Cuando la ansiedad ataca

En el número XXV de sus Conferencias introductorias al psicoanálisis, Sigmund Freud describió la ansiedad como «un enigma cuya solución estaría destinada a arrojar un torrente de luz sobre toda nuestra existencia mental». Aunque el nuevo cómic autobiográfico de Terian Koscik, When Anxiety Attacks, tiene la modesta ambición de describir sus experiencias personales de ansiedad, consigue ofrecer un relato esclarecedor de un trastorno para el que puede atestiguar que no hay respuestas fáciles.

El escenario de ciencia-ficción de la portada y el título en forma de juego de palabras insinúan el humor que subyace en la narración, pero oculta la preocupación del libro por cómo los pequeños acontecimientos cotidianos pueden desencadenar procesos mentales poco útiles y que consumen. El colorido vivo y el estilo de película de serie B de la portada no llegan a las páginas interiores, ya que Koscik utiliza principalmente una paleta de negro y gris, además de un escaso empleo de lavados de color (principalmente rojo) de intensidad variable. El estilo de dibujo es económico pero encantador, y el avatar del autor resulta ser un narrador atractivo y simpático. Koscik es dolorosamente consciente de que sus respuestas conductuales son perjudiciales, pero es incapaz de controlarlas con la razón. A medida que las burbujas de pensamiento contradictorias luchan por el dominio o socavan los intercambios verbales con otros personajes, se revela el alcance de su confusión.

Aunque un flashback de la infancia de Koscik demuestra que la ansiedad siempre ha sido un rasgo de su constitución mental, no hay ningún intento de exploración psicoanalítica. Tampoco hay explicaciones neurocientíficas o biológicas de los procesos implicados. Cuando se busca un tratamiento, su terapeuta se centra en cómo utilizar las técnicas de atención plena para hacer frente a los pensamientos ansiosos y evitar que se vuelvan abrumadores. Estas técnicas se ilustran de forma sencilla pero eficaz, proporcionando un elemento de autoayuda breve pero significativo a la narración.

El hecho de que Koscik se dé cuenta de que puede pedir ayuda es un punto crucial en el libro, y un motivo principal para su creación. La portada contiene el lema «Busca terapia incluso cuando tus problemas parezcan raros o tontos», y el libro envía un claro mensaje a los lectores que se debaten entre buscar terapia, de que la ayuda está disponible y, lo que es más importante, de que merecen recibirla.

Este cómic no trata sobre la ansiedad existencial o el gran drama, a pesar del impulso de la protagonista de catastrofizar. En su lugar, el lector obtiene una evocadora expresión de cómo, para quienes tienen una disposición ansiosa, la profunda angustia y la soledad pueden surgir de intercambios aparentemente mundanos. Y aunque no se ofrece una cura integral, Koscik subraya que hay métodos de comunicación y control que la han puesto en el camino de la autoaceptación, y que bien podrían resultar eficaces para otros que se enfrentan a problemas similares.