Definiciones de los trastornos alimentarios

Un trastorno alimentario se define como una condición que inhibe la capacidad de un individuo para consumir alimentos de una manera consistente con una buena salud física y emocional. Estos trastornos surgen de una variedad de orígenes físicos, mentales y psicológicos, muchos de los cuales aún no se comprenden bien. Los trastornos alimentarios se manifiestan de diversas maneras. Algunos trastornos alimentarios se presentan con signos físicos evidentes, mientras que otros pueden no mostrar ningún componente físico externo.

Tipos de trastornos alimentarios

El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición, (DSM-V), es una publicación que clasifica los trastornos mentales y es ampliamente utilizada por los profesionales de la salud. El DSM-V describe varios trastornos alimentarios:

  • Anorexia nerviosa – incluye 2 subtipos:
    Tipo restrictivo
    Tipo atracón/purga
  • Bulimia nerviosa
  • Trastorno por atracón.Trastorno por atracones (BED)
  • Otro trastorno alimentario especificado (OSFED)
  • Trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos (ARFID)
  • Trastorno por rumiación
  • Pica
  • Trastorno alimentario no especificado

El DSM-V describe estos trastornos alimentarios de manera que puedan ser definidos de forma exclusiva. Esto significa que los trastornos alimentarios pueden distinguirse unos de otros y que un individuo sólo puede ser descrito como poseedor de un único trastorno en un momento dado. Esta exclusividad permite que la persona reciba el apoyo y el tratamiento más adecuado para el trastorno alimentario en cuestión. La excepción a esta regla es la pica, que puede estar presente simultáneamente con otro trastorno alimentario.

Anorexia nerviosa

El término anorexia nerviosa, fue acuñado por primera vez en 1873 por el médico Sir William Gull, para describir la condición que observó en algunos de sus pacientes. Proviene del griego y significa «pérdida nerviosa del apetito».

Anorexia nerviosa

Este trastorno se caracteriza por:

1. Actividades y comportamientos que limitan el consumo de calorías y fomentan la utilización de las mismas, de tal manera que entran en conflicto con la capacidad de mantener un peso aceptable necesario para una salud adecuada.

Los comportamientos característicos incluyen la restricción de alimentos, el ejercicio intenso y prolongado, y la purga a través del vómito autoinducido y/o el empleo de sustancias como laxantes, diuréticos y enemas. El comportamiento restrictivo que se observa en la anorexia puede ser extremo y puede presentarse como una dieta estricta o ayuno.

Los subtipos de anorexia nerviosa se diferencian por la presencia o ausencia de purgas mediante el uso de vómitos autoinducidos y/o el uso inadecuado de sustancias como laxantes o diuréticos. Este comportamiento está presente en el subtipo de atracones/purgas, pero no en el subtipo restrictivo. Ambos subtipos se caracterizan por la restricción y el ejercicio excesivo como intento de compensar las calorías consumidas.

2. Ansiedad y aprensión abrumadoras y a menudo obsesivas relacionadas con el aumento de peso.

El individuo está intensamente preocupado por no engordar, de tal manera que controla estrictamente su peso y la ingesta de alimentos, a menudo en una escala diminuta. Un bocado extra de comida, o el más mínimo aumento de peso percibido puede causar una angustia extrema. En la mayoría de las situaciones, aunque el individuo haya conseguido mantener un peso bajo o incluso perderlo, seguirá sintiéndose ansioso y percibiendo que está demasiado gordo y que necesita perder aún más. Una de las características de la anorexia es la sensación distorsionada de que el individuo nunca está «suficientemente delgado». El individuo que padece este trastorno comprueba con frecuencia su peso y tamaño corporal, a menudo varias veces al día, utilizando básculas, fotos, cintas métricas e incluso comprobando la grasa del cuerpo pellizcando varias partes de los pliegues de la piel del cuerpo. Se describe a las personas con anorexia como si estuvieran por debajo del peso corporal normal, debido a una incapacidad por parte del individuo de ingerir suficientes calorías.

3. Percepciones distorsionadas del tamaño del cuerpo y énfasis excesivo en la delgadez.

El individuo parece estar deteriorado en su capacidad de percibir con precisión su propio tamaño y proporciones corporales, así como los de los demás. Puede que se le caiga la ropa por su enflaquecimiento y que sus huesos sean claramente visibles, pero se mira en el espejo y se declara «gordo». El individuo puede compararse con personas de peso normal, en una fiesta, por ejemplo, y declararse el más grande de la sala. Otro aspecto de la distorsión de la imagen corporal es el concepto de que mientras la persona esté delgada, es hermosa, sin importar lo terrible que sea su aspecto. El individuo que padece anorexia pierde el interés por sus otros aspectos físicos, como el pelo o los dientes, porque piensa que nada importa, mientras esté delgado. Este pensamiento distorsionado puede considerarse como un requisito para que el trastorno continúe, ya que a medida que el cuerpo empieza a sufrir los efectos de la inanición, los dientes, el pelo, las uñas, el tejido graso de los pechos y las mejillas se deterioran. Así, en contraste con una persona sana, la persona con anorexia ignora estas consecuencias o, en algunos casos, las disfruta como signos de éxito en su esfuerzo por estar lo más delgado posible.

4. El individuo con anorexia no considera las graves consecuencias de su comportamiento.

Aunque la persona con anorexia puede ser informada y advertida repetidamente de que la baja ingesta calórica puede conducir a la discapacidad y/o a la muerte, las acciones del individuo no son disuadidas. La mentalidad del individuo está tan centrada en el tamaño del cuerpo que nada es más importante que el objetivo de la delgadez absoluta. Este deseo es tan poderoso que, a menudo, la amenaza de consecuencias físicas debilitantes, o incluso la muerte, no es lo suficientemente fuerte como para convencer a una persona con anorexia de que altere su comportamiento autodestructivo.

Bulimia nerviosa

Bulimia nerviosa

El nombre de bulimia nerviosa, que traducido del griego significa, «hambre voraz nerviosa», fue utilizado por primera vez en 1979, por Gerald Russell, un psiquiatra británico.

Este trastorno se caracteriza por:

1. Ciclos repetidos de restricción seguidos de atracones.

Un episodio de atracón se describe como el consumo de una cantidad extraordinaria de comida de una sola vez. Esta cantidad de comida es considerablemente superior a la que una persona sana consideraría razonable consumir en un periodo corto de tiempo. Durante un evento de atracón, el individuo experimenta una sensación de pérdida de control sobre el tipo y la cantidad de comida que está comiendo.

2. Episodios recurrentes de comportamiento diseñados para eliminar del cuerpo las calorías ingeridas durante el evento de atracón.

Estos comportamientos se conocen como purga. Las acciones de purga pueden consistir en la realización de cantidades severas o extremas de ejercicio, vómitos autoinducidos, abuso o mal uso de laxantes, enemas, diuréticos, ejercicio extremo, ayuno o restricción dietética estricta. Estas conductas no sólo son extremadamente peligrosas para la persona que padece bulimia, sino que no son eficaces para eliminar el exceso de calorías consumidas durante el episodio de atracones.

3. Una imagen negativa de sí mismo en términos de tamaño y forma del cuerpo.

Los individuos con bulimia están insatisfechos con su peso y su forma corporal. El comportamiento cíclico de alimentación restringida seguido de atracones y purgas es un intento de perder peso para cambiar la forma del cuerpo de la persona. Al igual que las personas con anorexia, el individuo con bulimia siente que su imagen corporal es de extrema importancia Esta percepción le permite participar en el ciclo destructivo de atracones y purgas a pesar de sus riesgos. A diferencia del individuo con anorexia, la persona con bulimia suele tener un peso que entra dentro del rango normal.

4. Los episodios de restricción, atracones y purgas ocurren al menos una vez a la semana en un período de 3 meses.

La constante preocupación por la imagen corporal conduce a frecuentes episodios de comportamiento bulímico. A medida que la rutina viciosa se hace más frecuente, al individuo le resulta cada vez más difícil romper el ciclo. Esta situación aumenta el riesgo de la persona de sufrir deshidratación, desequilibrios químicos y lesiones en el estómago, el esófago y la cavidad oral. Las personas con bulimia suelen experimentar un profundo sentimiento de vergüenza en relación con sus comportamientos alimentarios, por lo que hacen un gran esfuerzo para ocultar sus acciones a los demás. El desgaste del esmalte de los dientes por el ácido estomacal y las lesiones en el dorso de las manos por provocar el reflejo nauseoso pueden ser pistas para la familia de que su ser querido padece bulimia.

Trastorno por atracón (BED)

Este trastorno fue descrito por primera vez en 1995 por el psiquiatra e investigador Albert Stunkard, que lo denominó «síndrome de alimentación nocturna». El término se cambió por el de trastorno por atracón para incluir los episodios que no son exclusivamente nocturnos.

Trastorno por atracón

Este trastorno se caracteriza por:

1. Episodios repetidos de atracones.

Un episodio de atracón se describe como el consumo de una cantidad extraordinaria de comida de una sola vez. Esta cantidad de comida es considerablemente superior a la que una persona sana consideraría razonable consumir en un periodo corto de tiempo. Durante un episodio de atracón, el individuo experimenta una sensación de pérdida de control sobre el tipo y la cantidad de comida que está comiendo. Además, el episodio incluye 3 o más de las siguientes características:

  • Consumo muy rápido de alimentos
  • Continuar comiendo a pesar de sentirse lleno o no tener hambre
  • Comer hasta el punto de sentir un gran malestar o dolor
  • Deseo de comer solo para ocultar la cantidad y el tipo de comida consumida
  • Experimentar sentimientos de vergüenza, autodesprecio y abatimiento después del episodio

2. Los atracones no van seguidos de purgas ni de ningún método para compensar las calorías ingeridas.

Esta característica distingue el trastorno por atracón de la bulimia nerviosa.

3. Los episodios de atracones tienen lugar al menos una vez a la semana, de media, durante al menos 3 meses.

4. Presencia de ansiedad y angustia graves relacionadas con los atracones.

Otro trastorno alimentario especificado (OSFED)

Esta categoría de trastornos alimentarios se describió por primera vez en 1980, en el DSM-III, y se denominó Trastorno alimentario atípico. En ediciones posteriores del DSM, publicadas en 1987 y 1994, la categoría pasó a llamarse Trastornos de la alimentación no especificados (EDNOS) y se amplió para incluir varias presentaciones clínicas. En la última versión del DSM, DSM-V, publicada en 2013, el trastorno se redefinió de nuevo y se describió como Otros Trastornos Alimentarios Especificados (OSFED, por sus siglas en inglés).

Esta categoría de trastornos se caracteriza por irregularidades en los patrones de alimentación de tal manera que el individuo experimenta dificultades en áreas significativas de su vida, pero no cumple los criterios diagnósticos completos de los otros trastornos alimentarios enumerados en el DSM-V.

Algunos ejemplos de Otros Trastornos Especificados:

1. Anorexia nerviosa atípica

Estos individuos cumplen todos los criterios diagnósticos de la anorexia nerviosa, con una excepción. Estas personas presentan un peso que está dentro o por encima de los parámetros normales, a pesar de experimentar una pérdida de peso significativa.

2. Bulimia nerviosa (de baja frecuencia y/o duración limitada)

Los individuos con este trastorno cumplen todos los criterios diagnósticos de la bulimia nerviosa, con la excepción de que los ciclos de atracones-purgas se producen con menos frecuencia que una vez a la semana, de media, y/o durante menos de 3 meses.

3. Trastorno por atracones (de baja frecuencia y/o duración limitada)

Los individuos que padecen este trastorno cumplen todos los criterios diagnósticos del trastorno por atracones (BED), con la excepción de que los episodios de atracones ocurren menos de una vez a la semana, de media, y/o tienen una duración inferior a 3 meses.

4. Trastorno de purga

Este trastorno se caracteriza por actividades de purga diseñadas para cambiar la forma o el peso del cuerpo, a través de conductas como el vómito autoinducido, el uso inapropiado de diuréticos, laxantes u otras sustancias. Aunque es similar en este aspecto a la bulimia, los individuos con trastorno de purga no participan en conductas de atracones.

5. Síndrome de alimentación nocturna

Este trastorno se caracteriza por el consumo de cantidades inusualmente grandes de alimentos después de la cena o al despertarse durante el sueño nocturno. El individuo que sufre este trastorno es consciente y puede recordar el suceso. Esta alteración del patrón alimentario provoca una marcada ansiedad y/o dificulta la capacidad de realizar las actividades normales de la vida. Este comportamiento alimentario no puede explicarse por ningún otro trastorno alimentario, enfermedad mental o física, ni por los efectos de la medicación.

Trastorno por ingesta de alimentos evasiva/restrictiva (ARFID)

Antes de su adición como entidad independiente en el DSM-V de 2013, este trastorno alimentario se conocía como Trastorno de la alimentación en la infancia o en la niñez temprana. Aunque las dificultades asociadas a este trastorno suelen comenzar en la infancia o la niñez, pueden continuar en la edad adulta.

Este trastorno se caracteriza por:

1. No consumir suficientes alimentos para mantener las necesidades calóricas para la energía y/o el crecimiento.

Esta evitación de la comida puede atribuirse a una variedad de factores, incluyendo una ausencia de interés en comer, cualidades sensoriales negativas asociadas con la comida, como la textura o el olor, y un miedo a atragantarse, tener arcadas o enfermar de otra manera como resultado de la ingestión de alimentos. La interferencia con el funcionamiento físico, mental y social se manifiesta por uno o más de los siguientes aspectos:

  • Insuficiencia en el aumento de peso y/o altura esperados, según los patrones de crecimiento previstos en los niños
  • Pérdida de peso sustancial
  • Insuficiencia nutricional marcada
  • Uso de suplementos orales o enterales
  • Deterioro de la función general

2. El comportamiento alimentario no puede atribuirse a una disponibilidad inadecuada de alimentos, a otra condición médica o a observancias y/o restricciones culturales específicas de los alimentos.

3. El patrón alimentario desordenado ocurre independientemente de un diagnóstico de anorexia o bulimia, y no está presente la distorsión de la imagen corporal.

Trastorno de rumiación

La palabra rumiación proviene del latín, que significa, «masticar el bolo alimenticio». El síndrome se ha observado desde la antigüedad, y fue descrito clínicamente por primera vez en 1618 por Fabricus ab Aquapendende, un anatomista italiano. En el siglo XIX, el médico Charles-Édouard Brown-Séquard desarrolló el trastorno a partir de la realización de experimentos de regurgitación en él mismo. La regurgitación se define como el «retorno voluntario o involuntario de alimentos parcialmente digeridos del estómago a la boca». Se pensaba que la condición no era perjudicial, sin embargo, un estudio reciente contradice este pensamiento.

Este trastorno se caracteriza por:

1. Episodios recurrentes de regurgitación de alimentos durante un periodo de tiempo de al menos 1 mes.

Los alimentos regurgitados durante estos episodios pueden ser masticados de nuevo, tragados o escupidos por la boca.

2. Los episodios de regurgitación no pueden atribuirse a una causa física, como el estrechamiento del esófago, la gastroparesia o la enfermedad por reflujo gastroesofágico.

3. El comportamiento de regurgitación se produce independientemente de un diagnóstico de anorexia, bulimia, trastorno por atracón (BED) o trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos. (ARFID).

4. Los individuos con trastorno de rumiación y enfermedad mental concurrente experimentan suficiente malestar por la conducta de rumiación como para requerir tratamiento para el trastorno alimentario, además de la enfermedad mental coexistente.

PICA

El nombre pica proviene de la palabra latina para urraca, un pájaro con fama de comer casi todo. El trastorno se mencionó por primera vez en la literatura médica en el año 1563. En el siglo XIX, los esclavos del sur de los Estados Unidos practicaban la pica comiendo arcilla para compensar una dieta pobre en nutrientes. El comportamiento continúa hoy en día en algunas culturas, como componente de rituales espirituales o medicinales.

Este trastorno se caracteriza por:

1. El consumo continuado de materiales no alimentarios sin beneficio nutricional durante una duración de al menos 1 mes, por parte de individuos cuya etapa de desarrollo es incompatible con dicha actividad.

Si bien los bebés y los niños pequeños pueden comer sustancias no alimentarias, el acto de consumir dichos artículos a una edad más avanzada es inapropiado y debe ser tratado. Entre los materiales que se consumen habitualmente se encuentran la tiza, la madera, la tierra, el carbón, el carbón vegetal, la ceniza, la arcilla, el hielo, el almidón, el papel, el jabón, el pelo, la cuerda, los tejidos, como la tela o la lana, la pintura, el chicle, el metal o la grava. Mientras que las mujeres embarazadas pueden experimentar el impulso de ingerir artículos no alimentarios, como tiza o hielo, si el comportamiento resulta en el consumo de materiales potencialmente peligrosos, entonces debe considerarse el diagnóstico de pica.

2. El acto de ingerir artículos no alimentarios no es componente de una costumbre culturalmente aceptada.

3. Los individuos que ingieren artículos no alimentarios y tienen una enfermedad mental concurrente están lo suficientemente angustiados por el comportamiento alimentario como para requerir tratamiento para la alteración alimentaria, además de la enfermedad mental coexistente.

Trastorno alimentario o de la alimentación no especificado

Estas irregularidades alimentarias se caracterizan por una perturbación de la alimentación que causa al individuo ansiedad y/o impide la capacidad de participar en las actividades de la vida normal, pero no cumplen por lo demás los criterios diagnósticos completos de ninguno de los trastornos alimentarios mencionados anteriormente, tal como se describen en el DSM-V.

Esta designación puede utilizarse en los casos en los que las personas no muestran todos los comportamientos o síntomas característicos de los trastornos alimentarios específicos descritos anteriormente, o en situaciones en las que no hay suficiente información para realizar un diagnóstico específico.

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Acerca de la autora:

Escrito por Lisa S. Cline, MD.
Se puede contactar con la Dra. Cline en [email protected]

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Escrito – 2016

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