Una receta para el comportamiento asertivo | Psychology Today South Africa
La asertividad es una habilidad social vital y un componente central de la inteligencia emocional. Dado que los conflictos interpersonales son comunes en la vida, necesitamos una manera eficaz de manejar estas situaciones, y el comportamiento asertivo es esa manera.
La razón es la siguiente: Cuando las necesidades de dos personas están en conflicto, ninguna solución puede ser adecuada a menos que se atiendan ambos conjuntos de necesidades, al menos en cierta medida, y en eso consiste la asertividad. No significa que ambas personas consigan lo que quieren, sino que hay un intento de reconocer, respetar y tratar de satisfacer las necesidades de ambas personas, teniendo cuidado de no empeorar las cosas.
La respuesta de Ricitos de Oro al conflicto
Las posibles respuestas al conflicto existen en un espectro. En un extremo, está el comportamiento agresivo, en el que la persona se comporta como si sólo sus sentimientos y objetivos fueran importantes, y las necesidades de la otra persona no cuentan. (Este es el caso tanto de la agresión física como de la verbal.)
En el extremo opuesto, está el comportamiento sumiso o pasivo, en el que el individuo se comporta como si sólo fueran importantes los sentimientos y objetivos de la otra persona, y sus propias necesidades no cuentan. La persona sumisa puede no creerlo, pero se comporta como si lo creyera al no hacer nada para avanzar en su agenda. El comportamiento sumiso puede ser el resultado de la intimidación y el miedo, pero a menudo la amenaza de daño reside menos en la realidad externa que en la mente de la persona.
El centro del espectro -la zona Ricitos de Oro- consiste en el comportamiento asertivo. En la asertividad, la persona se comporta como si tanto sus propias necesidades como las de la otra persona fueran válidas e importantes, por lo que debe haber un esfuerzo para solucionar las cosas. Esta cualidad de imparcialidad hace que la palabra justo sea prácticamente un sinónimo de asertividad, porque este tipo de comportamiento es justo tanto para los demás como para uno mismo, al mismo tiempo.
Aquí hay un diagrama del espectro de posibles respuestas al conflicto:
La solución al problema de la agresión es la misma que la solución al problema de la pasividad: el comportamiento asertivo. Por eso el entrenamiento en asertividad es un componente central de la terapia para ambos tipos de clientes. Ambos grupos necesitan moverse hacia el centro del mismo espectro, aunque empiezan en extremos opuestos.
Como terapeuta, he visto que los clientes de ambos extremos de este espectro tienen miedo del lado opuesto. Las personas que tienen problemas de agresividad suelen tener miedo a ser percibidas como débiles, lo que creen que les llevará a ser pisoteadas. Las personas que tienen problemas de pasividad suelen tener miedo de ser percibidas como prepotentes, egoístas y groseras, lo que creen que hará que otras personas se enfaden con ellas.
LO BÁSICO
- ¿Qué es la asertividad?
- Encontrar asesoramiento cerca de mí
Ninguno de los dos miedos es una locura: hay cierta validez en ambos. Si las posibles respuestas al conflicto fueran sólo de dos tipos, este dilema no tendría solución. Afortunadamente, una vez que dejamos atrás el pensamiento en blanco y negro, hay opciones que implican combinaciones equilibradas de diferentes componentes. En el ámbito del comportamiento relacionado con los conflictos, gris significa asertivo.
La naturaleza dual de la justicia significa que las definiciones de asertividad deben combinar el respeto por uno mismo y el respeto por los demás. Dos buenas definiciones son: «defenderse sin presionar a la otra persona» y «decir lo que se tiene que decir sin amenazar o insultar a la otra persona» (Shapiro, 2015; 2020).
Comportamiento no verbal
El aspecto no verbal de la autoafirmación es al menos tan importante como las palabras que decimos. El lenguaje corporal de la asertividad expresa una combinación de calma y fuerza. Respirar profunda y lentamente nos ayuda a mantenernos centrados. Éstos son los ingredientes no verbales de la receta:
- Póngase de pie, erguido y con los hombros hacia atrás, o siéntese con una buena postura.
- Si está de pie, coloque los pies en el suelo a unos 15 centímetros de distancia.
- Si gesticula, mantenga las manos abiertas; no apunte con ellas ni cierre el puño.
- Mantenga un contacto visual directo (en la mayoría de los grupos culturales; hay excepciones).
- Tenga una expresión facial sincera y seria, no necesariamente sonriendo pero sin fruncir el ceño.
- Hable en un tono de voz que no sea demasiado alto ni demasiado bajo.
- No invadir ni ceder el espacio personal (véase más adelante).
Las lecturas esenciales de la asertividad
Las personas agresivas suelen inclinarse hacia delante y avanzar en el espacio de la otra persona. Las personas sumisas suelen retroceder y permitir que el otro invada su espacio. Las personas asertivas mantienen una distancia constante y moderada con respecto a la otra persona, a la vez que transmiten tanto que no se entrometerán en el espacio de la otra persona como que no permitirán que se entrometan en el suyo.
Los tonos de voz asertivos comunican sinceridad y quizás intensidad, pero no amenaza o falta de respeto. El sonido de nuestra voz debe transmitir que el tema es importante para nosotros y quizás que estamos molestos, pero no debe expresar hostilidad o un intento de dominar. Las interrupciones están descartadas; hay que dejar hablar a la otra persona. El tipo de intensidad eficaz transmite que realmente queremos que la otra persona entienda nuestra posición, no que estamos tratando de presionarla.
Palabras para decir
El discurso asertivo da a la otra persona información sobre nuestra experiencia en el conflicto. Esta información es de cuatro tipos principales:
1. Cognición: nuestra visión de la situación. Por ejemplo, «No sabía que reunirse con ellos fuera tan importante para ti; la última vez que hablamos, me dio la impresión de que estabas cansado de ellos»
2. Emoción: cómo nos sentimos respecto a la situación. Por ejemplo, «No me gusta que me critiquen así por un error comprensible; me saca de quicio.»
3. Motivación: lo que queremos conseguir del resultado. Por ejemplo, «La semana que viene es mala para mí, pero si quieres verlos la semana siguiente, está bien; y por favor, deja de actuar como si hubiera hecho algo horrible.»
4. Plan propuesto: ideas para resolver el conflicto. Por ejemplo: «Ya que cancelé, los llamaré para reprogramar la cita; y te agradecería que te disculparas por criticar de esa manera».
En situaciones de conflicto, los «Yo-Declaraciones» generalmente funcionan mejor que los «Tú-Declaraciones». Las Declaraciones-Yo le dicen a la otra persona de dónde venimos, lo cual es una información importante para ellos. Las declaraciones «tú» hacen alguna afirmación, normalmente negativa, sobre la otra persona en el conflicto. Estas afirmaciones suelen hacer que la otra persona se enfade más y que la situación empeore.
Además, las Declaraciones-Yo suelen ser más precisas que las Declaraciones-Tú. Somos expertos en nuestras propias experiencias, pero no lo sabemos todo sobre por qué otras personas hacen lo que hacen, así que es mejor dejar de lado los juicios sobre su carácter.
No necesitamos ser concretos y rígidos en esta distinción: La palabra «yo» no es literalmente necesaria – «Me molesta cuando ___________» es un yo-estado- y la palabra «tú» no está prohibida, siempre que se refiera a una acción concreta de la otra persona, no a lo que «siempre» o «nunca» hace. El punto es que la comunicación asertiva significa verbalizar nuestro punto de vista en lugar de hacer declaraciones de juicio sobre la otra persona en el conflicto.
Puede ser difícil articular este punto de vista en medio de una situación complicada y emocional. He aquí una sugerencia útil: no es necesario que lo resolvamos todo, sino que podemos ir paso a paso haciendo afirmaciones I sobre lo que sabemos. Por ejemplo:
- «No tengo ni idea de lo que ha llevado a esa escena, pero estoy muy disgustado por lo que ha pasado.»
- «Quizá me estoy perdiendo algo, pero así es como me parece la situación.»
- «No sé cuál es la solución, pero no puede estar bien que me sienta tan despreciado.»
- «Puede que tengas razón en lo que respecta a __________, pero necesito una forma de participar en los planes de este evento.»
Un estilo de comunicación pasivo no funciona porque no hace llegar nuestro mensaje. Un estilo agresivo no funciona porque provoca miedo e ira, que interfieren en la resolución de problemas. Los conflictos interpersonales pueden ser muy difíciles, pero la comunicación asertiva tiene la mejor oportunidad de mejorar las cosas y la menor de empeorarlas.