El Brindle Bulldog

En todo el sur, se encuentran típicamente, (si se pueden encontrar), mantenidos por aquellos que desean estar solos, ermitaños per se. Aquellos que viven lejos de la gente y quieren ser alertados y protegidos de la intrusión. Suelen mantenerse encadenados en un patio como perro único y como tal no son perros sociales en tales circunstancias. A diferencia de muchas razas modernas de toros o mastines o de los modernos bandogs, no sólo se alertan ante una intrusión o una amenaza, sino que entran en acción sin la orden de su amo. Tradicionalmente, se mantenían como fieros guardianes de las granjas de los pioneros que estaban alejadas de la civilización. El conocido perro de Laura Ingalls Wilder, «Jack», era, de hecho, un Bulldog atigrado, del que escribió así. «Jack se tomaba muy en serio su papel de protector, que a veces era más un estorbo que una ayuda, sobre todo en el territorio indio. Pa tenía que mantener a Jack atado para evitar que mordiera a los indios que a veces visitaban la casa de los Ingalls y causaran problemas a los colonos. … La pistola de su padre colgaba sobre la puerta y el bueno de Jack, el Bulldog atigrado, montaba guardia ante ella. Su padre le decía: ‘Vete a dormir Laura, Jack no dejará entrar a los lobos'». Little House in the Big Woods
Abajo hay una descripción de 1840 del sabueso cubano. No hay mejor manera de describir al Bulldog atigrado. ‘Esta singular raza se caracterizaba por su rara agresividad. Era un perro de gran afán en su trabajo, de mucha tenacidad y de valor intrépido. Los hombres temían enfrentarse a él ya que era habitual que los perros consiguieran matar sin dificultad. Su mordida era particularmente fuerte. Se distinguía de los otros perros también por su resistencia y su grosería. (Rudeza de modales o temperamento; falta de amabilidad o cortesía). Eran «24 pulgadas de alto y 36 pulgadas de largo (o más o menos), con la cabeza, el pecho, las patas delanteras y los hombros como los de un mastín ligero, y corpulento algo alargado, las orejas erectas como las de un lebrel (casi siempre recortadas donde se doblan), y los lomos, la grupa, las ancas y la cola como los de un lebrel, sólo que más gruesos. Esta combinación, se puede concebir, produce un animal de gran nervio, fuerza y agilidad, y así, a todas luces, son estos sabuesos». Augustine Herald – 2/6/1840