En ratas albinas adultas (Ortín-Martínez et al., 2015; Salinas-Navarro et al., 2010; Schnebelen et al., 2009; Valiente-Soriano et al., 2015b) así como en ratones albinos adultos (Cuenca et al., 2010; Salinas-Navarro et al., 2009c) y ratones pigmentados (Valiente-Soriano et al., 2015a), la THO provocó en las primeras 2 semanas la pérdida de aproximadamente el 80% de la población de CGR identificadas en las retinas izquierdas (con láser) con los trazadores retrógrados FG u OHSt aplicados a ambos SCi 1 semana antes del procesamiento de los animales. Estas retinas mostraban áreas casi desprovistas de CGR marcadas retrógradamente y adoptaban la forma de sectores en forma de tarta con su base situada en la periferia de la retina y su vértice hacia el disco óptico; estas áreas eran más frecuentes en las retinas dorsales y variaban en tamaño desde un pequeño sector hasta uno o varios cuadrantes retinales. Por el contrario, las retinas derechas (control sin láser) mostraron una distribución normal de las CGR (marcadas retrógradamente o inmunotinción con Brn3a) con densidades más altas en la estría visual, a lo largo del eje nasotemporal en la retina dorsal, alcanzando el máximo en el cuadrante superotemporal, como se ha descrito previamente (Nadal-Nicolás et al, 2009, 2012, 2014, 2015; Ortín-Martínez et al., 2010, 2014; Salinas-Navarro et al., 2009a,b). La construcción de mapas de isodensidad permitió un examen detallado de la distribución topológica de las CGR supervivientes en estas retinas con HTO (Figs. 2-4, 6 y 8). Encontramos variabilidad en la severidad del daño retiniano, y esto está de acuerdo con informes anteriores de este (Vidal-Sanz et al., 2012) y otros (Fu y Sretavan, 2010; Levkovitch-Verbin et al., 2002) laboratorios. Además, también se ha informado de la variabilidad en el grado de degeneración en un modelo de ratón pigmentado heredado de glaucoma experimental, los ratones DBA/2J (Filippopoulos et al., 2006; Howell et al., 2007; Jakobs et al., 2005; Pérez de Lara et al., 2014; Schlamp et al., 2006; Soto et al., 2008). Además de esta pérdida sectorial, los mapas de isodensidad también revelaron una pérdida difusa, incluso dentro de las áreas retinianas que mostraban CGR supervivientes. Esta cantidad de degeneración retiniana se basó en la cuantificación de las CGR etiquetadas con trazadores retrógrados aplicados al SCi 1 semana antes del procesamiento de los animales. Cuando se identificó la población superviviente de CGR con dextrano tetrametilrhodamina (DTMR), un trazador que cuando se aplica al muñón ocular del ON transectado orbitalmente se difunde pasivamente hacia los somatos celulares, o con inmunotinción de Brn3a, hubo un claro desajuste entre el número de CGR trazadas y el número de DTMR+CGR o Brn3a+CGR en las mismas retinas. El número de Brn3a+RGC fue significativamente mayor que el de las RGC trazadas en los primeros periodos tras la PL, pero no en los intervalos de supervivencia de 5 semanas o más, lo que indica que en los primeros periodos de tiempo tras la THO una gran población de RGC supervivientes había perdido su transporte axonal retrógrado activo (Agudo-Barriuso et al., 2013a; Vidal-Sanz et al., 2012); dicha alteración se ha observado previamente tras otros tipos de lesiones de la retina o del ON (Lafuente López-Herrera et al., 2002; McKerracher et al., 1990). Sin embargo, entre 1 y 5 semanas después de la PL, el número de Brn3a+RGCs disminuyó significativamente, indicando que la pérdida de RGCs fue progresiva entre 1 y 5 semanas después de la PL.