Qué es la «rebelión de los boxeadores»

La Rebelión de los Boxeadores, Levantamiento de los Boxeadores o Movimiento Yihequan fue un violento levantamiento antiextranjero y anticristiano que tuvo lugar en China hacia el final de la dinastía Qing entre 1899 y 1901. Fue iniciado por la Milicia Unida en la Rectitud (Yihetuan), conocida en inglés como «Boxers», y estuvo motivado por sentimientos proto-nacionalistas y por la oposición a la expansión imperialista y a la actividad misionera cristiana asociada. Una Alianza de Ocho Naciones invadió China para derrotar a los bóxers y tomar represalias.

El levantamiento tuvo lugar en un contexto de grave sequía y de trastornos causados por el crecimiento de las esferas de influencia extranjeras. Tras varios meses de creciente violencia contra la presencia extranjera y cristiana en Shandong y la llanura del norte de China, en junio de 1900, los combatientes bóxers, convencidos de que eran invulnerables a las armas extranjeras, convergieron sobre Pekín con el lema «Apoyad al gobierno Qing y exterminad a los extranjeros.» Los extranjeros y los cristianos chinos buscaron refugio en el Barrio de la Legación. En respuesta a los informes de una invasión armada para levantar el asedio, la inicialmente vacilante Emperatriz Dowager Cixi apoyó a los bóxers y el 21 de junio emitió un Decreto Imperial declarando la guerra a las potencias extranjeras. Los diplomáticos, los civiles y los soldados extranjeros, así como los cristianos chinos del Barrio de la Legación, fueron sitiados por el Ejército Imperial de China y los bóxers durante 55 días.

La oficialidad china estaba dividida entre los que apoyaban a los bóxers y los que estaban a favor de la conciliación, liderados por el príncipe Qing. El comandante supremo de las fuerzas chinas, el general manchú Ronglu (Junglu), afirmó más tarde que actuó para proteger a los extranjeros asediados. La Alianza de las Ocho Naciones, tras ser rechazada inicialmente, llevó 20.000 soldados armados a China, derrotó al Ejército Imperial y capturó Pekín el 14 de agosto, levantando el asedio de las legaciones. Se produjo un saqueo incontrolado de la capital y sus alrededores, junto con la ejecución sumaria de los sospechosos de ser bóxers.

El Protocolo de los Bóxers del 7 de septiembre de 1901 preveía la ejecución de los funcionarios del gobierno que hubieran apoyado a los bóxers, disposiciones para el estacionamiento de tropas extranjeras en Pekín y el pago de 450 millones de taeles de plata -más que los ingresos fiscales anuales del gobierno- como indemnización en el transcurso de los siguientes treinta y nueve años a las ocho naciones implicadas.