Volcanismo y riesgos asociados: La perspectiva andina
El vulcanismo andino se produce dentro del Arco Volcánico Andino (AVA), que es el producto de la subducción de las Placas de Nazca y Antártica bajo la Placa Sudamericana. El AVA es el arco volcánico de margen continental más largo pero discontinuo de la Tierra, que consta de cuatro segmentos distintos: Zona Volcánica Norte, Zona Volcánica Central, Zona Volcánica Sur y Zona Volcánica Austral. Estos segmentos están separados por brechas volcánicamente inactivas que se deduce que indican regiones en las que los buzamientos de las placas subductoras son demasiado superficiales para favorecer la generación de magma necesaria para mantener el vulcanismo. Los Andes albergan más volcanes que han estado activos durante el Holoceno (los últimos 10 000 años) que cualquier otra región volcánica del mundo, así como sistemas de calderas gigantes que han producido 6 de las 47 mayores erupciones explosivas (las llamadas «super erupciones») reconocidas en todo el mundo que han ocurrido desde el Ordovícico hasta el Pleistoceno. <br><br> La erupción explosiva histórica más potente de la región andina ocurrió en 1600 en el volcán Huaynaputina (Perú). Los impactos de este evento, cuyo volumen eruptivo superó los 11 km3, fueron generalizados, reportándose caída de ceniza distal a distancias >1000 km. A pesar de la enorme magnitud de la erupción del Huaynaputina, las víctimas humanas de los procesos peligrosos (flujos piroclásticos, caídas de ceniza, terremotos volcanogénicos y lahares) fueron comparativamente pequeñas debido a la baja densidad de población de la época. En cambio, los lahares generados por una erupción mucho más pequeña (<0,05 km 3) en 1985 del Nevado del Ruiz (Colombia) mataron a unas 25.000 personas, el peor desastre volcánico de la región andina, así como el segundo peor del mundo en el siglo XX. La tragedia del Ruiz se ha atribuido en gran medida a la ineficacia de la comunicación de la información sobre los peligros y a la indecisión de los funcionarios gubernamentales, más que a cualquier deficiencia importante en los datos científicos. Sin embargo, el desastroso resultado del Ruiz, junto con las respuestas a posteriores erupciones peligrosas en Chile, Colombia, Ecuador y Perú, ha impulsado importantes mejoras en la reducción del riesgo volcánico en la región andina. Pero aún queda mucho por hacer.