¿Qué es la crema antimicótica?

Por los editores de WoundSource

La crema antimicótica es un término amplio que se utiliza para describir una gama de productos que contienen agentes antimicóticos que se aplican tópicamente a la piel para controlar y manejar las infecciones fúngicas. Estos productos pueden estar formulados con una barrera de humedad para proteger y acondicionar la piel. Las cremas antifúngicas se utilizan tanto como tratamiento paliativo de las infecciones fúngicas existentes como medida profiláctica en los casos en los que existe riesgo de infección fúngica.

Aunque las bacterias son las causantes de la mayoría de las infecciones en las heridas crónicas, las investigaciones indican que el papel de las infecciones fúngicas no es insignificante.1 Por esta razón, las cremas antifúngicas desempeñan un papel fundamental en la reducción de la carga biológica de las heridas crónicas y que no cicatrizan.2 La crema antifúngica es importante cuando se trata del tratamiento de los pacientes quemados porque la colonización fúngica es una característica prevalente de las heridas por quemaduras.3

Tratamiento y prevención de las infecciones crónicas de la piel por hongosTratamiento y prevención de las infecciones crónicas de la piel por hongos

Indicaciones de las cremas antifúngicas

Aunque las heridas abiertas ofrecen condiciones ideales para la colonización de bacterias y hongos, algunas heridas presentan un mayor riesgo de infecciones por hongos que otras. Las siguientes condiciones pueden presentar indicaciones para la aplicación de cremas antifúngicas como parte de un régimen de cuidados:

  • Heridas por quemaduras: En comparación con otros pacientes hospitalizados, los pacientes con quemaduras tienen un alto riesgo de desarrollar infecciones fúngicas, con incidencias reportadas entre el 6,3% y el 15%.4
  • Heridas crónicas: Se ha descubierto que hasta el 23% de las heridas crónicas contienen hongos, que impiden y desalientan la cicatrización al estancar la herida en la fase inflamatoria y contribuir potencialmente al desarrollo de biopelículas.5
  • Úlceras de pie diabético: En algunos estudios, el 80% de las úlceras del pie diabético que presentan biofilm tienen un componente de microbioma formado principalmente por levaduras comensales y patógenas.6
  • Infecciones de heridas quirúrgicas: Los hongos pueden causar infecciones nosocomiales en pacientes quirúrgicos, además de infecciones polimicrobianas o fungemia.7
  • Pacientes de quimioterapia y pacientes con cáncer: Los pacientes que reciben quimioterapia están inmunocomprometidos, lo que aumenta la susceptibilidad a las infecciones fúngicas.
  • Pacientes inmunodeprimidos: Los pacientes con sistemas inmunitarios suprimidos tienen un alto riesgo de infecciones fúngicas sistémicas, muchas de las cuales son oportunistas y se inician en superficies cutáneas comprometidas.8
  • Pacientes con enfermedad arterial periférica: La onicomicosis es un signo de alarma de la enfermedad arterial periférica.9
  • Injertos de piel: Las infecciones fúngicas en las zonas de injertos de piel pueden inhibir el éxito del injerto al impedir su crecimiento o expansión.10

Consideraciones en el tratamiento antifúngico de heridas

Los pacientes con heridas para las que están indicadas las cremas antifúngicas deben tener cultivos bacterianos recogidos para determinar la composición polimicrobiana del lecho de la herida. El tipo de tratamiento antimicrobiano adecuado variará en función de los microorganismos presentes.

El tratamiento profiláctico con crema antimicótica puede ser apropiado en los casos en los que la piel peristomal húmeda presenta un alto riesgo de infección fúngica.11

Conclusión

La relación de las infecciones fúngicas con las heridas crónicas y que no cicatrizan sigue siendo revelada por estudios en curso. Aunque las cremas antifúngicas son la primera línea de defensa contra las infecciones fúngicas tópicas en una gran variedad de heridas, son sólo una parte de una estrategia antifúngica en el cuidado de las heridas.

1. Moore EC, Padiglione AA, Wasiak J, Paul E, Cleland H. Candida in burns: risk factors and outcomes. J Burn Care Res. 2010;31(2):257-263.
2. Felton T, Troke PF, Hope WW. Penetración tisular de los agentes antifúngicos. Clin Microbiol Rev. 2014;27:68-88.
3. Jarvis WR. Epidemiología de las infecciones fúngicas nosocomiales, con énfasis en las especies de Candida. Clin Infect Dis. 1995;20(6):1526-1530.
4. Struck MF, Gille J. Infecciones fúngicas en quemaduras: una revisión exhaustiva. Ann Burns Fire Disasters. 2013;26(3):147-153.
5. Dowd SE, Delton Hanson J, Rees E, et al. Encuesta de hongos y levaduras en infecciones polimicrobianas en heridas crónicas. J Wound Care. 2011;20:40-47. doi: 10.12968/jowc.2011.20.1.40.
6. Kalan L, Loesche M, Hodkinson BP, et al. Redefiniendo el microbioma de las heridas crónicas: las comunidades fúngicas son prevalentes, dinámicas y se asocian a un retraso en la cicatrización. mBio. 2016;7(5):e01058-16. doi: 10.1128/mBio.01058-16.
7. Kaya D, Agartan C, Yucel M. Agentes fúngicos como causa de infecciones de heridas quirúrgicas: una visión general de los factores del huésped. Wounds. 2007;19:218-222.
8. Jerez Puebla JE. Infecciones fúngicas. en pacientes inmunodeprimidos. En: Metodiev K, ed. Inmunodeficiencia. IntechOpen; 2012. doi: 10.5772/51512. https://www.intechopen.com/books/immunodeficiency/fungal-infections-in-i…. Consultado el 4 de marzo de 2020.
9. Gupta AK, Gupta MA, Summerbell RC, et al. La epidemiología de la onicomicosis: posible papel del tabaquismo y la enfermedad arterial periférica. J Eur Acad Dermatol Venereol. 2000;14:466-469.
10. Becker WK, Cioffi WG Jr, McManus AT, et al. Fungal burn wound infection. Una experiencia de 10 años. Arch Surg. 1991;126:44-48.
11. Alvey B, Beck DE. Dermatología periestomal. Clin Colon Rectal Surg. 2008;21(1):41-44.