Unidad de quemados
PITFALLS
Leslie y sus colegas6 proporcionan un informe informativo sobre la gestión de un siniestro de quemaduras múltiples en un servicio de urgencias de Massachusetts sin unidad de quemados que proporcionó una visión de los posibles problemas. En esta catástrofe, 11 víctimas de quemaduras fueron llevadas al Baystate Medical Center tras la explosión de una fundición.
Su revisión retrospectiva de este suceso dio lugar a una serie de recomendaciones tanto para el triaje de campo como para los hospitales. Con respecto al triaje, se recomienda que la primera ambulancia que llegue al lugar de los hechos se convierta en la unidad de triaje especializada. Los sistemas de servicios de emergencia y de hospitales deberían planificar previamente un método de triaje en cada zona geográfica concreta. Un plan proactivo maximiza la evaluación y permite una rápida transmisión de información al hospital receptor. Esto, a su vez, permite al personal del hospital tomar decisiones tempranas sobre la dotación de personal y la asignación de recursos. Se hizo hincapié en la importancia de proporcionar toda la información posible sobre los agentes causales. En este ejemplo, el agente causante era la resina fenólica. Hubo un reconocimiento tardío de la posibilidad de exposición tóxica a la resina. Aunque la posibilidad era remota, seguía existiendo un potencial real de contaminación de toda la zona de tratamiento.
Las lecciones aprendidas en el servicio de urgencias incluían la necesidad de un centro de mando claramente delimitado con una gran pizarra blanca para la documentación de los pacientes. La información, incluida la identificación del paciente, las lesiones y el estado del traslado, debe ser fácilmente accesible en este formato. Debe designarse un capitán del equipo que tome todas las decisiones importantes. Además, la necesidad de grandes cantidades de fluidos intravenosos calientes, gases humidificados para la inhalación, mantas de calentamiento y fuentes de calor radiante son absolutamente necesarios; esto no se apreció al principio. El personal del hospital informó de la dificultad de controlar la temperatura ambiente en el servicio de urgencias, donde las habitaciones no podían ser cerradas, lo que dificultaba el mantenimiento de la temperatura corporal central.
Dunbar7 informa sobre el incendio de un club nocturno en Rhode Island que causó 200 heridos y 100 muertos. El autor, enfermero de urgencias, estaba presente en el servicio de urgencias receptor en un hospital con un centro de quemados. La activación del Sistema de Mando de Incidentes de Emergencia del Hospital permitió una respuesta orquestada que permitió al personal cumplir sus objetivos de proporcionar procedimientos para mantener la vida y medidas de confort. Recibieron 67 víctimas, admitieron a 43 pacientes e intubaron a 22 de ellos en cuestión de horas. Las áreas que identificaron para mejorar fueron el apoyo a las familias y el control de la congestión del tráfico en torno al servicio de urgencias. Actualmente están trabajando en un sistema para apoyar mejor a las familias durante una catástrofe. La congestión del tráfico se minimizará en futuras catástrofes mediante la implantación de una ruta alternativa para los empleados que regresen al hospital.
Varios autores han analizado la catástrofe del 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center de Nueva York en relación con las quemaduras y la planificación de catástrofes.8-10 Estos informes citan la importancia de contar con un centro de mando de incidentes del hospital y un plan proactivo para catástrofes. Otros factores que tuvieron un impacto positivo en los resultados fueron la pronta movilización y organización del personal y los métodos coherentes de atención al paciente entre todos los profesionales.9 Se identificaron varias cuestiones importantes. Los equipos médicos fueron enviados al lugar de los hechos pocas horas después del atentado. Esto hizo que estas personas corrieran el riesgo de enfermarse o lesionarse. En segundo lugar, el hospital no estaba equipado para atender a víctimas de armas nucleares, biológicas o químicas. Por último, muchos voluntarios acudieron al hospital para ayudar, pero no había ningún sistema para verificar las credenciales de estas personas. Estos problemas han dado lugar a la reevaluación de la planificación de catástrofes. Es interesante señalar que Kirschenbaum y otros8 descubrieron que la mezcla de lesiones corroboraba las conclusiones de Arturson descritas anteriormente. Se observó un gran número de víctimas, pero hubo un pequeño porcentaje de víctimas con lesiones graves.
El aumento de la incidencia de grandes catástrofes con múltiples víctimas ha iniciado el debate sobre la mejor manera de gestionar este tipo de acontecimientos y las poblaciones de pacientes resultantes. Mackie11 ha sugerido que no se envíe personal médico al lugar de la catástrofe. Hacerlo pone al personal sanitario en riesgo de sufrir lesiones personales. Opiniones similares fueron documentadas por los revisores de la catástrofe del World Trade Center de 2001.8 Aunque se trata de una cuestión debatida, parece que existe un consenso cada vez mayor en cuanto a que los equipos de evaluación de quemados deben estar basados en el hospital y no en el lugar de los hechos. Además, recomienda que las asociaciones nacionales trabajen para desarrollar y perfeccionar los planes de catástrofes que sean apropiados para sus regiones.
Con este fin, la ABA ha dado grandes pasos tras el atentado del World Trade Center de Nueva York en el desarrollo de una respuesta nacional a las catástrofes de incendios/quemaduras. La ABA ha identificado centros y camas de quemados en todo el país. A través del correo electrónico, este sistema puede activarse cuando sea necesario para responder a las grandes catástrofes por quemaduras. Se calcula que se podrían cubrir entre 350 y 500 camas durante una catástrofe. Este sistema requeriría el traslado judicial de los pacientes a los centros de quemados regionales verificados desde el centro de quemados más cercano a la catástrofe, en lugar del traslado de personal capacitado. El consenso de la junta directiva de la ABA, tras una evaluación de la respuesta a la catástrofe del 11 de septiembre de 2001, es que los cuerpos locales de enfermería de quemados serán más eficaces si permanecen fijos, en lugar de trasladar al personal a los centros de quemados sobrecargados.12