Sistema americano de fabricación
El sistema americano de fabricación fue un conjunto de métodos de fabricación que evolucionó en el siglo XIX. Sus dos características más notables eran el uso extensivo de piezas intercambiables y el uso extensivo de la mecanización para producirlas, lo que resultó en un uso más eficiente de la mano de obra en comparación con los métodos manuales. El sistema también se conoció como práctica de armería porque se desarrolló por primera vez en su totalidad en las armerías, en concreto, en las armerías federales estadounidenses de Springfield y Harpers Ferry, en sus contratistas internos y en varias armerías privadas. El nombre de «sistema americano» no proviene de ningún aspecto del sistema que sea exclusivo del carácter nacional estadounidense, sino simplemente del hecho de que durante un tiempo en el siglo XIX se asoció fuertemente con las empresas estadounidenses que lo aplicaron por primera vez con éxito, y de cómo sus métodos contrastaban (en ese momento) con los de las empresas británicas y europeas continentales. En la década de 1850, el «sistema americano» se contraponía al «sistema inglés». En pocas décadas, la tecnología de fabricación había evolucionado aún más, y las ideas del sistema «americano» se utilizaban en todo el mundo. Por lo tanto, en la fabricación actual, que es global en el alcance de sus métodos, ya no existe tal contradicción.
El sistema americano implicaba mano de obra semicualificada que utilizaba máquinas-herramienta y plantillas para hacer piezas estandarizadas, idénticas e intercambiables, fabricadas con una tolerancia, que podían ensamblarse con un mínimo de tiempo y habilidad, y que requerían poco o ningún ajuste.
Dado que las piezas son intercambiables, también era posible separar la fabricación del montaje, y éste podía ser realizado por mano de obra semicualificada en una línea de montaje -un ejemplo de la división del trabajo. El sistema implicaba normalmente la sustitución de las herramientas manuales por maquinaria especializada.
La intercambiabilidad de las piezas se logró finalmente mediante la combinación de una serie de innovaciones y mejoras en las operaciones de mecanizado y las máquinas-herramienta, que se desarrollaron principalmente para la fabricación de maquinaria textil. Estas innovaciones incluían la invención de nuevas máquinas-herramienta y plantillas (en ambos casos, para guiar la herramienta de corte), dispositivos para mantener el trabajo en la posición adecuada, y bloques y calibradores para comprobar la precisión de las piezas acabadas.
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