Vida empoderada

Alguien dijo una vez: «Tener una mala actitud es el arte de buscar problemas, encontrarlos en todas partes, diagnosticar las cosas de forma equivocada y aplicar remedios inadecuados»

También he visto a personas que llevan esa maravillosa camiseta, «¡Adoro mi mala actitud!»

Si soy sincero, hay veces que realmente quiero llevar una camiseta así. No sé qué es, pero a veces puedo estar de «mal humor» y, a veces, me gusta. Lo sé, ¿qué tan poco saludable es eso?

También hay veces que puedo reconocer una mala actitud en los demás pero no veo la mala actitud en mí mismo. De alguna manera justifico mi mala actitud pero te hago responsable de la tuya. Lo sé, ¿qué tan insalubre es eso?

Y lo más importante… ¡qué hacer al respecto!

«La comparación es la raíz de la mayor parte de la inferioridad». Es cierto. Cuando nos comparamos a nosotros mismos o a nuestro trabajo con los demás podemos sentir que somos los mejores o los peores. En varias ocasiones me he dicho a mí mismo: «Craig, eso no fue lo suficientemente bueno. Mira qué bien lo ha hecho Jay. Mira lo impresionante que es Martin. Todo lo que hace es de primera categoría. ¿Por qué no puedes ser como esos tipos?». Mi diálogo interior, cuando me comparo con los demás, afecta a mi actitud de forma negativa.

Qué hacer al respecto: Recuerda tu valor

«Sabes que en el pasado vivías de una manera inútil. Esa forma de vivir la obtuviste de las personas que vivieron antes que tú. Pero fuiste salvado de esa vida inútil. Fuisteis comprados, pero no con algo que se arruina como el oro o la plata. Fuisteis comprados con la sangre preciosa de la muerte de Cristo, que era como un cordero puro y perfecto». 1 Pedro 1:18-19 ICB

Razón número 2: Prisas interminables

Vivimos en una cultura que dice: «Si no conseguimos nuestra comida en menos de un minuto tenemos derecho a enfadarnos». Al fin y al cabo, por algo se llama «comida rápida». Hemos evolucionado en nuestra forma de pensar y creemos que si no conseguimos lo que queremos cuando lo queremos tenemos derecho a una mala actitud. Cuando vivimos en el futuro en vez de en el momento nos frustramos y cuando nos frustramos nuestra actitud empieza a decaer.

Qué hacer al respecto: Bajar la velocidad y descansar

«Es inútil que trabajes tanto desde la mañana hasta la noche, afanándote por comer; porque Dios da descanso a sus amados.» Salmo 127:2 NLT

Razón número 3: Expectativas poco realistas

Esperabas que la casa estuviera limpia y no lo está.
Esperabas un ascenso y no lo conseguiste.
Esperabas ir y no pudiste.
Esperabas un aumento de sueldo y no lo hicieron.
Esperabas que el semáforo estuviera en verde y no lo estuvo.

Qué hacer al respecto: : Baja tus expectativas

¿Cuánto mejor sería tu actitud si, en tu próximo viaje por la ciudad, esperaras que todos los semáforos estuvieran en rojo? ¿Qué pasaría cuando llegara a la intersección? Pensarías para ti mismo: «bueno, está en rojo, tal y como esperaba». No hace falta tener una mala actitud, ¿verdad? Además, cuando llegaras a un semáforo en verde, ¡estarías extasiado! ¡»¡Vaya! Esperaba que el semáforo estuviera en rojo y estaba en verde! Debe ser mi día de suerte». La clave de una vida feliz, ¡bajas expectativas! Lol

Razón número 4: Conflicto no resuelto

Cuando el conflicto no se resuelve, nuestras actitudes van cuesta abajo, ¿no es así? Comenzamos a hiperenfocarnos en el conflicto y eso puede causar una espiral de actitudes en la dirección equivocada. Nos acostamos pensando en ello y nos levantamos pensando en ello. Para decirlo sin rodeos, estamos en un perpetuo «funk» del que parece que no podemos deshacernos.

Qué hacer al respecto: Pedir perdón

Creo que Pablo entendió algo sobre el conflicto y la resolución de conflictos y cómo afecta a nuestros pensamientos y actitudes. Nos recuerda: «Haz todo lo que puedas para vivir en paz con todos». Romanos 12:18 NLT. Una vez que hayas hecho todo lo que puedas, es hora de seguir adelante.

Razón número 5: Circunstancias molestas

No podemos controlar nuestras circunstancias, simplemente suceden. Alguien te trata de forma grosera. Recibes una llamada telefónica o un correo electrónico negativo injustificado. Se te pincha una rueda o te quedas sin gasolina de camino a una reunión o evento importante. O estás intentando escribir un blog en un Starbucks mientras el tipo que está a tu lado mantiene una conversación telefónica al máximo nivel sin importarle ni tú ni nadie a su alrededor. La vida sucede, la forma en que respondemos a ella revela nuestra actitud.

Qué hacer al respecto: Elige la alegría

La vida tiene sus flujos y reflujos. Todos podemos dar un testimonio. Saber que se avecinan circunstancias perturbadoras y, lo que es más importante, por qué están aquí, es la mitad de la batalla. Pablo sugiere que, «cuando los problemas se presenten en tu camino, considéralos una oportunidad de gran alegría». Santiago 1:2 NLT. Intenta replantear la palabra «problema» como «oportunidad». Encuentro que me ayuda a cambiar mi perspectiva.

Foto Credit: Empowered Living