RevisiónEl lado oscuro y brillante de la calcificación aterosclerótica
La calcificación vascular es un evento desfavorable en la historia natural de la aterosclerosis que predice la morbilidad y la mortalidad cardiovascular. Sin embargo, cada vez hay más pruebas que sugieren que los diferentes patrones de calcificación se asocian con características histopatológicas y clínicas diferentes o incluso opuestas, lo que refleja la relación dual entre la inflamación y la calcificación. De hecho, la deposición inicial de calcio en respuesta a estímulos proinflamatorios da lugar a la formación de una calcificación manchada o granular («microcalcificación»), que induce una mayor inflamación. Este círculo vicioso favorece la rotura de la placa, a menos que prevalezca una respuesta adaptativa, con la atenuación de la inflamación y la supervivencia de las células musculares lisas vasculares (CMV). Las CMV promueven la fibrosis y también sufren una transdiferenciación osteogénica, con la formación de una calcificación homogénea o en forma de lámina («macrocalcificación»), que estabiliza la placa al servir de barrera contra la inflamación. Lamentablemente, se sabe poco sobre los mecanismos moleculares que regulan esta respuesta adaptativa. Se ha demostrado que los productos finales de la glicación/lipoxidación avanzada (AGE/ALE) promueven la calcificación vascular y la aterosclerosis. Pruebas recientes sugieren que dos receptores de AGE/ALE, RAGE y galectina-3, modulan de forma divergente no sólo la inflamación, sino también la osteogénesis vascular, favoreciendo la «microcalcificación» y la «macrocalcificación», respectivamente. La galectina-3 parece ser esencial para la transdiferenciación de las CMV en células similares a los osteoblastos mediante la modulación directa de la señalización WNT-β-catenina, impulsando así la formación de la «macrocalcificación», mientras que RAGE favorece la deposición de la «microcalcificación» promoviendo y perpetuando la inflamación y contrarrestando el efecto osteoblastogénico de la galectina-3. Se necesitan más estudios para comprender los mecanismos moleculares que regulan la transición de la «microcalcificación» a la «macrocalcificación», permitiendo así diseñar estrategias terapéuticas que favorezcan este proceso adaptativo, con el fin de limitar los efectos adversos de la calcificación aterosclerótica establecida.