sistema inmunitario del paciente. Aunque existe una vacuna para la cepa de la varicela, es necesario seguir investigando la eficacia y los beneficios de esta vacuna en las aves rapaces. Preparado por la Dra. Ana Ródenas Martín, ex becaria del Wildlife Center de Virginia

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